30/5/10

La libertad interior y la elección del camino espiritual

"El infierno no existe como lugar, tanto el cielo como el infierno son estados del ser." (Juan Pablo II)

“No tienes que seguir los dictados de ningún sistema de creencias, ni aceptar ni adoptar las enseñanzas de nadie. Puedes tomar una decisión consciente de buscar tu propia verdad. En realidad, de crearla.” (En Casa con Dios, Neale D. Walsch).

Si podemos llegar a percibir que lo espiritual es nuestra propia Esencia y el origen y la razón de toda la existencia, el siguiente paso sería intentar acercarnos a Ella para re-conocerla, re-cordarla (volver a pasar por el corazón) y volver a amarla.

Con la determinación de realizar la libertad interior, de soltar las pesadas cadenas del ego y la personalidad que provocan confusión, limitación y dolor, se comprende y se internaliza que solo un camino espiritual puede dar respuestas profundas a los anhelos del alma. Para un ser interior inquieto y abierto, todo lo relacionado con lo espiritual como una unidad mayor, por sobre las divisiones religiosas, resulta atrayente e interesante como alimento para ser, crecer y manifestarse.

Y es aquí precisamente donde empieza a generarse la duda hiperbólica: ¿qué camino tomar, cuál es el mejor para mí?, y seguir un camino espiritual o religión determinada ¿no sería también otra forma de atarse y limitarse, perdiendo así la libertad interior?

Frente a varias opciones, una elección siempre implica una limitación, porque se dejan afuera todas las demás posibilidades y lo que más anhela el espíritu es la libertad. Afirmar que un camino espiritual determinado o una religión es mejor que otra es una apreciación subjetiva del ego, cuando no una demostración de soberbia espiritual.

Y hay tantos caminos…….¿y por qué uno y no otro? Un camino más corto y rápido no significa mejor ni más completo. Hay una pauta muy apreciada por muchos: cuanto menos obstáculos, más fácil será el recorrido. Sucede muy a menudo que nos adherimos a un camino espiritual o religión siguiendo una tradición cultural y/o familiar, o simplemente porque se nos presenta la ocasión, o alguien nos aconsejó probar y no conocemos otra cosa.

No es lo mismo un sentimiento profundo que nace del corazón que una emoción o capricho que surgen de la mente. La elección de un camino espiritual no debiera hacerse en un estado emocional o mental desarmonizado, ni dejarlo librado al azar, sino en un estado no contaminado de claridad, apertura y sinceridad interior. 

Aquí son de la mayor importancia la amplitud de conciencia y el grado de libertad interior que se posean para poder discernir. La certeza se obtendrá a través de las vivencias del camino y la calidez y la vitalidad de la vida espiritual encenderán la devoción.

Si fuera posible de-finirlo, ¿cuál seria el mejor camino o religión? En palabras del Dalai Lama: “La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al Infinito, es aquella que te hace mejor”. Y, ¿Qué es lo que me hace mejor?: “Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético…la religión que consiga hacer eso de ti es la mejor religión.”

Tan importante como la elección del camino es cómo y desde dónde lo transitamos; desde una actitud de obediencia ciega y sumisión o desde la reflexión y la comprensión integral, con todo el ser; desde el ego y el anhelo de salvación personal o desde la compasión y el amor por todos los seres.

Todos los Grandes Maestros nos ofrecieron como un Regalo Divino sus in-valorables enseñanzas y ejemplos de vida, y crearon para nosotros diferentes caminos, pero todos basados en el mismo espíritu de alegría que da la sabiduría espiritual, de la compasión, la comprensión y el amor incondicional. Algunos hombres interpretan esas bellas y cálidas enseñanzas como rígidas y frías estructuras y dogmas sostenidos por creencias que determinan la salvación o el infierno, con sus variantes según sea el camino elegido.

Hacer de la opción cielo o infierno, y santidad o pecado y condenación el centro y la principal motivación para seguir un camino espiritual es una imposición o limitación para un espíritu libre. El infierno es lo que podemos experimentar viviendo dormidos en la ignorancia, la inconsciencia y la incomprensión, una vida vacía y sin sentido. El pecado seria estar ausente

El Despertar Absoluto puede llegar en esta vida o después de muchas otras, quién sabe. Lo que sí sabemos que podemos vivenciar y compartir en esta vida, cada día y momento, es una armoniosa y plena vida interior, ampliar la conciencia y la percepción de todas las cosas y practicar las virtudes universales que nos llevarán finalmente a experimentar la conciencia de unidad.

Teniendo en cuenta las formas de las tradiciones espirituales, su sabiduría ancestral, sus linajes, sus métodos de transmitir las enseñanzas y las iniciaciones, etc.; comprobados y afinados durante milenios, parecería algo totalmente irreverente y utópico pretender crear y/o seguir un camino propio, distinto de los ya establecidos, pretendiendo a toda costa sostener nuestra libertad interior.

Al fin y al cabo habría que preguntarse también si este anhelo de libertad interior considerado como parte de un espíritu rebelde y que se asume a veces como muy creativo, no es en definitiva una trampa del ego que tiene miedo a perder su reino, pues el compromiso más sincero y profundo no es con el maestro ni con el camino sino con uno mismo.

Siempre es posible mantener nuestra libertad interior siguiendo un determinado camino espiritual: sin creer que éste es el único poseedor de la verdad; meditando y reflexionando sobre el significado y el sentido esotérico y muchas veces metafórico de las enseñanzas; estudiar, investigar y no aceptar ciegamente los dogmas; vivenciar lo aprendido; si aunque sea el centro y el motivo de nuestra vida interior podemos no apegarnos a él; si podemos re-conocer, aceptar, compartir y enriquecernos con las enseñanzas, las prácticas y vivencias de otras tradiciones; si podemos comprender que las verdades espirituales no se pueden circunscribir a una sola religión o camino porque son universales. 

En definitiva desarrollar una rica vida interior para poder discernir y llegar a la propia verdad, que cada vez será más elevada, y se acercará un poco más a la verdad Ultima.

Se encuentra en la más pura esencia del budismo, como un buen ejemplo  en este sentido, el no apegarse ni al maestro ni al camino, y no creer ni aceptar ciegamente los preceptos y las enseñanzas, sino más bien meditar sobre ellas y experimentarlas.

13/5/10

Conociéndonos II: sobre las tendencias que traemos al nacer

“Olvidé casi toda la enseñanza que mis maestros sacaron de sus libros, pero recuerdo muy bien todo lo que me enseñaron fuera de sus manuales.” Mahatma Gandhi

Nacemos con ciertas características individuales, que se manifiestan como tendencias a lo largo de la vida y que siempre de alguna manera intentarán realizarse en la medida que las re-conozcamos y/o les permitamos ser.

Seria muy favorable para nuestro crecimiento interior dejarlas fluir para perfeccionarlas y vivirlas positiva e intensamente, pues representan nuestras aptitudes y habilidades, la manera de relacionarnos con los demás y con la vida, aquellos aspectos que hemos desarrollado en otras vidas y lo que aún nos falta desenvolver en esta, nuestro grado de evolución y conexión con lo espiritual y en definitiva nuestra misión en esta vida.

Hay quienes pueden seguir y experimentar en forma espontánea y natural al menos algunas de estas tendencias, como por ejemplo la capacidad innata para enseñar y ser un maestro. Pero para una gran mayoría, las cosas no se presentan tan fáciles pues no se conocen, no afloran tan fácilmente a la conciencia; y entonces se transita por un proceso a veces interminable de búsqueda y de pruebas, de ensayo y error. Un ejemplo muy común se presenta a la hora de elegir la vocación.

Y entonces no hay otra salida más que comenzar un sincero y profundo trabajo de auto-conocimiento y meditación, buscar la orientación de un Maestro, o recurrir a una disciplina que nos ayude a encontrar nuestros propios recursos para esta vida.

Algunos aspectos que traemos, como la personalidad, a veces aluden a deficiencias que es preciso trabajar para mejorar, y otros indican un enorme potencial que como un Regalo Divino solo es necesario manifestar.
Si los conocemos y comprendemos podemos trabajar con ellos con un sentido de crecimiento interior, de otra manera quedarán como recursos propios no aprovechados ni realizados, con consecuencias nunca bien comprendidas.

Si podemos considerar como primera y última vocación de todos el despertar y desarrollo interior, hay muchas maneras de realizarlo según las propias aptitudes innatas: siguiendo una disciplina espiritual; sintiendo la presencia de Dios en el interior; a través del dar sin condicionamientos; mediante la plegaria y la intuición; mediante el ejercicio, el cuidado y la sanación del cuerpo; siguiendo un profundo proceso de interiorización para conectar con el propio ser; elevarse a sí mismo y a los demás mediante el fortalecimiento del aura; la apertura y armonización de los chacras; etc.; o más bien una integración o combinación de ellas.

El conocimiento y activación de los propios recursos como un medio para el desenvolvimiento interior y la realización plena de la vida representan mucho más que un simple ejercicio intelectual, pues originan profundas influencias en todos los planos del ser.

Ocurre que ciertas aptitudes o capacidades, consideradas como energía potencial, y que algunos poseen como un designio, por ejemplo la de poder elevarse a sí mismo y elevar a los demás, tienen una fuerza tan poderosa que si no se canalizan y llevan a la práctica, si se ignoran o rechazan, tarde o temprano se volverán en contra nuestra, siendo causa de graves conflictos interiores y/o enfermedad.