18/7/14

Comunicación y común-unión

Comunicar y compartir tienen la misma raíz que comunión, se trata de aquello que es común a todos los hombres, así podemos comunicarnos desde lo esencial-espiritual que  armoniza, une, integra, o desde  las diferencias  contingentes que limitan y separan. Ser sociable o extrovertido no significa comunicarse mejor que alguien reservado o contemplativo, todo depende del grado de unión-relación que se pretenda y pueda establecer.

No es nada fácil expresar un pensamiento sutil, y menos aún si se trata de una vivencia, en una frase o palabra justa que lo pueda evocar. Para el escritor es un arte que solo el genio discursivo puede re-solver, para el iniciado es un reto que la parábola,  la metáfora o la analogía a veces pueden insinuar.

La palabra-pensamiento en su aspecto esotérico se representa con la espada de doble filo que puede crear e iluminar o limitar y herir. Cristo nos enseñó la importancia de aquello que sale de nuestra boca.

No solo existen las palabras para comunicarse, también el lenguaje no-verbal, como el corporal, es una forma de expresión. El arte en su aspecto más creativo y elevado es un intento de expresar y realizar lo in-expresable del alma. En un sentido más amplio las conductas y la forma de vivir de una persona hablan más sobre su consciencia y su perspectiva de la vida, es decir su estado del ser, que aquello que sus palabras puedan decir.

Desde lo espiritual la sola presencia de un gran ser irradia-comunica, a través de su aura, energías de bienestar, de pureza e integridad aun sin hablar, el silencio puede ser más elocuente que las palabras. Esta vivencia también se da en la contemplación  de la naturaleza y en la relación cotidiana con nuestros hermanos menores, las mascotas. Para los seres más sensibles, una sonrisa espontánea, una mirada cómplice o un abrazo de oso  comunican más afecto que ninguna palabra.

El método de la ciencia académica es la observación, pero no se trata de una observación pura sino que se basa en analizar, desmenuzar, dividir y etiquetar. Este método en tanto es considerado científico y racional se ha constituido en paradigma para todo en la vida en nuestra sociedad. De esta manera cuando vemos una flor, un paisaje o una obra de arte tenemos la necesidad imperiosa de verbalizarlos, analizarlos y catalogarlos en lugar de simplemente disfrutarlos.

Lo mismo ocurre en las relaciones inter-personales en donde en lugar de escuchar y percibir al otro tal como es, el deseo obsesivo de analizar y buscar la razón en todo nos lleva a la soberbia de querer modificar su punto de vista, y su vida, e imponer el nuestro.

Ninguna influencia superior, sea un Maestro encarnado o un Angel, va a comunicarse y/o intervenir en nuestra vida derramando su sabiduría divina sin pedir nuestro permiso, tal es el respeto y la consideración de los seres de luz hacia los seres humanos; una relación-comunicación de la cual tenemos mucho que aprender.

La belleza esta en los ojos del que mira nos dice una máxima espiritual. En las Ciencias Sagradas la observación se convierte en contemplación, es decir observar desde el templo interior del espíritu, lo que implica respetar, valorar,  no juzgar ni pretender modificar aquello que se observa. Percibiendo la unidad de la vida en todas las cosas poder vivenciarse Uno con el otro, así sean los seres sutiles de la naturaleza, los ángeles o el prójimo, es la más elevada forma de comunicación.

10/7/14

Yo robot II (razón y consciencia)

La pretensión del hombre de un racionalismo absoluto lo lleva  al extremo de la irracionalidad, a la robotización de la vida donde no existen la integridad, el amor al prójimo y a la Tierra que nos sustenta, un estado-elección que finalmente solo puede producir  alienación. 

A  diferencia de los demás reinos el ser humano desarrolló una consciencia de sí mismo y como una bendición posee una ilimitada posibilidad de elevación interior, aunque este último don por lo común permanezca dormido.

Ser consciente de uno mismo implica en principio ser consciente de los demás y todo lo que hay que debiera promover un sentimiento y una actitud concreta de fraternidad y unidad, pero esto no funciona así cuando se quiere llevar al ego, por medio de la razón mecánica, al  pedestal de la omnisciencia y la omnipotencia.

Hay una diferencia sustancial entre ego e individuación. Habiendo internalizado nuestro origen y destino comúnes como humanidad podemos vivenciar amor y compasión por otro, sentirnos uno con él, ayudarlo y acompañarlo, pero no podemos vivir su vida decidiendo por él.  La paradoja es que cada ser es único, in-divisible, y tanto resolver el propio karma como la realización plena-espiritual, son trabajos in-dividuales. 

El ego divide, separa, piensa solo en sí mismo, en su propio bienestar y aun nadando en la abundancia busca cómo tener más de lo que sea, a pesar de las condiciones y carencias en que viven y sufren los demás.

Es un hecho que no somos conscientes de una gran parte de lo que pensamos, decimos y hacemos porque funcionamos con el piloto automático. Razonar sobre algo no significa ser plenamente consciente de eso, por otra parte somos conscientes, o padecemos, de una gran cantidad de contenidos-fijaciones que son  ficciones porque son tamizados y distorsionados por  ataduras-condicionamientos propios, familiares y sociales-culturales. El efecto más profundo y negativo de estas influencias es impedir el vuelo de la Consciencia de la Verdad.

Si bien el hecho de ser consciente es importante y a veces imprescindible para ciertas actividades, por sí mismo no significa una mayor apertura o perspectiva de la vida. Para que algo pueda ingresar a la consciencia debe ser aprobado por la estructura que rige el pensamiento consciente; de ahí surge que hay grados de consciencia-libertad o despertar como los hay en la  iniciación y el sentido profundo o esotérico de ciertos  conocimientos  espirituales que no significan secretos sino que no son comprensibles para todos.

Las ilusiones de la consciencia del ego (personal, social) tienden a racionalizar y/o negar la realidad y  la consciencia sobre el hombre verdadero-universal, es decir sobre el sentido de la vida que trasciende los fines egoicos y nos habla de Unidad. 

El vacío, el no-pensar y el no-hacer llevando una vida simple y natural de la tradición oriental  aluden a soltar, des-programar y des-contaminar la mente y el corazón para no generar más karma ni sufrimiento ni para uno mismo ni los demás y así vivenciarse siendo Uno con el Todo. Conceptos in-comprensibles, imposibles y/o irracionales para la mentalidad occidental y la filosofía racional-utilitaria.

Decía Erich Fromm sobre el bienestar que: “Es estar de acuerdo (en comunión) con la naturaleza del hombre”. Aquello en lo que el hombre enfoca su mayor atención y despliega su mayor energía, eso se constituye en  su naturaleza y su religión. De esta decisión-elección primaria depende todo lo demás, incluso la salud y la enfermedad, ya que responde a la pregunta esencial sobre el sentido de la vida.

Desde la psicología académica para Freud y los discípulos que siguen su línea de pensamiento hasta hoy el in-consciente contiene todo lo reprimido, malo, in-confesable por transgredir las pautas de conducta personales y/o sociales, sin embargo para otro gran investigador como Jung el in-consciente contiene la sabiduría y los arquetipos de la humanidad. ¿Quién tiene razón?

La respuesta  de la visión espiritual es que no se trata de reprimir o des-reprimir ni de una re-adaptación social sino de transformar, de elevar lo inferior a lo superior, llevar luz donde hay oscuridad-ignorancia.  Lo no-conocido, velado o no-recordado incluyendo la vivencia espiritual de completud, supera ampliamente lo conocido; en este sentido hacer consciente lo des-conocido o in-consciente no solo es una forma de empezar a sanar sino un nuevo nacimiento y el principio del Despertar.

1/7/14

Yo robot

Desarrollar nuestra experiencia de vida en este mundo sin una referencia  espiritual que nos contenga y oriente es vivir despojados de nuestra esencia y entonces somos como robots re-accionando de acuerdo con nuestra programación racional.

El hombre programado, igual que la computadora, no es más que una máquina que repite y ejecuta la información implantada, actualizar el sistema operativo o mudarse a uno nuevo nos permite seguir programados tal vez de una manera más amigable, estable y segura, pero siempre alejados de la libertad de Ser.

De acuerdo a la Ley de Correspondencia algo divino subyace en nosotros y en todo lo que nos rodea y están dadas las condiciones para que la Tierra sea un reflejo del Cielo, nosotros y nuestro planeta estamos en y somos parte del Reino de los Cielos, pero no lo podemos aceptar y entonces hacemos que  la vida sea sufrimiento, como decía el Buda.

Cuando tenemos un infierno en la cabeza no podemos esperar otra cosa que padecer y atraer sufrimiento además de entrar en conflicto con nuestro propio corazón. El éxito en la vida, en cualquier ámbito y lugar, no significa poseer un estado de desarrollo interno que promueva la armonía, el bienestar y la paz interior ni el interés por el prójimo.

Hacemos de la razón nuestro máximo exponente usando el cerebro como máquinas y podemos competir con ellas, por ejemplo en el ajedrez. El cerebro y la razón son  herramientas provistas por  la Mente Universal que  está en las células en todo el cuerpo y en todo lo que hay, en la tradición espiritual primordial la consigna es unificar la mente con el corazón,  solo desde un corazón y una mente puros se puede vivenciar lo más sublime.

Hay quienes consideran que todo es una cuestión de creer o no creer, pero ¿Qué significa creer? En principio tener confianza, fe, pero también significa juzgar, y si la confusión mental no permite que tengamos confianza siquiera en nosotros mismos, a pesar de las apariencias exteriores, es muy difícil por no decir imposible poder confiar en los demás, y es así como los otros se convierten en enemigos. 

Asociar la confianza en uno mismo con el egoísmo y la in-diferencia es parte de la confusión cuando en su sentido más elevado ya es una manera explícita y/o implícita de re-conocer una esencia divina en nosotros.

Además lo que un ser puede conocer o creer acerca de si mismo, de una disciplina, una ciencia,  una religión, la vida o cualquier cosa no es más que aquello que  su perspectiva le permite  ver y comprender en ese momento,  aceptarlo es una actitud de integridad. Pero tenemos un potencial infinito que permanece dormido.

Hay quienes dan un paso más allá y eligen buscar ser luz y aprender a volar vivenciando y comprobando las verdades en lugar de permanecer juzgando, des-confiando o debatiendo   creencias. ¿Qué sentido tendría el amor incondicional de un ser que solo se derramara sobre quienes  fueran obsecuentes con él y le rindieran tributos, es decir solo sobre quienes creen en él? 

A lo Superior en nosotros no se llega por medio de la razón o el entendimiento por la cerebración  sino más bien cuando se renuncia a ellas, por la apertura y la práctica consciente de ponernos en situación de percibir, permitir operar y manifestar las fuerzas más elevadas.

Se puede decir que la emoción, que es una impresión y también una turbación, es una característica que nos diferencia de un robot, sin embargo las emociones están íntimamente ligadas a los pensamientos programados, y si consideramos que hoy día es común pensar que sentimos, podemos hablar  de emociones programadas. Del desarrollo y dominio de nuestra mente-corazón depende toda nuestra vida y libertad,  la alegría como el sufrimiento.