¿Quién o qué determina nuestras acciones? ¿Es por un
anhelo del ser interior de armonía, des-envolvimiento y crecimiento para ofrecer, o
se deben a los deseos nunca satisfechos del ego: el poder, la ganancia personal,
el re-conocimiento, la permanencia, etc.?
¿Necesidad o deseo (o condicionamiento social)? Nos guste o no, una vez satisfechas
las necesidades básicas de la vida, incluído el alimento espiritual, prácticamente
todo lo demás son deseos que buscan satisfacer la ambición del ego.
Toda acción presenta en principio dos aspectos, una
motivación-intención para realizarla y un resultado o consecuencia. En el
budismo se considera que la recta intención es el componente esencial
de una buena acción, más allá de los resultados obtenidos y además determina el karma
de quien la originó.
Si hablamos de motivación tenemos que contemplar los
pensamientos y el grado de consciencia que la des-encadenan, cuanto más
elevados sean esos pensamientos más elevada y pura será la motivación y la
acción. Cristo enseñó la importancia del pensamiento que genera y es ya una
forma de acción.
La acción de los Maestros consiste en hacer lo que hay que
hacer, sin tener un motivo personal ni esperar o buscar un resultado provechoso
de algún tipo, es la acción pura y la manifestación de la verdadera entrega: el amor. El Yoga de la
Acción que se propone en el Bhagavad Gita es la acción que no genera
con-secuencias (o Karma) que puedan
condicionar y/o atar al Ser a las
expectativas del ego.
La ola no puede ser sin el mar, sabe que no puede existir
sin él ni menos separarse, pero el ser humano puede olvidar o negar Aquello que
lo sustenta y creer que es in-dependiente, diferente y omnipotente. Así
como debemos aprender a convivir en armonía con la naturaleza, y entre
nosotros, en lugar de pretender dominarla hasta destruirla, debemos soltar el
ego y aprender a dis-cernir, encontrar y vivir en armonía con la Verdad en
lugar de pretender adaptarla a nuestro interés personal.
La tarea del buscador es re-cordar y ser uno con Aquello
que es el origen de todo re-estableciendo permanentemente los vínculos que nos
unen. La ignorancia es olvidar o negar esa relación. No es otra cosa que lo que
afirma la frase hermética “como es arriba, es abajo”, un principio básico que rige
en el Universo expresado de manera tan in-creíblemente simple
como profunda y tan poco comprendido como seguido. Las verdades espirituales no
son de este mundo ni solo para este mundo, trascienden el tiempo y el espacio.
En la tradición taoísta el principio de la No-Acción (Wu-Wei) no
significa la pasividad de vivir en una nube o no cumplir con las obligaciones
cotidianas, significa no hacer nada que no esté en armonía con el Todo, el Tao,
Aquello que no se puede definir con palabras. Hacer lo que hay que hacer de la
mejor manera posible no como trabajo sino más bien con la alegría del servicio sin esperar nada a cambio, vivenciando que en todo existe
una Voluntad y un Propósito Superiores.