19/3/14

El arte de vivir o una vida lógica

“La vida fluye en un circuito y para ello son necesarios los polos positivo y negativo de manifestación, pero no es necesario que el punto de unión lo constituyan forzosamente los órganos físicos generadores: pueden ser la mente, el espíritu o la fusión de las auras.” Dion Fortune

¿Qué valor puede tener la vida si de vez en cuando no nos permitimos cantar, reír, soñar, jugar y sentir? Y, ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestra historia o no somos mas que piezas de un gran ajedrez? Lo cierto es que creamos nuestra propia vida e incorporamos, aceptamos y asumimos las influencias de nuestro entorno de acuerdo a nuestros propios pensamientos, sentimientos, conductas y creencias, es decir de nuestro grado de evolución y libertad interior.

En un documental sobre grandes meditadores budistas viviendo en las montañas llamado “Entre nubes blancas”, algunos afirman que en verdad no hay nada que decir, hay que meditar, seguir las enseñanzas y una vida en armonía con ellas. Es la elección del más puro ascetismo necesario para cierto tipo de seres y ciertos estados. Y a pesar que el mismo Buda rechazó el camino del ascetismo extremo, siempre hubo y habrá discípulos viviendo y meditando en esa condición.

Así como un músico talentoso ejecuta con nuevos aires una conocida melodía, por otro lado tenemos grandes seres que nos transmiten sus vivencias y conocimientos espirituales y que aunque no des-cubran nada nuevo enriquecen con su perspectiva e interpretación el camino y la comprensión del buscador, y pueden marcar un punto de inflexión. Y a veces "Lo que dicen los libros es mas verdadero que lo que el autor ha vivido" (Marguerite Duras).

¿Por qué es tan importante, para uno mismo y para toda la humanidad?  El des-envolvimiento interior y el desarrollo de la percepción de la unidad de todo lo que hay  no son una simple elección más o una creencia, y aunque generalmente oscurecido, es algo innato en el hombre, probado y comprobado desde la más remota antigüedad. Pitágoras lo resumió en pocas palabras: “La Evolución y la Unidad son  leyes de la Vida  y por lo tanto de Dios”.

Hay conceptos filosóficos-doctrinales cuya profunda comprensión y fundamentación es necesario elaborar, pero todo verdadero camino espiritual es esencialmente operativo y donde se consideran desde la vibración de sonidos y colores, la alimentación, el poder del sol, la luz y el prana, la contaminación psíquica, estática y físico-química, pensamientos, actos y  emociones, el karma, el trabajo y el estilo de vida, etc. y cómo influyen para bien o para mal en el cuerpo etérico y los chacras y finalmente en el físico, los órganos y el estado anímico-mental-espiritual de cada uno.

Si bien dentro de las ciencias hay seres que poseen una visión creativa y de unidad de la vida que nos pueden dar importantes directrices a seguir, solo la Ciencia Espiritual contempla al hombre íntegramente en sus aspectos tanto físicos como sutiles-energéticos-espirituales.

Las ciencias, separadas como están hoy día, solo proveen parches para aliviar síntomas o conflictos  puntuales. Pierden en gran medida su eficacia y su credibilidad se diluye cuando las cosas se complican y la in-certidumbre es la única respuesta, entonces los mismos terapeutas se encargan de aclarar cuanto antes que no se trata  de una ciencia exacta. 

Se puede decir que hay dos tipos de ignorancia, una consiste en la falta de conocimiento, disciplina y/o habilidad práctica, y en este sentido todos somos en algunos puntos vagos e ignorantes, la verdadera humildad consiste en poder re-conocerlo, y la otra, lejos la peor, es la estrechez de miras teñida de soberbia, el no poder permitirse o no querer ver. Cualquier intento de profundizar con semejante personalidad es un esfuerzo tan enorme y frustrante como inútil.

Como dice la psicología, es muy importante la relación y la influencia del otro en la formación de la propia personalidad. Antes de nacer, en el útero materno ya recibimos las primeras influencias, luego  siguen  los mandatos familiares, sociales, laborales, etc.

Dramatizar todo lo que nos pasa haciendo de cada situación una escena donde se juegan la dignidad y la vida es la mejor conducta para sufrir sin resolver nada. Por otro lado pretender ser indiferente, no involucrarse en nada y/ o jugar a re-presentar una comedia es una forma de ser superficial que se separa de una realidad que tarde o temprano nos va a afectar. La actitud más sabia siempre es salir de los extremos y seguir el camino del medio, de la unidad, si no hay extremos que chocan no puede haber conflicto.

Siendo conscientes de los condicionamientos que recibimos y traemos,  de aquellos que nos atan a varias generaciones anteriores y de los que nosotros mismos vamos creando, conocerse a sí mismo y re-conocer ataduras propias y ajenas es el primer paso para aprender a responder y evitar que nos dañen.

Pero la personalidad no es todo lo que hay en el ser humano, es solo la herramienta que usamos, para crecer o para sufrir, solo mientras vivimos en este mundo. Nuestra alma-esencia es la llama divina que viene a vivenciarse a sí misma.

Si bien puede haber excepciones debido a motivos ocultos de la evolución, como una misión específica que trasciende al mismo ser, una manera de saber el estado evolutivo general que traemos a esta vida está dado por la armonía, el amor y la sabiduría de vida que reinan en el entorno familiar, es decir de nuestros padres, donde nacemos.

Por ley natural un alma  encarnará en el medio más adecuado para su estado evolutivo actual y en aquel que favorezca la prosecución de su desarrollo. El estado de consciencia de los padres crea las condiciones y atrae a las almas según su grado de evolución.

Pero ni siquiera este hecho implica un destino determinante, la fuerza de  una firme libertad interior, de consciencia, que nada ni nadie puede afectar, puede hacer que el hombre partiendo de las peores condiciones se eleve hasta alturas in-imaginables para él mismo en otro momento.

Por lo común se mencionan la consciencia de sí mismo y el lenguaje y todo el andamiaje cultural-social-psicológico que provocan como las características principales que distinguen al reino humano.

El hombre más primitivo no  poseía una consciencia de un yo, su vida, su familia, su tribu, sus ancestros y la naturaleza eran una sola cosa. Luego, paulatinamente se va desarrollando en el hombre la consciencia de sí mismo como ser individual hasta llegar al extremo actual de considerarse separado de todos y de todo lo demás.

Si hablamos de lenguaje, la expresión pictórica realizada sobre piedras y en cuevas en todo el mundo es la más antigua que se conoce. Las palabras aparecen luego como una necesidad práctica-evolutiva, de supervivencia, de comunicación e integración entre pares. De manera que ambas características distinguen en principio al ser humano.

Pero hay algo anterior al lenguaje  y al desarrollo del yo como entidad individual y es, innato como una cualidad instintiva e irrefrenable que deriva de la fuente primordial de Unidad, el sentido y el destino espiritual, la intuición de lo Divino y el abrirse a esa Sabiduría Infinita. 

Algo considerado como primitivo y menospreciado por eruditos y científicos convencionales, pero que sin embargo es  primera fuerza y razón de vivir a pesar que por lo común solo se  re-conoce, se busca y adquiere su verdadera dimensión ante situaciones extremas y como última opción.

El arte como ciencia y sabiduría de vivir es un gran concierto, es decir se trata de afinar, concertar, ordenar y armonizar partiendo de la realidad in-evitable que nos presenta nuestra vida, que de alguna manera y por algo elegimos, forjamos y necesitamos, y de la verdad, la fuerza y la belleza que en ella se hallan como esencia oculta y latente, trabajar  para expresarla llevándola a las mayores alturas posibles.

El artista al principio debe seguir los detalles que la naturaleza y el mundo le presentan, pero para que un cuadro, o la vida, se transforme en una verdadera obra de arte el creativo debe  primero elevarse para acceder a las regiones superiores de su ser.

Meditar es un estado del ser, no consiste sola y exclusiva-mente en realizar el ejercicio de sentarse en posición de loto una o dos veces por día durante quince o veinte minutos. Meditar significa estar atento y centrado, unido en el medio de los dos hemisferios cerebrales, y es una actitud que requiere una  atención consciente y permanente. Es el camino medio de la armonía y el equilibrio del que hablaba Buda.

Si apuntamos  a ser conscientes la mayor parte del tiempo de lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos debemos aprender a vivir en un estado meditativo, si no sería como ir a rezar al Templo todos los domingos y el resto de la semana olvidarse de la vida espiritual.

Solo la consciencia activa que inicia un verdadero despertar puede inhibir la respuesta mecánica condicionada de la mente. En el Tai-chi por ejemplo el ejercicio de contacto con los antebrazos llamado Tuei-Shou se utiliza, con los ojos cerrados, para sentir la actitud del otro y no ser sorprendido en ningún momento, es decir se busca estar tan plenamente despierto y perceptivo como sea posible utilizando las energías yin-yang (lleno-vacío) según la situación: frente a una fuerza presentar el vacío. Si no llevamos esta filosofía de vida a nuestro quehacer cotidiano podremos ser  buenos practicantes pero no seremos Uno con la esencia de esta manera de ver y de ser.

Desde la lógica de la física clásica para neutralizar una fuerza es necesario aplicar otra  de  sentido opuesto e igual intensidad, pero en la vida práctica esta reacción produce situaciones catastróficas: odio, in-tolerancia, separación, violencia, etc. Saber responder desde el centro es una manera de neutralizar fuerzas negativas y expresar autoridad como dominio de sí mismo.

3/3/14

La verdad del camino

La cuarta Noble Verdad es la verdad del camino. El camino no existe realmente a menos que tú decidas recorrerlo. Depende de ti: hay directrices, pero en un sentido es tu responsabilidad.

La naturaleza del camino se parece más a una expedición o exploración que a seguir una carretera ya construida. Cuando se oye decir que  se debería seguir el camino, algunos pueden pensar que existe un sistema hecho y que no se requieren expresiones individuales.

Pueden pensar que, en realidad, uno no tiene que entregarse, ni dar, ni abrir. Pero cuando realmente empiezas a pisar el camino, comprendes que tienes que limpiar a fondo la jungla, todos los árboles, malezas y obstáculos que crecen delante de ti. Tienes que evitar tigres, elefantes y serpientes venenosas.


(Chögyam Trungpa en “La verdad del Sufrimiento”)