27/9/16

Buda y las creencias


EL SEÑOR BUDA HA DICHO:

Que no hemos de creer en lo dicho, simplemente porque ha sido dicho.

Ni en las tradiciones, porque han sido transmitidas desde la antigüedad.

Ni en los rumores como tales; ni en los escritos de los sabios, porque ellos los han escrito.

Ni en las fantasías que sospechamos nos han sido inspiradas por un deva (es decir una supuesta inspiración espiritual).

Ni en las deducciones basadas en alguna suposición casual que hemos hecho.

Ni por lo que parece ser una necesidad analógica.

Ni por la mera autoridad de nuestros instructores o maestros, sino que hemos de creer cuando lo escrito, la doctrina o lo dicho, está corroborado por nuestra propia razón y consciencia.

Por eso dice: “les he enseñado a no creer por el solo hecho de haberlo oído decir; pero que cuando crean con toda consciencia, entonces actúen de acuerdo a ello, con plenitud”.

(La Doctrina Secreta, VI, 84.)



17/8/16

El sendero perdido II (los fundamentos)



¡Si deseas que crea en lo que conoces, enséñame lo que haces! Eliphas Levi

Hay quienes confundidos, o perdidos, y alucinando con el discurso de algún líder, creen que la única salida para terminar con todos sus males y encontrar así el equilibrio, la salud física- mental y la felicidad en sus vidas consiste en seguir in-condicionalmente al gurú y su doctrina. 

Pero así como para construir una casa hay que empezar por los cimientos, en nuestra vida para edificar el templo que albergue y permita manifestar al espíritu hay que empezar por consolidar los fundamentos que le otorguen  los adecuados y eficaces medios de acción.

La normalidad es una convención aceptada por la mayoría en un determinado espacio-tiempo, la historia de la humanidad está plagada de paradigmas en su momento irrefutables, que luego fueron cayendo uno a uno. En el terreno terapéutico y de acuerdo a una máxima expresada por los psicólogos “no hay nadie normal”, todos tenemos algún tipo de des-ajuste o neurosis. 

De ahí y aunque nos consideremos normales (o que venimos de otro planeta) que sea tan importante la introspección y a veces la ayuda psicológica-humanitaria es más urgente que la espiritual-religiosa. Sin la función equilibrante de la consciencia se pueden producir los trastornos  más graves.

Existen los milagros  por la fe como la curación por ejemplo, hay muchos testimonios como para negarlo, pero si un milagro consiste en corregir un error, no necesariamente ni siempre lo que padecemos  es un error, puede ser un remedio. Y así a veces debemos transitar por determinadas experiencias que consideramos desagradables o in-merecidas como un designio para esta vida (una oportunidad para aprender, crecer o simplemente para quemar Karma).  En general no está dentro de nuestras humanas posibilidades el saber el por qué y menos aún evitarlas, pero si podemos aceptarlas para luego transformarlas.

Se puede no tener gran conocimiento libresco o erudición pero eso no impide poder vivir en plena armonía con el Cielo y la Tierra, se es más sabio cuando se está más cerca, y más consciente, de la Verdad (del Todo que está en todo), hay muchos ejemplos no solo de santos y maestros. Por otra parte hay quienes supuestamente fieles a un camino espiritual saben de memoria la doctrina pero ni se conocen a sí mismos, sus debilidades y sus errores, cómo afectan sus acciones a los demás, cómo se relacionan con la vida.

No son libres ni espontáneos  porque se limitan a repetir como una grabación  la doctrina aprendida, en cualquier contexto y con todas las personas  sin conocer sus necesidades reales;  en definitiva en sus vidas prácticas suelen ser inestables e inflexibles. Saben mucho de teoría y de rituales pero no poseen sabiduría, al no conocerse a sí mismos no pueden conocer a los demás.

Creer, o hacer creer, que uno lo sabe todo es una forma de cerrarse y negar otras realidades.

Es imposible acceder a los planos superiores o espirituales sin haber primero integrado y equilibrado los planos inferiores que son tan necesarios como los primeros, y si se los llama así (inferiores o bajos) es por una cuestión de orden ascendente-evolutivo  (por ejemplo los chacras) y su grado de vibración. Como todo lo que existe en el Universo los diferentes niveles son inter-dependientes.

Si bien el mundo físico, los deseos de los sentidos  y el apego a ellos, no es nuestra meta última, la estabilidad de los cimientos, la piedra angular, es una condición necesaria para toda posterior construcción-evolución. 

No podemos ni soñar con obtener y desplegar aptitudes espirituales si primero no consolidamos nuestra propia supervivencia y nos enraizamos a la tierra (nuestro hogar en esta vida), viviendo en armonía con la naturaleza; si no aceptamos, purificamos y respetamos nuestro cuerpo; si no valoramos el trabajo (el servicio); si no podemos equilibrar pensamientos, emociones y deseos y a la vez desarrollar nuestra auto-estima, auto-nomía y el poder de la voluntad. Es decir los temas básicos de la existencia que se corresponden, como centros de energía, con los tres primeros chacras. 

5/7/16

El sendero perdido


Para ser una buena persona, honrada y compasiva no es imprescindible creer en Dios o en una religión determinada. Por otra parte aferrarse ciegamente a las experiencias religiosas-emocionales puede finalmente impedir el abrirse plenamente a la realización verdadera; mucho daño se ha hecho invocando en vano el nombre de Dios y de la religión. En el budismo por ejemplo la fijación en las vivencias cumbre se  considera como una variante-trampa de la fijación en el ego.

La travesía espiritual es un viaje hacia la libertad que implica un constante  des-prendimiento, se trata de soltar y no de acumular cosas y condicionamientos, interpretaciones, pre-juicios,  conceptos rígidos y salir de las dualidades-ilusiones, así sean las tentaciones del mundo terrenal como la percepción de la felicidad eterna que como meta nos sugiere el camino espiritual.

“Cuando trasciendas los sentimientos sagrados y profanos, el Ser se revelará tal cual es, Real y Eterno. Para despertar al Ser debes cortar todas tus ataduras”. (La Herencia, Zen).


El conocimiento sobre la esencia del ser humano y su misión en este planeta se ha distorsionado tanto que el hombre perdió el rumbo, se perdió a sí mismo y precisa un mapa espiritual  que le permita re-encontrar el sendero perdido. Solo por medio del desarrollo de la facultad espiritual, que trasciende a las religiones, puede el hombre  obtener  las fuerzas necesarias para hacer crecer la semilla mediante la cual el alma puede experimentar la divinidad en sí misma y por consiguiente en los demás y en todo lo que hay.

Son muy pocos aquellos que logran realizar sus ideales y no hablamos de los ideales mundanos-egoístas sino de los más elevados del alma. En este sentido no suele coincidir lo que queremos ser, como nuestra aspiración más elevada, y si en verdad la sabemos, con lo que somos en la práctica. Una buena parte de las crisis existenciales que padecemos, angustia, depresión, sentimiento de vacío o separación, enfermedad física y/o mental, etc., se deben al hecho de negar, reprimir o postergar in-definidamente aquellos ideales.

Cuando rechazamos o ignoramos nuestros propios ideales más íntimos la consecuencia inmediata y lógica es adoptar los ideales de otros, o del entorno, considerados los más convenientes y beneficiosos,  los reconocidos y socialmente aceptados, en otras palabras seguir al rebaño. En el transcurso de la vida vamos definiendo y eligiendo, conscientes o no, la realidad que queremos vivenciar, pero eso no significa que las otras realidades dejen de existir.

Conocerse a sí mismo en el sentido de saber por qué y ser plenamente conscientes de lo que pensamos, decimos y hacemos en el mejor de los casos para rectificar errores y crecer es ya un logro que nos aleja del automatismo egoísta. Jesucristo nos dejó muchas enseñanzas al respecto, por ejemplos: “Por qué criticas la paja en el ojo ajeno y no ves la viga en el tuyo” o “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”, etc.

Pero en su sentido más profundo o espiritual la frase “conócete a ti mismo” invocada por Iniciados y Maestros de todos los tiempos se refiere no al hecho de conocer cómo somos, es decir nuestra personalidad, sino a re-conocer, rescatar y seguir los ideales de nuestra esencia divina, consciencia trascendente o alma: no yo sino lo divino que hay en mi interior mas profundo.

Ni por medio de la razón, de la erudición ni de la voluntad podemos crear amor y jamás se comprenderá la esencia de las verdades espirituales  sino es a través del amor; las enseñanzas espirituales no tendrían sentido si fueran solo para salvarse uno mismo sin contemplar a los demás. Y solo por medio de la fuerza del verdadero amor podemos desplegar nuestras alas de libertad para alcanzar las alturas más elevadas.

3/7/16

Buda y el ciervo

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Había un joven monje que quería conocer a Buda y ser discípulo suyo. Había escuchado que estaba predicando en un pueblo y se dirigía hacia allí. Por el camino se encontró a un anciano que acarreaba una gran carga de leña y decidió desviarse un poco para ayudarlo y acompañarlo a casa. Cuando al fin llegó al pueblo, Buda se había marchado.

Preguntando de pueblo en pueblo averiguó a donde había ido y se puso en marcha, pero por el camino encontró una mujer que había caído al río y se ahogaba. Se tiró a salvarla, encendió en fuego para calentarla y se quedó con ella hasta que se repuso. Cuando finalmente llegó al pueblo, Buda ya no estaba.

Pasaron muchos años y el monje nunca consiguió encontrar a Buda , siempre llegaba tarde. Un día supo que se encontraba en el pueblo de al lado, pero que estaba muy enfermo y no viviría hasta el amanecer. Decidió que esta vez sí conseguiría conocerlo, nada le podría detener. Mientras cruzaba el bosque encontró un ciervo, herido por la flecha de un cazador.

El monje dudo si debía seguir su camino, pero no podía abandonar al ciervo moribundo. Le curo sus heridas, lo tapo con su manta y lo cuido toda la noche. Al amanecer, el monje se sintió triste y pensó "he perdido mi última oportunidad, nunca podré conocer a Buda porque ha muerto". Entonces el ciervo se puso de pie y le dijo:


"Mientras quede en el mundo gente con tanta compasión como tú, Buda no morirá. No necesitabas conocerme porque siempre me llevaste en el corazón".

25/5/16

Cuando el Cielo Habla


“En el Verbo estaba la Vida y todas las cosas por El fueron hechas”. (Evangelio de San Juan)


Nada Brahma (Dios es sonido): el Universo es vibración, nada de lo que existe es in-móvil y toda vibración es sonido aunque no sea percibido por nuestros oídos. Cada planeta posee su propia vibración característica manifestada en una nota-clave que reverbera en nosotros y que los antiguos Iniciados denominaban la “música de las esferas”. 

No en vano se dice de la música que es la voz del alma o del espíritu. El Hombre Verdadero crea en forma consciente por su energía vibratoria mediante el Verbo.

Los mantras, aunque no sepamos su significado, son palabras de poder. De acuerdo a los testimonios de Alejandra David-Neel, los lamas-magos del Tíbet  consideraban que su sonido puede modificar la materia y la sustancia espiritual. 

Cada letra es una fuerza viva que vibra dentro y fuera de nosotros, de la combinación de letras se genera la palabra-acción que determina un fin. Decía Cristo: “Y daréis cuenta por cada palabra inútil…”. Tarde o temprano experimentamos  las consecuencias de lo que decimos, para bien o mal, como salud o enfermedad,  porque el sonido de las palabras recorre primero todo nuestro ser para fijar en él sus vibraciones armónicas o disonantes antes de salir al espacio e influir sobre todo lo demás.

Quien haya padecido el tener que escuchar a alguien, en una supuesta conversación o dialogo, enunciando un monólogo discursivo superficial e in-terminable  sabe y re-conoce muy bien la importancia de las pausas o silencios y la síntesis. En un sentido espiritual el silencio representa la ausencia de la importancia personal y ésta última suele manifestarse en  la necesidad imperiosa-compulsiva de hablar, de ser comprendido, de no sentirse aislado, etc., (hoy en día es imprescindible, para no quedar afuera, estar conectado a las redes sociales).

El hombre despierto, dueño de sí mismo, impone silencio a los deseos y parloteos internos del ego y solo habla cuando es necesario y lo que dice es lo más preciso, justo y breve posible. Cuando contemplamos o estamos inmersos en un majestuoso paisaje o frente a un gran ser el ruido mental cesa y el ego desaparece, es el no-ser y al mismo tiempo el ser uno con lo observado.

La sabiduría de algunos refranes populares nos dicen por ejemplo: “Si no tienes algo que decir que sea más importante que el silencio, mejor no digas nada” o “El silencio es salud”. El Zen es más riguroso: "El que habla no sabe, el que sabe no habla" y el Tao nos dice: "Habla menos y sé más sencillo". En nuestro ruidoso plano terrenal en que vivimos el silencio y la prudencia son un refugio para el alma.

El silencio, la ausencia aparente de sonido, es una de las sensaciones más profundas. En la música su uso es esencial, pues un descanso en una sucesión de sonidos o tras un acorde de tensión resulta agradable. Se considera que el silencio es una nota que no se ejecuta. En una buena interpretación, el silencio puede tener tanto peso como el sonido para transmitir el mensaje de la obra.

El ritmo como proporción entre los acentos, las pausas y las repeticiones es una parte esencial de la armonía no solo de la composición musical sino también de toda obra de arte y del Cosmos. El Universo se sustenta y responde a la Ley de la Armonía por lo tanto Ella es la condición fundamental para el equilibrio y el bienestar del hombre.

Desde la visión esotérica las vocales son  de origen divino y el alma del lenguaje; las consonantes  constituyen el cuerpo o plano físico donde se manifiestan el pensamiento y el Verbo. 

La oración tiene el mismo sentido que la meditación, siendo  la primera  más afectiva la segunda es del tipo intelectual-analítica. La Magia del Verbo y su evocación  era conocida y practicada habitualmente por los antiguos magos-maestros que sabían que ciertos sonidos producen fenómenos naturales y además pueden sanar los des-equilibrios del cuerpo y la mente: las Notas de la Naturaleza bien empleadas otorgan Sabiduría, Virtud y Poder.

Por medio de las siete notas de la escala musical re-suenan en sintonía y se armonizan nuestros centros de energía o chacras y también mediante la vocalización adecuada podemos llevar energía sanadora a nuestros órganos y sistemas, equilibrando, purificando y sanando así todo nuestro ser. Cuando decimos que todo es espiritual estamos diciendo que todo lo que hay posee una Fuente Unica de vibración.

La oración dada por Cristo a sus discípulos, el Padrenuestro, es un buen ejemplo de cómo mediante la evocación de ciertas palabras el hombre puede elevar y purificar sus aspectos tanto superiores como inferiores. 

En la tríada superior invocando la Voluntad Divina (y no la  nuestra ahora oscurecida por la ignorancia y el egoísmo), santificando el Nombre de Dios y por lo tanto percibiendo  todo lo que existe como una sagrada Unidad; y que el Reino de los Cielos descienda a la Tierra: "Padrenuestro que estas en los cielos, santificado sea tu Nombre, hágase tu Voluntad así en la Tierra como en el Cielo, venga a nos él tu Reino".

Los últimos cuatro ruegos se refieren al cuaternario inferior del ser humano: el alimento material necesario para la vida del cuerpo físico; el perdón de nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, como compensación a las faltas de nuestro cuerpo etéreo o vital hacia nuestra comunidad; no caer en las tentaciones que corresponden al cuerpo astral o de deseos;  y avanzar en la evolución evitando el mal íntimamente relacionado con la actividad del yo o ego.




7/4/16

La aparente contradicción que termina con todas las contradicciones


“Toda la alegría del mundo viene de desear que los demás sean felices, y todo el sufrimiento, del deseo de la propia felicidad”. Shantideva


Investigando las enseñanzas espirituales encontramos, como en la vida, contra-dicciones, aparentes unas y otras debidas a malas traducciones e interpretaciones. En las tradiciones esotéricas más antiguas se decía que los textos sagrados están sellados por siete sellos, en comunión con los siete estados de consciencia. Una máxima Rosa-cruz nos dice: "la religión de un hombre no puede trascender el nivel de su consciencia espiritual, ni puede ir más allá de los límites de su propia perspectiva o visión mental".

Según las tradiciones o caminos existen variantes pero en general se sostiene la importancia de ver las ilusiones, incluso la ilusión de la existencia del propio ego, que nos presenta esta vida y que de una manera u otra tarde o temprano nos llevan al sufrimiento. ¿Se podría decir que somos prisioneros de un mundo sin amor…?

Por otra parte es una gran verdad que cosechamos siempre lo que sembramos, para bien o para mal. En otras palabras las ilusiones, la falta de amor, el sufrimiento, etc., no son inherentes a este mundo, las creamos nosotros mismos, así pretendiendo buscar la ideal felicidad no hacemos más que poner obstáculos para lograrla. 

La secuencia causa-efecto de nuestras conductas la podemos comprobar en el transcurso de nuestra presente vida, aunque a veces sus consecuencias se manifiestan en otras existencias, es una Ley natural que no requiere de eruditas o filosóficas interpretaciones ni de creencias religiosas. Así como es de simple y natural determina en gran medida nuestras condiciones de existencia presentes y futuras.

El problema con la Ley del Karma (que puede llamarse de Consecuencia) es que en general no somos conscientes de las cosas que hacemos y de las palabras que decimos y cómo pueden  afectar a otros y finalmente a nosotros mismos. Acá no se trata de ser bueno o malo, ni de un castigo o  recompensa divinas, sino de ser inteligentes para comprender y ser plenamente conscientes de la profunda inter-dependencia de todo lo que existe, que hace que todo lo que sale de nosotros de manera  inexorable siempre vuelve.

Los ejemplos del Buda histórico enseñando cómo despertar de las ilusiones y el sufrimiento para así alcanzar la Iluminación y no volver a encarnar en este mundo y de Cristo (“Mi Reino no es de este mundo”) son ejemplos, muy adelantados, de la perfección que el hombre puede y alguna vez llegará a realizar.

Así, salir de este mundo, que para algunos es un infierno y para otros un lugar de aprendizaje y experimentación, para no regresar sería en principio el sentido o la meta de la Iluminación. Y como una aparente contra-dicción, que es en verdad la confirmación de la realidad de las enseñanzas espirituales más sublimes, las almas des-encarnadas que experimentaron una elevada realización espiritual aspiran a volver a este mundo.

Hay almas que eligen servir a la Creación una y otra vez, vida tras vida. Por ejemplo Moisés renació como el profeta Elías que encarnó luego como Juan el Bautista. David, que como Jonás salvó a la ciudad de Nínive, renació luego como Pedro siendo uno de los Doce elegidos por Cristo y cientos de años después fue Francisco de Asís. Job que debió pasar por duras pruebas y tentaciones, alcanzó la liberación en su siguiente vida y luego fue conocido como José de Arimatea, en una vida posterior fue Sir Galahad en Inglaterra.

Y no quieren regresar precisamente para vivenciar otra vez las vicisitudes de la existencia humana, a pesar que no pueden ser ajenos a ellas, sino para orientar al hombre hacia la liberación. En su infinito amor los seres evolucionados-iluminados no pueden sino anhelar el despertar y el bienestar permanente de todos los seres, sin distinción alguna. Hacen falta en este mundo muchos obreros-mensajeros portadores de la luz.

27/3/16

La luz saliendo por sí misma de las tinieblas


“Las enseñanzas espirituales no surgen de la consciencia del pensamiento de los fundadores humanos de las religiones en el espacio y tiempo físico, sino que se despiertan desde su más profunda consciencia y provienen del espacio de la religión, más allá del tiempo cronológico y del espacio geográfico.” (La esencia del Dzogchen en la tradición Bön, Tenzin Wangyal Rínpoche).


Al comienzo de su Obra  y estando Jesús en su familiar ciudad de Nazareth asistió al servicio de la sinagoga donde fue invitado, dado que por nacimiento y educación era rabino, a dirigir el servicio religioso. Luego de las oraciones y las lecturas habituales, a la hora del sermón su mensaje fue enumerar las malas costumbres y prejuicios de la gente, censuró los mezquinos formulismos y supersticiones culturales.

Les recomendó que aspiraran a llegar a las cumbres espirituales y que abandonaran los bajos instintos a los que estaban apegados. Exhortó a la audiencia a que desechen las ilusiones de la vida material y siguieran la Luz del Espíritu. Estas y muchas más cosas les dijo.

Y entonces todos los presentes se levantaron de sus asientos y se abalanzaron sobre Jesús insultándolo a gritos, lo sacaron de la tarima y lo echaron a empujones hasta los suburbios de la población con la intención de arrojarlo a un profundo precipicio. Finalmente ante el dominio de sí mismo y el poder de la energía que irradiaba el Maestro desde su mirada, la muchedumbre retrocedió aterrada. "Nadie es profeta en su tierra", diría luego Jesús.

En otra ocasión, luego de los hechos de Lázaro el gentío acudía a Betania a renovar su adhesión al Maestro, a quien antes vilmente habían abandonado. Eran adoradores del dios del éxito, y los últimos milagros habían re-avivado su escasa fe y acudían con entusiasmo a alabar y bendecir al Maestro, al mismo que ayer habían insultado y contra el que mañana pedirían a gritos: “¡Crucificadle!”.

En la hora de la prueba final, de los que seguían a Jesús ninguno se atrevió a confesar su adhesión al Maestro. Y aún de los Doce Apóstoles elegidos uno lo traicionó, otro le negó y todos huyeron al verlo en manos de sus enemigos. ¡Y por ellos vivió, sufrió y enseñó el Hijo del Hombre!

A modo de muestra, estos hechos evidencian las conductas de las multitudes, la psicología, la ignorancia y la hipocresía humanas. Cada cual entiende en lo que ve, lee y escucha lo que es capaz de entender. Y todavía muchos niegan o se preguntan para qué sirven las enseñanzas esotéricas, reservadas en principio para quienes pudieran comprenderlas. La hoguera, el des-tierro, la in-diferencia, la cruz, designaron la suerte de muchos mensajeros que vinieron a enseñar la Verdad a este mundo.

Las enseñanzas espirituales podrán ser comprendidas lógicamente como conceptos, pero desde la percepción humana-materialista del mundo y de la realidad nunca podrán ser plenamente asumidas y realizadas. Si pensamos que todo se reduce a un cuerpo de carne y hueso y que la buscada in-mortalidad se refiere al cuerpo y no al alma o espíritu, jamás podremos ver que las realidades trascendentes no son de este mundo, no son humanas.

A diferencia de los decretos sancionados por la jerarquía católica en su momento y la interpretación teológica académica-oficial, la Tradición esotérica-iniciática, que proviene de un tiempo in-conmensurable anterior a la venida del Mesías, sostiene que la resurrección de Cristo se realizó en su cuerpo astral y no en su anterior cuerpo físico-material.

Solo desde la perspectiva que somos en esencia seres espirituales que adoptamos un cuerpo para manifestarnos aquí podemos contemplar los  Principios y Leyes espirituales que rigen el orden y la armonía necesarios como la Luz que no solo  ilumina a este mundo sino a todo el Universo. Las generaciones y los ciclos o etapas humanas pasarán pero las Grandes Verdades no pasarán.

13/3/16

Juntos, café para dos...




En el universo existen dos principios fundamentales que se manifiestan en toda la creación, el masculino, el Cielo o el Padre y el femenino, la tierra o la Naturaleza. Todo lo que existe es gracias a estos dos principios que deben necesariamente funcionar juntos en sintonía.

Las personas  buscan la compañía de una mujer o  un hombre según el caso porque para ellos suele ser lo  más importante,  es la realización plena y el sentido de la vida. Pero en realidad en lo profundo, para la visión espiritual, están buscando afuera, en otra persona, la unidad perdida, buscan su propio  principio complementario.

Resulta esencial para cualquier ser y gran parte de la ansiedad, los des-velos y la des-ilusión tienen que ver con esta búsqueda mal entendida. Incluso entre los fieles religiosos el hecho de buscar a Dios y lograr así  la perfección y la unidad a veces se re-vela en realidad como la búsqueda de ese principio complementario tan anhelado.

La llamada alma gemela es en realidad el polo complementario de nosotros mismos, así se enseñaba en las antiguas Iniciaciones, cómo unirse con nuestro otro polo y de esta manera con el Todo.

Uno se enamora de alguien porque pre-supone que esa persona re-presenta ese aspecto del ser que consideramos nos  falta para lograr la felicidad. Por una cuestión social-cultural-mental y de ignorancia de la función real de los principios, la humanidad se fue polarizando en positivo-activo y en negativo-pasivo, así, para estar bien adaptados y ser mejor aceptados debemos ser 100% puros, algo que al menos en este universo es imposible. Otro  gran error consiste en considerar que estos aspectos son opuestos e irreconciliables, así hay quienes llegan al extremo de hablar de razas diferentes.

Desde hace más de cinco mil años los Maestros orientales comprobaron que nuestros cuerpos están recorridos por energías masculinas y femeninas (Ying-Yang) a través de sutiles canales llamados meridianos. Y estas energías de una forma u otra necesitan fluir y manifestarse, a pesar nuestro, en lo interior y en lo exterior.  La falta de expresión, de equilibrio y el bloqueo de las mismas o de una sola de ellas produce tarde o temprano enfermedad física y/o mental.

Así, desde este punto de vista se puede decir que quienes buscan en forma obsesiva-compulsiva la compañía de una persona de otro sexo padecen en principio de un fuerte des-equilibrio energético en sus vidas.

Nuestra in-dividualidad espiritual, alma o consciencia trascendente es una unidad, venimos a este mundo solos y por mucho que amemos en la vida nos vamos solos. ¿Cuantos desearíamos que por las noches una estrella fuese nuestra para poder conversar?

Podemos compartir  amor, conocimientos y vivencias con nuestra pareja y en el mejor de los casos, cuando existe una similar madurez espiritual, apoyar y acompañar el crecimiento mutuo, pero en definitiva el trabajo del des-envolvimiento interior es siempre in-dividual.

Sería bueno que todos supieran que en este mundo de plástico hay también algunos locos-soñadores que se aman por amarse nada mas, dispuestos a dar sin esperar nada a cambio.

Para alcanzar la propia completud y para sostener luego una relación armoniosa, realista y creativa, juntos en buena compañia y que cada día sea mágico y no un día más, cada uno debe realizar primero en sí mismo los dos principios esenciales, el nuevo nacimiento de los seres más evolucionados, y que como fuerzas sustentan el Cosmos.

6/3/16

Los amantes del País Espiritual



No alcanza con conocer, también hay que sentir y de la vivencia del conocimiento y el sentimiento surge la sabiduría. “Un gran amor es hijo de un gran saber. Y el que no quiere saber, no aprenderá jamás a amar en el sentido verdadero de la palabra”. Leonardo da Vinci.

Existe una teoría filosófica-materialista que desarrollaron algunos ilustrados en el siglo XIX y aun hoy día muy arraigada según la cual “Puede que exista vida después de la muerte, pero, ¿por qué inquietarse por eso ahora?”. "Si nos ocupamos aquí y ahora de lo que el mundo nos ofrece, sin pre-ocuparnos por lo que vendrá después de la muerte, nada podemos perder: si el Más Allá puede ofrecernos algo, entonces ya lo veremos a su tiempo"

A partir de esta visión de la vida los hombres crearon razonamientos del tipo: “Las Escrituras no son fuente de inspiración para que una persona desperdicie su vida al servicio de un dios fabricado por una tribu de pastores” o “Frente a la invención de Dios lo más beneficioso es abandonar la superstición y vivir mejor la única vida que tenemos. No hay otra vida.”

Por otra parte ¿Es casualidad que haya tantos escépticos y que, al menos en nuestro país, cada año sea más notoria la ausencia de candidatos dispuestos a seguir el seminario que lleva al sacerdocio de la Iglesia Católica? No, no es casualidad, es causalidad, un tema que da para extenso desarrollo.

El llamado progreso no nos lleva en general a vivir una vida más simple sino que nos crea más necesidades, así hay quienes no están dispuestos a hacer nada más que lo estrictamente necesario para cumplir con sus deberes u obligaciones materiales: “Llevo una vida muy complicada con muchas presiones y entonces prefiero dejar para otra vida el desarrollo espiritual”.

Pensar que por el solo hecho de des-encarnar vamos a aprender y vivenciar en el Cielo las más elevadas verdades espirituales es una falacia. Es la Ley de la Vida y nuestro destino común: si no nos preparamos y nos abrimos desde aquí al mundo espiritual, nuestro paso por el Mas Allá será muy pobre y limitado. Nos encontraremos perdidos y nos sentiremos aislados, in-capaces de comprender y recibir las enseñanzas que los grandes seres espirituales siempre están dispuestos a dar.

Al no contar con una cierta base sólida espiritual ya adquirida en la vida terrestre, en su ignorancia-debilidad el ser está siempre expuesto a recibir la luz distorsionada por las Potencias del Señor Tenebroso y a sufrir las consecuencias nefastas en su próxima vida.

De esta manera nos perdemos la maravillosa oportunidad de acceder a los mundos superiores y así de enriquecer y fortalecer nuestra in-dividualidad espiritual que llamamos alma, para luego re-nacer en la Tierra con nuevos aires. Entonces volveremos con nuestro Karma, en el mejor de los casos igual, sin haber crecido nada, y esta secuencia se repetirá una y otra vez, indefinidamente, hasta que aprendamos la lección y nos decidamos a cambiar de elección.

Los planetas no están dibujados para embellecer el cosmos a la mirada de los humanos, cada uno cumple una función, posee una Jerarquía en la Evolución y permanece bajo la influencia de una Entidad espiritual. Lo que se aprende en un mundo no puede aprenderse en otro y si estamos en la Tierra es porque solo aquí podemos incorporar lo que necesitamos. Y así cuando la humanidad después de eones haya completado en su mayoría su misión en la Tierra, pasará a otra esfera necesaria para continuar su evolución.

Habiendo pasado por varios mundos o etapas y ya soltados los condicionamientos, impresiones y la personalidad de la vida anterior, es decir que ya atravesó la esfera Solar logrando la comprensión de todos los caminos religiosos, el alma preparada puede acceder al llamado País Espiritual. Una de las regiones  más elevadas a las que  puede aspirar y en la cual  se impregna de sus cualidades. Aquí el ser humano puede contemplar en vivo los Arquetipos espirituales de todo lo que hay en la Tierra, experimentar la unidad con Todo y re-conocer  que su ser verdadero pertenece al Mundo Espiritual.

Por medio de la sabiduría el ser humano puede incorporar desde su vida en este mundo conocimientos superiores y vivenciar la Unidad con todas las cosas, que muchos otros no podrán adquirir siquiera en el Mas Allá.

21/2/16

El buscador y el Hombre Verdadero


La frase no hay nada que buscar es una verdad absoluta. Pero en nuestro plano relativo de existencia cuando se está des-orientado, directamente a la deriva o cuando las des-ilusiones y el sufrimiento que provocan el ego nos impulsan a conocer una realidad más elevada no hay otra salida que buscar. Y ¿Qué buscar? ¿En qué puerta hay que tocar, qué camino hay que seguir?

Hay personas que disfrutan de una vida material muy cómoda, viven en lugares que uno podría asociar con el paraíso pero permanecen in-satisfechas y atormentadas por sus problemas. Si ni siquiera somos conscientes de nuestra propia realidad no podemos contemplar la posibilidad de una verdadera transformación.

Por mucho que nos deleitemos y reconozcamos el valor de las nobles verdades de las Escrituras y los Maestros, en definitiva la verdad es qué y cómo somos nosotros, qué pensamos y sentimos y cómo lo manifestamos y vivenciamos en la vida diaria y en relación con todo lo demás. ¿Somos tolerantes, ecuánimes, amorosos y compasivos o rencorosos, coléricos y vivimos pendientes y abrumados por nuestros propios intereses personales-egoístas?

Se puede ser muy sincero pero eso no significa estar en lo cierto. Desde su lugar, la filosofía, la política, la religión, etc. muchos pretenden cambiar el mundo tratando de convencer a los demás que su camino es la única verdad

Pero lo que la mayoría de estas personas, generalmente con buenas intenciones, olvidan o des-conocen es que es igual o más difícil cambiar uno mismo que cambiar al mundo. En otras palabras todo cambio empieza siempre por uno mismo, no existen los cambios interiores por decreto.

La búsqueda suele consistir en encontrar un método, una fórmula mágica, que nos permita acceder a los seres más elevados para pedirles así la bendición del propio orden y dejar de  sufrir el caos mundanal. 

Pero no basta con pedir, rezar y esperar, otra vez, todo empieza por uno mismo y nuestros actos: si somos libres, si purificamos el cuerpo y la mente, soltamos condicionamientos y vivimos en paz y armonía con todo lo que hay, es entonces cuando las fuerzas del universo nos asistirán y nos seguirán  y no al revés.

No-buscar, no-hacer y no-ser son características del hombre despierto y realizado, el Hombre Verdadero: olvidándose de sí mismo se hace uno con la Existencia, no hace nada que no esté en armonía con el Orden Cósmico y entonces no busca ni necesita nada porque lo tiene todo.

13/2/16

Porque todos somos nosotros


“Si no poseyésemos amigos arriba que nos regalasen sus riquezas espirituales, estaríamos perdidos”. Aivanhov


El verdadero Maestro muestra y enseña un camino pero como líder no busca ni necesita hacer proselitismo. Al contrario, por ejemplo el Dalai-Lama o el Papa Francisco en sus conferencias por el mundo no solo no dicen, ni siquiera sugieren, que sus respectivos caminos sean los mejores, sino que además no se cansan de promover la armonía, basada en el respeto mutuo, entre las distintas tradiciones espirituales. Aprender para valorar y respetar otras formas de ver es muy útil para enriquecer la propia perspectiva.

Desde un sentido iniciático, la Verdad es la fuente de donde emana el Todo. Aun en nuestro plano relativo las verdades no pueden ser contradictorias, sino no serían verdades,  sí son muchas veces complementarias. Y si bien las formas, los métodos o rituales son distintos, el fin exotérico de las corrientes espirituales tradicionales es en el fondo el mismo, fomentar  la práctica de los valores humanos esenciales.

A veces uno no deja de asombrarse por la bondad, la humildad y la infinita compasión que profesan los Maestros, una compasión inteligente, libre y ecuánime que no es la usualmente aceptada de expresar lástima por alguien o percibirlo como un ser inferior, ni tampoco es la seudo-compasión teñida de apego e intereses egoicos (esperar algo a cambio) limitada a los familiares y amigos más cercanos. 

Si hay una característica esencial común al verdadero amor y a la compasión más elevada es que son universales, no admiten diferencias de ningún tipo, y es solo así como se re-encontrarán los hombres.

“Los seres de disposición negativa, o los que están oprimidos por la negatividad y el dolor, deben ser considerados tan valiosos como encontrar un precioso tesoro”. “En cierto sentido esos seres ponen a prueba la habilidad que uno tiene para mantener su adiestramiento básico. Por eso merecen especial atención”. Loyong (Adiestrar la mente), Verso 4; Budismo Tibetano; versión del Dalai-Lama.

Otra característica admirable es la fuerza interior, que uno quisiera poder desplegar ya, que poseen los seres más evolucionados  para romper cadenas, quizás de muchas vidas, y amar a los demás más que a sí mismo. Por otra parte el aura de los Maestros, que puede extenderse por kilómetros, cargada de energía prístina influye y beneficia en gran medida a todos los que se hallan en su radio de influencia. Por eso aun sin hablar la sola presencia de un  gran ser, si nuestro corazón está abierto, nos puede inundar de enorme dicha.

De acuerdo a la visión teísta, si Dios dispusiera que los hombres despertaran de sus ilusiones egoístas y fueran Uno con El los seres humanos ya estarían todos iluminados. Por supuesto que nadie puede creer que El no lo quisiera, pero el hombre debe por sí mismo recorrer un largo camino y realizar un arduo trabajo para ascender a las cumbres más elevadas. 

No es una elección más, es el destino de todos, por un camino u otro, antes o después. Podemos recibir ayuda pero nadie nos va a regalar la iluminación por antigüedad o bondad ni va a hacer el trabajo por nosotros. En la parábola del sembrador Jesús describe en detalle lo difícil que es que una semilla caiga en tierra fértil y brote.

Vivir criticando los defectos ajenos y no re-conocer ni hacerse cargo de los propios, es decir no des-envolver el propio potencial interior-espiritual, son  maneras de contribuir a obstaculizar el des-envolvimiento de los demás, como una piedra en el camino.

La frase budista “ignora tu propio bienestar y anhela el bienestar de los demás” es para comprenderla y aplicarla en el contexto de seguir la conducta del ideal de la compasión y si de verdad queremos evitar un modelo egoísta de ser, pensar y actuar que niega o ignora las consecuencias de las propias acciones en los demás.

Muchas personas creen que las enseñanzas espirituales son algo abstracto, una suerte de utopía, que son verdades pero im-practicables en la vida diaria. Estas personas encubren su miedo a la libertad pensando que, ya sea por su edad, experiencia, creencias conocimientos, etc., ya no tienen nada que aprender, en otras palabras es una manera de justificar sus limitaciones como la carencia de la más mínima humildad. “Adaptarse a una sociedad enferma es de alguna manera estar sano

Y sin embargo hay tantas cosas de la vida, el mundo y el universo que  ignoramos…

Lo cierto es que si no empezamos por ubicarnos  en la situación de a-lumno (sin luz) dispuestos con humildad y perseverancia a estudiar y aprender tomando  consciencia de nuestras limitaciones y del valor y beneficio para todos de la sabiduría espiritual, y no se hace algún esfuerzo por llevarla a la práctica, todo queda en una teoría plena de buenas intenciones.

La verdad no necesariamente es lo que uno quisiera que fuese, o lo que nos conviene que sea, por eso entre los que dicen querer conocerla, no todos poseen la fuerza necesaria para integrarla a sus vidas. Las perlas de las que habla Jesús son las verdades que el hombre todavía no está preparado o dispuesto para comprender y realizar. 

Expandir la consciencia mediante el estudio y la lectura es beneficioso desde cualquier punto de vista, pero lo único que quedará firme, que se hace carne en nosotros y que nos podemos llevar y recuperar en otra vida son aquellos conocimientos-verdades que pusimos en práctica.

La actitud espiritual básica de trascender el ego, salir del cerco de uno mismo, los propios intereses y el entorno más cercano para tomar plena consciencia y ocuparse de los demás es una forma práctica de adquirir, entre otras virtudes, fortaleza interior, ecuanimidad y sabiduría. Además de esta manera las propias dificultades o carencias, incluso la enfermedad, se contemplan desde una perspectiva más abierta y elevada, se aceptan y se vuelven así menos dramáticas.

Por otra parte no tiene sentido andar enfrentándose y luchando con el mundo porque el verdadero enemigo está en nuestro interior y no afuera, son las ilusiones mentales y emocionales que acostumbramos proyectar en los otros. En las Artes Marciales Tradicionales con la práctica se des-cubre finalmente que el verdadero desafío y/o el combate es siempre  con uno mismo.

En un universo inter-dependiente no puede haber fenómenos o causas in-dependientes, y si creemos que algo o alguien viene a molestarnos, a complicarnos la vida, a tratarnos de forma injusta, deberíamos tomarlo como una bendición u oportunidad, pues seguramente significa que hay algún aspecto de nuestro ser relacionado que debemos purificar, cambiar o perfeccionar.

Como corolario a esta síntesis tal vez lo mejor sea poner énfasis en que todos, sin distinción, tenemos el potencial interior, algunos más despierto que otros, de ser los maestros de nuestra propia vida.