10/10/14

Ser y hacer

¿Quién o qué determina nuestras acciones? ¿Es por un anhelo del ser interior de armonía, des-envolvimiento y crecimiento para ofrecer, o se deben a los deseos nunca satisfechos del ego: el poder, la ganancia personal, el re-conocimiento, la permanencia, etc.?

¿Necesidad o deseo (o condicionamiento social)? Nos guste o no, una vez satisfechas las necesidades básicas de la vida, incluído el alimento espiritual, prácticamente todo lo demás son deseos que buscan satisfacer  la ambición del ego.

Toda acción presenta en principio dos aspectos, una motivación-intención para realizarla y un resultado o consecuencia. En el budismo se considera que la recta intención es el componente esencial de una buena acción, más allá de los resultados obtenidos y además determina el karma de quien la originó.

Si hablamos de motivación tenemos que contemplar los pensamientos y el grado de consciencia que la des-encadenan, cuanto más elevados sean esos pensamientos más elevada y pura será la motivación y la acción. Cristo enseñó la importancia del pensamiento que genera y es ya una forma de acción.

La acción de los Maestros consiste en hacer lo que hay que hacer, sin tener un motivo personal ni esperar o buscar un resultado provechoso de algún tipo, es la acción pura y la manifestación  de la verdadera entrega: el amor. El Yoga de la Acción que se propone en el Bhagavad Gita es la acción que no genera con-secuencias (o Karma) que puedan  condicionar y/o  atar al Ser a las expectativas del ego.

La ola no puede ser sin el mar, sabe que no puede existir sin él ni menos separarse, pero el ser humano puede olvidar o negar Aquello que lo sustenta y creer que  es in-dependiente, diferente y omnipotente. Así como debemos aprender a convivir en armonía con la naturaleza, y entre nosotros, en lugar de pretender dominarla hasta destruirla, debemos soltar el ego y aprender a dis-cernir, encontrar y vivir en armonía con la Verdad en lugar de pretender adaptarla a nuestro interés personal.

La tarea del buscador es re-cordar y ser uno con Aquello que es el origen de todo re-estableciendo permanentemente los vínculos que nos unen. La ignorancia es olvidar o negar esa relación. No es otra cosa que lo que afirma la frase hermética “como es arriba, es abajo”, un principio básico que rige  en el Universo  expresado de manera tan in-creíblemente simple como profunda y tan poco comprendido como seguido. Las verdades espirituales no son de este mundo ni solo para este mundo, trascienden el tiempo y el espacio.

En la tradición taoísta el principio de la No-Acción (Wu-Wei) no significa la pasividad de vivir en una nube o no cumplir con las obligaciones cotidianas, significa no hacer nada que no esté en armonía con el Todo, el Tao, Aquello que no se puede definir con palabras. Hacer lo que hay que hacer de la mejor manera posible no como trabajo sino más bien con la alegría del  servicio sin esperar nada a cambio, vivenciando que en todo existe una Voluntad  y un Propósito Superiores.