11/12/13

Servidores de la paz

Thomas Merton escribió: “¿Qué podemos ganar viajando hasta la Luna si no somos capaces de cruzar el abismo que nos separa de nosotros mismos? Este es el más importante de todos los viajes de descubrimiento y sin él todos los demás son inútiles.” Apenas si gastamos nada, en comparación, para enseñar a los seres humanos la naturaleza de la vida y de la muerte y en ayudarles a afrontar y comprender lo que les ocurre cuando llegan al momento de morir. ¿No es hora ya de que la profesión médica entienda que la búsqueda de la verdad sobre la vida y la muerte y la práctica de la curación son in-separables?

¡Qué triste y preocupante situación, qué reveladora de nuestra ignorancia y falta de verdadero amor hacia nosotros mismos y los demás! Rezo porque estas palabras contribuyan en su pequeña medida a cambiar esta situación, que ayuden a despertar a tantas personas como sea posible a la urgente necesidad de transformación espiritual, y a la urgente necesidad de responsabilizarnos de nosotros mismos y de los demás. Todos somos budas en potencia y todos deseamos vivir y morir en paz. ¿Cuándo llegará la humanidad a comprenderlo realmente y a crear una sociedad que de verdad refleje en todos sus aspectos y actividades esa sencilla y sagrada comprensión? ¿Qué vale la vida sin ella? Y sin ella, ¿cómo podemos morir bien?

Las enseñanzas de todos los caminos espirituales del mundo dejan bien claro que en nuestro interior hay una enorme reserva de poder, el poder de la sabiduría y la compasión, el poder de lo que Jesucristo llamaba el Reino de los Cielos. Si aprendemos a utilizarlo, y ese es el objetivo de la búsqueda de la Iluminación, no solo puede transformarnos a nosotros mismos, sino también al mundo que nos rodea.

¿Ha habido jamás una época en que el uso claro de este poder sagrado fuese más esencial o urgente? ¿Ha habido jamás una época en que fuera más vital comprender la naturaleza de este poder puro y la forma de canalizarlo y utilizarlo para bien del mundo? Rezo por que todos puedan llegar a conocer el poder de la Iluminación y a creer en él, y por que todos lleguen a re-conocer la naturaleza de vuestra mente que es cultivar en la base de vuestro propio ser una comprensión que cambia toda vuestra visión del mundo y ayuda a descubrir y desarrollar, de un modo espontáneo y natural, un deseo compasivo de servir a todos los seres, así como un conocimiento directo de la mejor manera de hacerlo, con el talento y la habilidad que cada uno de vosotros tenga y en cualesquiera circunstancia en que os encontréis.

Servir al mundo por medio de la unión dinámica de la sabiduría y la compasión equivale a participar de la manera más eficaz en la conservación del planeta. Los maestros de todas las tradiciones religiosas del mundo comprenden actualmente que la formación espiritual no solo es esencial para monjes y monjas, sino para todas las personas, sean cuales sean sus creencias y su forma de vida. La naturaleza del desarrollo espiritual es intensamente práctica, activa y eficaz. Atrevámonos a imaginar lo que sería vivir en un mundo en el que un número significativo de personas, aprovechando la oportunidad que ofrecen las enseñanzas, dedicara parte de su vida a una práctica espiritual seria, re-conociera la naturaleza de su mente y utilizara la ocasión de su muerte para aproximarse más al estado de buda y renacer con un propósito claro, el de servir y beneficiar a los demás.

La intuición más compasiva de mi tradición y su más noble contribución a la sabiduría espiritual de la humanidad es su comprensión y su repetida puesta en práctica del ideal del bodhisattva, el ser que asume el sufrimiento de todos los seres conscientes, que emprende el viaje hacia la liberación no solo por su propio bien, sino para ayudar a los demás, y que finalmente, tras alcanzar la liberación, no se disuelve en el absoluto ni huye de la agonía del Samsara, sino que elige retornar una y otra vez para poner su sabiduría y su compasión al servicio de todo el mundo.

El mundo necesita más que nada esta clase de servidores activos de la paz, revestidos con la armadura de la perseverancia, dedicados a su visión de bodhisattvas y a la difusión de la sabiduría en todos los confines de nuestra experiencia. Necesitamos abogados bodhisattvas, artistas y políticos bodhisattvas, médicos y economistas bodhisattvas, maestros y científicos bodhisattvas, técnicos e ingenieros bodhisattvas, bodhisattvas en todas partes que trabajen conscientemente como canales de la compasión y la sabiduría en todos los niveles y todas las situaciones de la sociedad, que trabajen para transformar sus mentes y acciones y la de otros, que trabajen incansablemente con el conocimiento cierto de tener el apoyo de los budas y seres iluminados, por la preservación de nuestro mundo y por un futuro más piadoso.

Para quienes buscan en las enseñanzas una guía y fuente de inspiración, que nunca se cansen, se decepcionen ni se des-alienten; que nunca abandonen la esperanza pese a todos los terrores, dificultades y obstáculos que se alcen contra ellos. Que esos obstáculos solo consigan inspirarlos para una determinación aún más profunda. Que tengan fe en el amor y el poder imperecedero de todos los seres iluminados que han bendecido y siguen bendiciendo la Tierra con su presencia, que saquen fuerzas del ejemplo vivo de los grandes maestros, hombres y mujeres como nosotros que han seguido con infinito coraje la exhortación del Buda en su lecho de muerte a esforzarse con todo su ser en alcanzar la perfección. 

Que por medio de todos nuestros esfuerzos, llegue a realizarse la visión de tantos maestros de todas las tradiciones: un mundo libre de crueldad y horror en el que la humanidad pueda vivir en la felicidad definitiva de la naturaleza de la mente.

Oremos todos juntos por ese mundo mejor, con Rumi, Shantideva y  San Francisco de Asís:

Oh amor, oh puro y profundo amor, sé aquí, sé ahora, sé todo;
los mundos se disuelven en tu inmaculado e infinito resplandor,
las frágiles hojas vivas arden contigo, más brillantes que las frías estrellas,
haz de mi tu servidor, tu aliento, tu esencia.

Durante tanto tiempo como exista el espacio y perduren los seres sensibles, 

que también yo pueda permanecer para disipar la desdicha del mundo.


Señor, hazme instrumento de tu paz;
donde haya odio, siembre yo amor;
donde haya ofensa, siembre yo perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya desesperación, esperanza;
donde haya oscuridad, luz;
donde haya tristeza, alegría.
Oh, Divino Maestro,
haz que yo no busque tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido como comprender;
ser amado como amar;
porque es al dar cuando se recibe,
es al perdonar cuando se es perdonado,
y es al morir cuando nacemos
a la vida eterna.

(Sogyal Rimpoché, “El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte”)


15/11/13

Manifiesto médico



“La medicina necesita médicos de manos calientes, de hombres con corazón y pensamientos abiertos que hagan de la medicina un acto sagrado”. Dr. Ryke Geerd Hamer




Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos estamos perdidos.
No sabemos qué es lo mejor para nuestros pacientes.
Pero eso no es lo que me preocupa.
Es que ante esa ignorancia, no dudamos en hacer lo peor.
Somos hipócritas. Somos necios.
Somos poco serios con la gente que nos pide ayuda.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos no debemos seguir luchando entre nosotros.
Expresando delante de los pacientes críticas a nuestros colegas.
Diciendo que los que no hacen lo que nosotros hacemos.
Son comerciantes. Ignorantes. Peligrosos.
Cuando la ignorancia es criticar sin conocer.
Cuando el peligro es comerciar sin dar nada valioso a cambio.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos no somos sabios.
No leemos a los grandes maestros.
No investigamos nuestro propio corazón.
Sólo repetimos ciertas modas calificadas de ciencia.
Interpretamos estadísticas como verdades reveladas.
Trabajamos con nuestros semejantes como si no tuvieran alma.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos no amamos a nuestros pacientes.
Nos molesta su pregunta, su deseo, su miedo.
Queremos que sean piedras sin luz propia.
Ansiamos que no nos llamen ni interrumpan nuestro descanso.
Los convertimos en enemigos si no se curan.
Nos liberamos si se van de nuestras vidas.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos vamos por mal camino.
Porque no somos médicos para anotar en planillas.
Lo somos para ayudar y guiar al que sufre.
Y nos hemos convertido en tecnócratas de la salud.
En dueños de un poder que no duda en sacrificar a los otros.
En jueces que tratan a sus pacientes como reos.

Debo confesarlo. Estoy preocupado.
Los médicos creemos ser poderosos.
Hablamos por los medios sin humildad.
Damos respuesta a todo, sin siquiera escuchar la pregunta.
Vociferamos el peor de los infiernos si no se hace lo que decimos.
Ignoramos el saber popular.
Nos olvidamos de Dios creyéndonos dios.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Los médicos nos encontramos.
Al no saber hacer lo mejor siempre elegimos no hacer lo peor.
Recuperamos nuestra capacidad de pensar.
Jamás hacemos a los otros lo que no haríamos con nosotros.
Somos hermanos de nuestros pacientes.
Los escuchamos con respeto. Con ganas de ayudarlos.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Los médicos reconocemos en un colega a un hermano.
Lo respaldamos. Lo cuidamos. Lo aconsejamos.
No actuamos corporativamente y denunciamos a los que no respetan a sus pacientes.
Nos damos cuenta que el valor de un médico es el amor que tiene por sus pacientes.
Alentamos a los que estudian lo que la Universidad aún se niega a enseñar.
Nos abrimos al saber de los pueblos.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Los médicos nos acercamos a la sabiduría y no solo al conocimiento.
Aprendemos de los grandes maestros.
Abrimos nuestro corazón a nuestras propias dudas.
No confiamos ciegamente en lo que nos dicen los grupos de poder.
Nos jugamos por el dolor del semejante.
Que es nuestro dolor y el de los que ya no están.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Nuestros pacientes son nuestros hermanos.
Y los tratamos como haríamos con nuestra madre, con nuestro hijo.
Los miramos con afecto, les sonreímos, nos preocupamos por ellos.
Son lo más importante en nuestro camino. Aprendemos de ellos.
Los ayudamos a no sufrir, los contenemos, los protegemos.
Oramos por ellos. Rogamos que nada malo les pase.

Debo confesarlo. Comienzo a tener esperanzas.
Los médicos nos damos cuenta que Dios también nos ha creado.
Tomamos conciencia de la responsabilidad que tenemos.
No para temerle a nuestros pacientes, sino para ponernos de su lado
No tenemos en nuestras manos su vida, sino sus esperanzas.
Colaboramos con la Luz, no con el poder que los esclaviza.
Somos humildes instrumentos de Dios y no poderosos jueces de la muerte.

Debo confesarlo. A veces tengo esperanzas.
Y me levanto con la ilusión de poder ayudar a mis pacientes.
Después el día apacigua mis ilusiones.
Porque el dolor es muy grande y los medios tan pocos.
Pero no pierdo las esperanzas y reincido cada mañana.
Al fin de cuentas, los médicos no estamos solos.


[ Dr. Fernando Callejón, Medicina Psicobiológica ]



6/11/13

La posada del buscador

Maestros y caminos  espirituales   se refieren a nuestro mundo y a la condición  mundana  con la connotación de un estado inferior, poco desarrollado y limitado. La aspiración del hombre debería ser  siempre  a elevarse, de ahí la comparación permanente con otros mundos o planos más evolucionados. Pero esos otros mundos, ya sea los de arriba o los de abajo están, en potencia, en éste y el más simple y humilde  de los hombres tiene la semilla del poder para realizarlos.

Cuando está todo bien, o mirando desde afuera, resulta fácil pensar y decir que toda crisis  es una oportunidad para crecer y crear. Pero la realidad es que cuando estamos inmersos en una fuerte crisis existencial o padeciendo una grave enfermedad  el médico de cabecera anuncia que no existe opción de cura, no es nada fácil no solo ver una salida sino poder realmente acceder a ella.

El mejor de los eruditos   a veces no puede   resolver su propia crisis. Por analogía, es la experiencia de  entrar  a un  museo y tener que conocer  composición, teoría del color, morfología, historia del arte y hasta las últimas teorías filosóficas-psicológicas para ver y comprender una obra. Una verdadera Obra de Arte, como el Universo y todo lo que existe en El, debe conmover y comunicar  algo a un espíritu sensible, más allá de su interpretación intelectual.

La teoría no es la realidad que se vivencia en carne propia, las herramientas espirituales, invocaciones, visualizaciones, mantras, etc. no funcionan como nosotros quisiéramos. ¿Qué se hizo mal, las palabras o el modo de expresarlas no fueron las correctas, no hubo suficiente convicción, disposición y/o repetición suficiente o… las deidades no contestan?

Somos  nuestro peor enemigo y el mayor obstáculo a vencer para dar paso a la luz espiritual, en cuanto a los aspectos del yo que incorporamos en nuestro interior más profundo, que acechan en segundo plano como  demonios  y buscan la oportunidad para manifestar su veneno, que  se nutren del recuerdo de las peores y más penosas influencias y vivencias, que nos quieren quitar o negar lo mejor que tenemos y que  no desean que sanemos (que seamos íntegros).

En el misterio del mal, las influencias de los llamados demonios, que obedecen al señor  tenebroso, en la vida  del hombre consisten en crear y fomentar la ignorancia que a su vez genera la des-confianza, la duda permanente, la mentira, la ilusión, el miedo, el odio, la difamación, etc., conductas que terminan provocando sufrimiento y enfermedad, lo contrario de la Unidad, la Verdad y la Vida.  Por otra parte se asume que en la responsabilidad y la integridad moral de cada uno se encuentra el poder de vencer la tentación, una prueba y el ejemplo que el mismo Cristo realizó.

Ser pobre en espíritu es la condición primera, el estado más puro y transparente  de la mente-corazón, para abrirse y acceder a los mundos superiores y consiste precisamente en des-pegarse y trascender la ignorancia y las ilusiones que construye el ego, que incluyen caer en la soberbia de erudición y la soberbia espiritual, en este sentido nos dice Cristo: “El mundo es como un puente, crúzalo, pero no construyas tu hogar en él”.

Cuando estamos en nada, interiormente a la deriva,  estamos expuestos y vulnerables a influencias de toda clase,  a merced del viento y las mareas. La  autoridad, la concentración y el dominio de sí mismo (representados por la vara o bastón del mago y el  cetro del rey) determinan la  dignidad y la libertad para discernir, ser y obrar en consecuencia con el poder adquirido.

En  el Dzogchen de la tradición Bön del Tíbet, de al menos 9000 años de antigüedad, se llama auto-conocimiento a la consciencia que percibe nuestro estado natural, no-contaminado, es darse cuenta de la totalidad única de la esencia en  nuestro ser y su manifestación no-dual. El prefijo auto se relaciona con el vacío y lo que se entiende por conocimiento es la consciencia despierta de la base o esencia.

Para un corazón endurecido  los buenos pensamientos no alcanzan, no pueden liberar o borrar los malos pensamientos enquistados. Los pensamientos no pueden ir más allá de los pensamientos, y si bien son creadores a veces es necesario crear o hacer algo primero, ser autor (todo lo que es es movimiento) para que se produzca un nuevo pensamiento-estado más armónico y elevado.  

¿Quién no tiene ni tuvo nunca pensamientos y actitudes negativas? Las enseñanzas de Cristo nos hablan  de una verdadera transmutación  interior de las influencias, pensamientos y conductas negativas por medio de la fuerza del fuego espiritual o espada flamígera.

Elevar lo inferior o im-perfecto a una cualidad superior es un método que ya enseñaba Hermes Trismegisto y es la Obra del  alquimista. Igual que en el proceso exterior, la alquimia interior  consiste primero en disolver  en sus componentes las impurezas  del cuerpo y la mente para luego re-integrarlas-coagularlas en Luz.

Viendo los efectos de los pensamientos que alimentan y  construyen el ego se comprueba la verdad  del no-pensar  en la sabiduría del Tao, donde  los pensamientos son obstáculos para vivir en armonía espontánea y natural desde y con la totalidad del vacío-esencia. La Libertad y el Hombre Verdadero surgen con el despertar de la auto-consciencia de la sabiduría innata que es luz ilimitada.

La premisa del buscador de la verdad es hacer de la posada que lo alberga en esta vida transitoria  una casa de devoción, y de su viaje por este mundo una aventura de iniciación.



20/10/13

La materia prima del ego

Más allá de posibles influencias tenebrosas (que las hay, las hay !!), existe en las tradiciones espirituales  desde la más remota antigüedad, el principio de responsabilidad personal de cada ser humano por sus actos. Por su propia consciencia de pecado serán juzgados dice la Biblia, incluso los que no han recibido la Ley no tienen excusa: “No se tiene conocimiento que haya existido un ser humano que nunca haya discernido la maldad de otro”. (Byler Dionisio, el Diablo y los demonios según la Biblia)

El des-apego en cuanto a las relaciones con los demás, no consiste simplemente de un alejarse con cierta in-diferencia por las decisiones, el sufrimiento, la vida y el destino del prójimo, ni tampoco la ausencia de afecto. El verdadero des-apego, el de los maestros y seres más elevados, consiste en respetar y comprender con ecuanimidad, amor y compasión el grado de libertad, el discernimiento y el estado de consciencia por el cual están transitando los demás sin sentirse por eso ajeno frente a  sus padecimientos, teniendo plena consciencia de ellos.

El apego en cuanto afectación o inclinación hacia algo o alguien no sería en principio algo malo, el problema empieza y por lo general nunca termina, cuando esta afición se convierte en obsesión y/o posesión. En este sentido el apego es la materia prima que alimenta y hace crecer al ego. En algunas tradiciones espirituales la posesión del ser por "un espíritu inmundo" se considera una obsesión. Algo muy distinto es la  transmutación en pasión pura y profunda que, por ejemplo,  alienta y sostiene al artista que realiza la Gran Obra y a todo sincero buscador de la verdad. 

Como instancia psíquica que se re-conoce como yo, el ego suele ser parcial o nula-mente consciente en general y en cuanto a su potencial interior, es decir de sus propios actos y posibilidades superiores. Así resulta una imposibilidad real que el ego pueda ver y re-conocer las verdaderas y más íntimas necesidades de sí mismo y de otro ser.

Todos hemos experimentado alguna vez la urgencia de un consejo o mucho mejor aún de un sabio ejemplo a seguir. Pero también hemos sufrido y rechazado el intento y la presión de alguien que nos quiere cambiar a toda costa, hasta el punto de desear que nos saquen las manos de encima y nos dejen en paz. Las experiencias pueden ser similares pero la vivencia interior de cada uno es única e in-transferible.

En el des-envolvimiento de uno mismo es donde yace la raíz y la única solución del apego y del des-apego, algo tan obvio como difícil de ver. Todo empieza con el atarse al propio ego y lo que ello produce: orgullo, soberbia, rigidez de pensamiento, querer tener siempre la razón o pretender estar en el único camino correcto, la negación, etc. La contra-dicción y la in-consciencia del ego se manifiestan abierta y precisamente cuando se trata de manipular y/o convencer a un otro ego.

En el budismo, por ejemplo, se pone  énfasis en la no-existencia real del ego, se lo considera una apariencia, una ilusión como las que el mismo ego genera continuamente con respecto a él mismo y todo lo que existe. El Buda histórico sostenía la importancia de no apegarse  ni siquiera al des-apego. Por otro lado necesitamos para sobrevivir de una cierta estructura psíquica básica para empezar a crecer; la ignorancia y el estancamiento en ese proceso consisten en creer que ese yo que construimos con creencias, condicionamientos y experiencias es todo y lo único que hay.

Se necesita antes que nada una sincera y profunda humildad, un nuevo nacimiento, para ver, re-conocer y finalmente trabajar para superar las enormes limitaciones y la subjetividad del propio ego, que son también las de los demás. Hay algo en cada uno de nosotros más allá del ego que nos hace únicos y diferentes, como la diversidad que hay en el Universo, y también hay en cada uno una esencia espiritual que, como sentido más elevado de la existencia, anhela la Unidad entre nosotros y con el Todo.


2/10/13

La isla del tesoro



“Tú eres el Sendero, se le dice al adepto-gurú, y este último lo dice al discípulo después de la Iniciación”. (H.P.Blavatsky, La Voz del Silencio)

Hay una vida des-conocida, como un ave del cielo que no despliega sus alas al viento... 

En un tiempo más, que puede ser hoy mismo o mañana, dejaremos nuestro equipaje: recuerdos, familiares, una casa, obligaciones importantes y una enorme ansiedad, nuestra túnica de piel humana, mil cosas que no volveremos a usar jamás y tal vez los sueños no realizados de una vida simple y natural. ¿Qué hemos hecho? Una etapa más, que el tiempo y la tierra cubrirán con mano maestra.

¿Quién no ha tenido alguna vez vislumbres de su esencia o ser interior, nuestro mayor tesoro al cual nos cuesta tanto acceder y que percibimos como una forma de encontrarse a sí mismo? Estos chispazos nos pueden llegar de muchas maneras: por ejemplo en una frase, entre ciertos  acordes musicales, en la poesía simple y bella  de una canción des-esperada o en un paisaje mágico de montaña donde el aire es tan puro que el cielo  se siente más profundo y majestuoso que nunca.

Por lo común estas vivencias son solo breves instantes de plenitud pero tienen la fuerza suficiente para poder sentir que hay algo más profundo detrás del ego, la personalidad y la vida mundana, algo que se agita en nuestro interior y pugna por manifestarse: una vida des-conocida.

No es divertido (de di-vidido o di-vidirse) encarar el camino al despertar de esa vida, se habla de soledad, de des-apego, de auto-disciplina, etc. Lo cierto es que en la soledad de la vida interior se siente en el corazón la compañía de  seres afectuosos que como amigos o hermanos del alma, compañeros de viaje, maestros o protectores aclaran errores y sanan  heridas.

Por otro lado no es necesario dejar todo y convertirse en un asceta, pero si es esencial una vez iniciado en el camino que éste sea la principal motivación en todos los aspectos de la vida. De otro modo todo se convierte en especulación filosófica-psicológica-intelectual.

Las prácticas espirituales continuas como la meditación permiten acceder en forma directa a nuestra naturaleza esencial en lugar de esperar que algún día un destello nos alumbre breve-mente,  de ahí la importancia del esfuerzo y la perseverancia como auto-disciplina. Es la alquimia interior que trasciende lo individual, donde el discípulo debe primero purificarse a sí mismo, sublimarse, para poder llevar adelante la Gran Obra: lo elevado de la tarea exige la dignidad y la integridad de quien pretenda realizarla.

A veces por excesiva humildad, o por ignorancia, decimos  no pretender la iluminación sino simplemente mejorar un poco, en lugar de querer des-cubrir nuestro mayor tesoro nos conformamos con algunas monedas grises: la pequeña obra. También puede ser una justificación para el menor esfuerzo, pero no tiene nada de malo fijarse semejante meta que trasciende lo individual, no se trata aquí de esperar el aplauso, y lo que solemos llamar despertar o iluminación es el primer gran paso en el camino infinito de elevación.

Hay quienes hacen preguntas tales que no tienen respuesta cierta, muestran falta de iniciativa propia y una dependencia absoluta  del maestro: ¿Cómo hacer para tener tiempo para la práctica espiritual en un medio tan exigente? El camino somos nosotros, siguiendo una guía cada uno lo construye con sus posibilidades, con sus propias vivencias, así como desarrolla su potencial interior y su consciencia.“Yo soy el camino y la vida” enseñaba Cristo. 

No se puede transferir el trabajo y la responsabilidad del ser y su realización. Tampoco  tiene mucho sentido estar probando y cambiando de maestros, enseñanzas y caminos buscando afuera una forma o síntesis ideal, pues al final la Verdad es una para todos o como dice la máxima: “No hay religión más elevada que la Verdad”.

"Sed cada uno de vosotros vuestra propia isla. Sed vuestro propio refugio; no hay ningún otro refugio. Haced que la verdad sea vuestra isla, haced que la verdad sea vuestro refugio; no hay ningún otro refugio” (Buda Sakyamuni)


Preferimos no pensar en ello como si fuera algo ajeno o muy lejano, pero se nos va la vida como el agua entre las manos, la impermanencia es una característica de nuestra existencia humana y si no  empezamos a buscar  el Tesoro de los tesoros, nuestra riqueza interior, el potencial de la semilla  para des-plegar  una vida aún no-conocida seguirá oculto: "Es necesario que el cuerpo se haga espíritu y que el espíritu se haga cuerpo"(Roger Bacon).

3/9/13

Posición por estima: distancia recorrida, rumbo y desvíos por abatimiento y deriva



"El sufrimiento no es vencido por dejar el dolor atrás, es vencido por llevar el dolor de los demás." (Dalai Lama)


Uno en todos, todos en uno…
Si solo se comprende esto,
¡No te preocupes más por no ser perfecto!(Tao Hsin, budismo Zen)


La separación como oposición a la unidad y la cooperación implica algún tipo de desequilibrio y/o enfermedad, así sea por la disgregación de las substancias básicas en el cuerpo, como en la separación del hombre de su prójimo, de la naturaleza, del mundo y del universo.

Ningún aspecto de la vida debiera considerarse y menos tratar de resolverse a su mismo y propio nivel, de otra manera solo se atienden los síntomas y no las causas profundas que los provocan. Cualquier intento de  establecer o forzar un mutuo entendimiento siempre choca con la barrera del ego y su personalidad.

Solo elevando la perspectiva hacia un plano espiritual  por sobre  la mente mecánica y  la estrechez del ego sumergido en su ignorancia y sus propios condicionamientos e intereses, se puede acceder a un verdadero entendimiento entre los hombres, de corazón a corazón, de alma a alma.

Las virtudes  no pueden imponerse por la fuerza de decretos humanos o divinos, es como querer cambiar algo sin que en lo interior profundo  nada cambie. De nada sirve adoptar o cambiar ideologías, sistemas filosóficos-políticos-económicos-sociales, leyes y normas, si no se eleva la consciencia del hombre.

Por cierto que cuando escasean sanos y vivos ejemplos suficientes y consistentes para seguir y aquellos por cuya responsabilidad llamamos formadores (y de alguna manera todos lo somos) están lejos de seguir y respetar los valores re-clamados, todo parece más difícil y el desafío  mayor. Pero entonces el mérito y el resultado de superarse a sí mismo, a los condicionamientos propios y ajenos, también será mayor, la decisión puede ser el primer triunfo.

A pesar de las mejores intenciones no se puede pretender la igualdad absoluta en lo  moral e intelectual como en la imaginación creativa y en las virtudes del maestro espiritual. Por un lado cada ser es único en cuenta a sus características individuales y por otra parte la Vida es una Unidad. Como sucede hoy con la mayoría de los valores y las verdades,  la libertad  es mal-interpretada y/o dis-torsionada para beneficio personal dando lugar entre otras cosas a la ambición ilimitada.

Los valores más elevados como lo espiritual más sublime se buscan, se adquieren y se trabajan, y cuando existen se manifiestan en la conducta cotidiana como una forma de engrandecer y valorar las cosas más simples de la vida. Una vez encendido, el fuego espiritual de por si in-extinguible  acompañará con su luz y su calidez a quien lo posea por el resto de sus días y de sus vidas.

La indiferencia por los valores humanos, que en su extremo y cada vez más llega hoy día a la inversión de los mismos, es una tendencia que  viene desde lejos en todo lugar, como lo atestiguan los mensajes de advertencia de  grandes maestros y pensadores de épocas anteriores. Cuando se convierte en una costumbre adoptada se establece un círculo vicioso donde las conductas de los seres des-almados que afloran aquí y allá con mayor o menor intensidad representan y encarnan el verdadero estado anímico que sub-yace oculto  en el resto.

La negación y la indiferencia pueden ser resultado de una enorme ignorancia y también un importante mecanismo de evasión y salvación del ego, re-conocer que los hechos existen es  el primer paso pero no alcanza si no los hacemos pasar por la mente- corazón y obramos en consecuencia. ¿De qué serviría saber con alguna certeza dónde estamos si no es para poder decidir cómo y hacia dónde queremos ir?

El principio del placer de la mano de la codicia del ego, sin importar cómo se logra ni a quienes se pueda perjudicar, parece ir constituyéndose en una nueva religión. No se trata de negar el placer, que puede ser tan simple y hermoso como contemplar un atardecer con un sol intensamente rojo, sino de no aferrarse a él haciéndolo el centro y la razón de la vida.

Cuando la mínima diferencia, así sea una mirada, da lugar a la agresión verbal y/o física, los ladrones matan a sus víctimas porque sí, ¿por placer?, la corrupción acompañada de la impunidad forma parte del modelo y todo aquel que piense distinto es considerado un enemigo, o dónde el odio, el genocidio, la hambruna, la pobreza y el exilio por razones políticas, raciales y religiosas o simplemente por ignorancia y avaricia del poder son una constante, más que decadencia o degradación lo que se ve es un real desprecio por la vida.

Además de los efectos destructivos que estas conductas producen en sí mismas funcionan como estresores ambientales: alerta permanente, mayor sensibilidad en el sistema nervioso, adicciones, ansiedad, ira, fobias y enfermedades psicosomáticas. Cuando las normas morales y de convivencia están altamente distorsionadas, no existen o no se respetan, reinan el miedo al otro, la in-seguridad y la in-certidumbre en todos los aspectos de la vida. 

Así como a veces desde nuestros super-egos nos consideramos infalibles también somos increíblemente vulnerables, ya se comprobó que nuestro ADN es susceptible a influencias físicas y energéticas del entorno (Bruce H.Lipton, "La biología de las creencias"). Mientras tanto las urgencias psiquiátricas aumentan y los adolescentes empiezan a consumir drogas a edades cada vez más tempranas, los chicos de 20 años presentan un deterioro como una persona de 80.

Los seres más sensibles, quienes vivencian intensamente (o sienten más su ausencia) la verdad, el amor y la libertad como aspectos esenciales que hacen a la dignidad del ser, son los primeros y los que más sufren la situación ambiental y si pudieran o si supieran cómo hacerlo serían los primeros en bajarse de un salto del tren del horror.

“Cada enfermo de cáncer debe padecer lo que la humanidad no re-conoce. Nos encontramos frente al hecho trágico de que algunas personas sobre-llevan el sufrimiento en nombre de muchas otras para re-establecer, al menos en parte, el equilibrio del destino humano que ha perdido su armonía.” (Rudolf Steiner)

Alguien puede decir que, por distancia geográfica o por hábitos culturales propios, se encuentra lejos de tales hechos que no forman parte de su realidad, por lo tanto no le incumben ni menos está a su alcance hacer algo al respecto. Esta forma de ver no es otra cosa que negar a la Humanidad como un Todo, a la evolución con sus correspondientes ciclos como un hecho planetario y el no poder comprender y aceptar la existencia de una consciencia humana que en forma de energía envuelve nuestro planeta y nos afecta a todos.

Si bien en principio elevarse es una elección y un esfuerzo individual, por eso hay maestros, discípulos e in-diferentes, para quien realmente alcanza un elevado estado evolutivo-espiritual su tarea más apreciada de ayudar para  elevar a los demás núnca termina, ya sea en la Tierra como desde el Cielo, mientras haya alguien que precise o invoque  su guía.

Puede pasar mucho tiempo terrestre antes de volver a nacer, y entonces   veremos y sufriremos las consecuencias de nuestras propias conductas y las de nuestra generación, por acción u omisión, una vez más aparece aquí la sabiduría de la Ley de Compensación.  

¿A dónde va hoy la Humanidad? ¿Seguimos un rumbo  que pueda hacer al Hombre más feliz de transitar por esta vida y por este mundo? ¿Buscamos defender la paz?...¡¿Qué paz?! Lo cierto es que no vamos en conjunto por un camino con corazón que nos aliente a cultivar la verdad, el amor y la compasión sin distinciones. ¿Por qué sino unas 30 millones de personas se suicidan al año? En Estados Unidos el suicido es la segunda causa de muerte entre adolescentes (Informe Sociedad Psicoanalítica Argentina).

Para un observador más o menos despierto no es difícil ver las consecuencias de nuestra forma de vida actual: una confrontación final de todos contra todos. Algo ya anunciado a través de la clarividencia espiritual (Antroposofía)  que sucedería como paso previo y ¿necesario? a un nuevo ciclo y  estado de consciencia.

Nuestra esencia interior-espiritual arrastra y está cubierta por innumerables velos de ignorancia y egoísmo  de tal manera que ya no solo no nos resulta algo natural y espontáneo considerar nuestro ser interior, no tenemos consciencia de él y por lo tanto menos aún del alma de los demás.

¿Quiénes son los otros o el medio sino nosotros mismos? La célebre frase conócete a ti mismo nunca es suficientemente comprendida, el auto-conocimiento empieza por aprender a discernir entre el ego y el ser interior, entre la ilusión y la verdad, es un trabajo esencial que nadie más que uno puede hacer y al mismo tiempo es un saber que trasciende lo individual. Conocerse a sí mismo en su sentido más elevado significa poder comprender, conocer y ser Uno con  los demás, la naturaleza, el mundo y el Universo.

Podemos seguir esperando, vida tras vida, que tal vez la fuerza de una ola nos lleve hacia otras perspectivas, o empezar a trabajar para elevarnos ahora. El día que podamos y sepamos derramar el amor verdadero, que no es una re-acción ni una conducta que espera devolución,   hacia todos los seres, empezaremos a vislumbrar un Destino de Gloria en lugar de creer que la vida es un ajedrez  para experimentar placer y acumular objetos materiales.

Todo en el Universo sigue un Orden natural sin el cual sería imposible la armonía estelar, dentro del cual sub-yace el sentido de nuestra propia evolución. Como es en el Cielo es en la Tierra nos dice la sabiduría hermética, tanto en lo más simple y pequeño como en lo más grande y complejo.

La escasa o nula contemplación por el destino de los demás es el resultado de haber llegado a sobre-pasar los límites del egoísmo y la separatividad, y así  vamos en contra de las Leyes y Principios que gobiernan el Orden y la Vida en el Universo que no es otra cosa que ir en contra de nosotros mismos. Sin la máscara del ego la Humanidad es Una así como la Tierra vista desde el espacio y desde la visión espiritual no tiene fronteras. Como somos por dentro somos por fuera, pretender separar lo interior de lo exterior es la mayor ilusión. Sea Dios con nosotros.




16/8/13

Alimentación, salud y enfermedad. Las fuerzas de formación


“El médico no debe olvidar que tanta o más importancia tiene el conocimiento del alma que el del cuerpo de sus pacientes” (Paracelso)

“En algunos  medios nutritivos actúan fuerzas que hacen que el alma humana se vuelva  ajena a sus propios poderes y de esta manera ayudan a la separación definitiva entre el alma y su esencia espiritual”. (Rudolf Steiner)


Todo lo que incorporamos, para bien o para mal, se puede considerar como alimento, así sean elementos que nutren y reparan células tejidos y órganos, impresiones sensoriales emocionales-mentales o nutrientes espirituales. Como seres indivisibles constituidos de cuerpo-mente-alma-espíritu cualquier cosa que incorporamos influye en la formación del ser como un todo.

En los comestibles en general hoy en día tenemos que   considerar la calidad como el método de cultivo, el uso in-discrimado de plaguicidas y abonos químicos que afecta el suelo y des-vitaliza los alimentos, la manipulación transgénica, los aditivos como mejoradores del sabor que provocan adicción, los conservantes y edulcorantes artificiales, etc. En la producción y elaboración de carne, leche y huevos se utilizan hormonas, antibióticos, psicofármacos, venenos de hongos, nitratos, aromatizantes,  tiernizantes y cardiotónicos.

Hay que ver las condiciones  de hacinamiento y degradación  en que sobre-viven y se re-producen a veces los animales, como los feed-lots para los vacunos y las jaulas para cerdos y pollos. Las impresiones anímicas de nuestros hermanos menores en la evolución, como su muerte violenta,  se impregnan como energías en la carne que consumimos.

La des-naturalización de la producción, y de la misma vida, ha hecho que muchos  componentes agregados sean  venenos, algunos cancerígenos. De los alimentos genéticamente modificados ni siquiera sabemos sus efectos. La incorporación permanente de  sustancias nocivas en el cuerpo no puede producir otra consecuencia que la acidificación y la enfermedad.

Si bien hay una tendencia incipiente a valorar los alimentos llamados orgánicos o naturales, persiste en general una enorme ignorancia, aún entre los especialistas, sobre el poder de los alimentos como fuerzas vivas de formación y sus efectos sobre todos los planos de existencia.

Quien transita por un camino de des-envolvimiento espiritual al caer en una enfermedad seria  trata de dilucidar  posibles causas relacionadas con su trabajo interior: el no estar fluyendo en armonía, el efecto del Karma negativo de esta vida o anterior, el sentimiento de soledad frente a un mundo superficial-artificial, emociones reprimidas, pensamientos negativos o bien cuando los alimentos espirituales no son bien digeridos.

Y además podría considerar también la experiencia que como predisposición para la nueva vida se generó en la transición entre la muerte y el nacimiento. La enfermedad puede ser  una vivencia in-consciente de Iniciación: “Desde el punto de vista espiritual, toda enfermedad es una proyección corporal de procesos de desarrollo que también pueden des-envolverse en la auto-educación y practica consciente”.(Michaela Glöckler en El cáncer, su tratamiento con la medicina Antroposófica)

Al estar todo en la vida íntimamente inter-relacionado todo es importante y son tantas las posibles causas que la búsqueda puede convertirse en algo tan complejo como a veces inútil, aún para un ser con cierto desarrollo interior.Vivir implica la posibilidad de enfermar, nadie, ni los maestros están a salvo, no son pocos los que padecieron alguna enfermedad más o menos grave, por citar un ejemplo de alguien muy conocido y no muy alejado en el tiempo Khrisnamurti murió enfermo de cáncer.

En cualquier caso y para todos es un desafío, algo hay que aprender, trabajar, rectificar y vivir conscientemente para crecer, así se trate de quemar Karma  y/o modificar conductas, pensamientos y la forma de vida, ser sabio no significa ser perfecto.

Siguiendo al Tao se puede fluir con la enfermedad, en lugar de querer controlarla, resistirse y negarla, tratar de comprenderla, acompañarla y transformarla de manera natural hasta donde se pueda. Hay un Tao de la alimentación donde se considera el equilibrio y la armonía para la salud de todo el ser a través de las energías yin-yang, el Cielo y la Tierra, de los alimentos, el mismo principio energético utiliza la acupuntura.

Las células y los órganos tienen cierto grado de consciencia  y reciben influencias del medio en que viven. Y a pesar de ser uno de los componentes básicos, esenciales para sostener la vida y la salud y por lo tanto debiera ser de las primeras cosas a contemplar, la dieta es uno de los aspectos que en general menos se considera. Sería obvio empezar por lo primero, como en la construcción de una casa hacer los cimientos, pero rara vez lo es.

De los factores físicos, se encuentra en la falta o grave desequilibrio nutricional la base de una deficiencia inmunológica que desencadena la enfermedad y activa las células malignas que todos tenemos. De enfocarse exclusivamente en las células y su degeneración se pasó a estudiar y valorar la composición del medio ambiente en que viven.

Sin descuidar los demás  aspectos, con  la disciplina de una dieta natural y purificadora que establezca un medio alcalino,  se puede lograr que el organismo  recupere naturalmente el equilibrio y la armonía perdidos y llegue a la auto-curación que es lo que procura la medicina holística.

En todo esfuerzo de sanación natural-espiritual de lo que se trata es de extraer del propio ser las energías que como fuerzas de curación se encuentran en nuestro interior. “De los apremios que pesan sobre todo ser, solo se libera aquel que se domina a sí mismo” (Goethe).

A pesar de la tecnología y los modernos médicos, Hipócrates considerado el padre de la medicina consideraba de la mayor importancia el tema de la alimentación, lo mismo se puede decir de Paracelso en la Entidad de los Venenos en los alimentos.  Haciendo una analogía con los antiguos, es llamativo ver la ignorancia de muchos de los hoy llamados especialistas en nutrición, alejados de la sabiduría y del fluir de la naturaleza.

En la Unidad del Universo  el organismo humano es un re-flejo del Cosmos y está influenciado por él. Así, hubo una época muy lejana en donde los sacerdotes-magos eran médicos y astrónomos-astrólogos, en su sabiduría poseían la visión  de una Ciencia Espiritual que podía integrar a todas las disciplinas como aspectos in-divisibles del Todo: "Nadie que ignore la Astronomía puede llegar a alcanzar la verdadera sabiduría médica." (Paracelso)

Para un espíritu libre que  cultiva un profundo sentido de unidad de la Vida, suele ser muy difícil elegir y seguir una especialidad, abrazar una única profesión, estudio o trabajo porque no sabe qué ser y hacer en un mundo fragmentado. Lo mismo le puede suceder a la hora de elegir un determinado camino espiritual porque considera justamente que la unidad espiritual está por sobre cualquier religión, dogma o camino:

“Tao es eso de lo que no es posible separarse ni por un instante. De lo que uno puede apartarse no es Tao” (Zhong-yong).

Todo tiene un sentido,  a veces  más de uno y hasta puede trascender lo individual, y la enfermedad  lo tiene al igual que  el nacimiento, la vida, la salud, la muerte y todo lo demás  Solo la más elevada sabiduría espiritual nos puede develar cómo,  por qué y para qué en el tránsito por una vida debemos enfermar, pues en la enfermedad también subyace la Perfección.

21/7/13

Si no se puede hacer más (coraje)

"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca". Heinrich Heine


¿Hay, hoy día, muchos católicos que tengan, en su vida corriente, maneras de pensar y de actuar sensiblemente diferentes de las de sus contemporáneos irreligiosos? y, si se comprendiera realmente la religión, ¿se le podría hacer un lugar tan mediocre entre sus ocupaciones? Se preguntaba René Guenón a principios del siglo pasado sobre la práctica de la religión  que más fieles reúne en el mundo, y las cosas no parecen haber cambiado significativa-mente.

Es común para el observador atento ver cómo a veces las personas con cierto conocimiento expresan y repiten, ni bien se presenta la ocasión, ideas y/o palabras sabias de algún maestro espiritual o pensador admirado. Lo chocante surge cuando uno comprueba que hay un abismo entre el saber de esas palabras y la vida cotidiana y real de la persona.

De hecho hay quienes se enamoran y/o siguen a alguien por su conocimiento,  la sutileza y el vuelo de sus versos. Las palabras no son la Realidad y por lo común ni siquiera suelen expresar nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos. Lo Real es el orden natural, no-verbal y no-definible.

En este sentido decía Lao- Tzé: “el sabio no habla, el que habla no es sabio”. La verdad es que el sabio habla, y a veces grita, pero no desde los conceptos o frases célebres sino más que nada a través del ejemplo de su propia vida que explica mucho más que cualquier doctrina.

Si buscamos sinceramente, desde un corazón abierto, siempre vamos a encontrar nuevos puntos de vista con los cuales nos podemos identificar: un camino o estilo de vida, un maestro, un autor iluminado o un libro como el más interesante y profundo jamás  leído. Tal vez lo ideal sería ser socio o trabajar en una biblioteca como la de Alejandría, que reunía el conocimiento del mundo en esa época.

Pero, ¿para qué? ¡Si no se puede hacer más!, en este mundo y como están las cosas. Pensar que no se puede saber ( poner en práctica el conocimiento) más sería como creer que  Aquello que llamamos Dios es lo más elevado que puede haber, en lugar de contemplar que El a su vez tiene su Dios en un Infinito, como el saber, Universo multi-dimensional (Multiverso lo llaman en los Andes).

Es frecuente encontrar discípulos, en todos los  caminos, que manifiestan no poder ni querer hablar siempre y con todo el mundo de sus disciplinas por temor a no ser comprendidos o mal interpretados. Así parece que siempre le damos más valor a las palabras en sí mismas, como si nos dieran más seguridad ante la ansiedad y necesidad de querer explicarnos, que a la serenidad y el silencio de estar transitando, fluyendo, en armonía con el Todo.

Por  otro lado en el no ser comprendido subyace el miedo implícito, por lo general no re-conocido ni aceptado, de ser rechazado, de ser considerado el loco que vive como un ermitaño aislado en una montaña. Y es un hecho comprobable en todos los campos, a medida que uno se interna cada vez más en el camino del despertar alejándose naturalmente de las cosas y situaciones artificiales, hay una serie de conocidos y amigos que huyen raudamente. Hay que tener coraje para ser fiel a las más íntimas convicciones, aunque parezca que estamos  un poco locos.

“¿Cómo puede la vida concedernos el don de vivir, contrarrestar la fealdad monótona y gris y el odio grávido, a menos que nos atrevamos a conocer el alma? Cada vez que tomamos una decisión, pagamos con coraje por contemplar el día irresistible y considerarlo hermoso”. ( Coraje en "Último vuelo", Amelia Earhat)

Buscar la verdad es una pasión que una vez despierta puede ser tan íntima, absorbente, motivante  y gratificante como pintar un cuadro, realizar una composición para el músico, hacer un trabajo artesanal o viajar sin tiempos ni destinos, no se puede explicar, y cuando parece que ya no se puede hacer más, aparece la inspiración. No importa lo que te toque hacer en la vida, pero para ser coherente y sincero con uno mismo en cualquier ámbito buscar la verdad, como el arte de vivir, implica y significa  fluir en y ser Uno con la Verdad.


8/7/13

En armonía con el Cielo y la Tierra


Si tuviéramos presente la situación en general adversa, la in-comprensión, la indiferencia y a veces la hostilidad que debieron afrontar  los grandes maestros de la humanidad, podríamos entonces re-conocer nuestra propia ignorancia y rigidez física y mental (lo contrario de la flexibilidad que propone el Tao) como el rechazo a toda forma de vivir que no encaje en nuestra estructura de hábitos de pensamientos (lo peor de todo es cuando es así aún sabiendo que se trata de algo bueno, superior y verdadero).

Un primer interrogante, que por presentarse amenazante para la cordura o normalidad de entrada ya produce rechazo para la mente del hombre occidental, racional y lineal que intenta abordar la sabiduría del Tao, es la idea del no-pensar, y si le agregamos la posibilidad del no-hacer, opuesto al modelo consumista de producir cada vez más cosas artificiales y de manera más eficiente, entramos en la categoría de las cosas o principios que suelen etiquetarse como impracticables.

Solo se puede ir contra las pautas establecidas como modelos o reglas, o el mismo sentido común, desde una posición de sabiduría fundamentada en la sencillez transparente y creativa, la inteligencia, el amor a la verdad y a la humanidad y la propia experimentación como ejemplo de vida. Y la  verdad del Tao, como la de todos los caminos verdaderos, solo se puede comprender completamente cuando es vivenciada y no cuando es argumentada, pensada o intelectualizada.

Los sabios taoístas no hablaban de  des-apego como sí lo hicieron otras tradiciones como el cristianismo con otras palabras, y especialmente el budismo, pero está implícito: no se puede concebir un fluir espontáneo y libre como el agua, y al mismo tiempo estar atado a infinidad de cosas,  pensamientos y personas.

¿Qué es el Tao, qué etiqueta otorgarle: Dios, una filosofía, una religión o una forma de ser y experimentarse unido a todo lo que hay? En este camino no se habla de Dios y cuando se menciona la palabra es en el sentido de Vida o Esencia de Vida, se puede integrar todo eso en una síntesis Superior.

En el fondo de todas las tradiciones espirituales subyace el misterio: ¿Qué es lo Absoluto, lo Incognoscible? ¿Quién puede hablar de Dios? Cualquier cosa que se pueda decir sobre El, eso no es Dios. De aquí que toda abstracción, concepto o elaboración mental sobre el Tao nunca será el verdadero Tao. Una aseveración con énfasis que es característica de este camino y que por otro lado podría ser extensiva a todos los demás.


En el desarrollo budista sobre la Perfección de la Sabiduría en Una Sola Letra, sería igual a NO. Para cualquier cosa que se piense o crea para intentar  describir el mundo, hay que ante-poner la palabra No. Por mucho que se explique el Universo, la Realidad no es eso. La Perfección de la Sabiduría trata de romper  pre-conceptos sobre todas las cosas, nos dice que son sólo engaños o ilusiones, descripciones convencionales, no la Verdad de la Realidad. 

Desde un punto de vista filosófico-racional-discursivo resulta muy extraño, por no decir incomprensible, la idea de no- pensar; en principio sería como ir a contra-mano de los grandes filósofos y pensadores griegos considerados los padres de nuestra cultura y quienes llevaron la lógica, la dialéctica y el pensamiento hasta el más elevado pedestal.

Y si bien es una actitud que no conviene promover ante el miedo generalizado de abandonar la razón y las pautas establecidas y no saber a qué aferrarnos, por otra parte no es algo tan exageradamente inusual como podría parecer a primera vista, hablamos de otra lógica, no lineal, otra manera de ser y de ver.

Hay actividades o trabajos, y no necesariamente se trata de ser místico, poeta, músico o pintor, donde por momentos se puede vivenciar este no-pensar, desde una adecuada disposición anímica y concentración y con un profundo sentimiento de unión con lo que se está haciendo es cuando se puede llegar a percibir que el ego no controla, uno es y está en plena sintonía con aquello que hace (y también se puede dar en momentos de no hacer nada).

El Tai-chi que practicaban los monjes taoístas, además de un arte marcial concebido como auto-defensa y para proteger el templo en la época de las  grandes guerras internas, y de un ejercicio interno y externo, es también  una meditación en movimiento para soltar amarras y derramarse en el más profundo vuelo.

Ante el natural y espontáneo fluir, el pensamiento surge como una anomalía, algo que in-terrumpe el libre flujo de la corriente; es como si la corriente de un río en algún punto se detuviera para pensar: ¿Por dónde me convendría seguir? 

No se trata de pensar en no-pensar sino en ver y vivenciar lo que es y no lo que uno piensa (quiere, desea o espera) que es. Como en el budismo, el dragón de la impermanencia que recuerda lo cíclico y transitorio de la naturaleza y la vida humana cabalgando sobre el viento sobre-vuela el camino del Tao.

El vacío del que hablan taoístas, budistas e hinduístas, no es una suerte de agujero negro como la nada ni algo parecido a sostener una mente en blanco, sino que es un vacío vivo, pleno de contenidos que nada tienen que ver con la ignorancia, las actitudes y pensamientos limitados del ego: el no-ser es el Ser verdadero.

Los maestros taoístas asociaban el pensar con el hacer, desde que surge el pensamiento aparece la necesidad de hacer algo y también la ansiedad, la ambición, el miedo, la frustración, la enfermedad y el sufrimiento. En el no- hacer radica el no forzar nada, el no resistirse a lo que fluye y es, el ser Uno con el Todo, y entonces por el no-hacer todas las cosas se hacen naturalmente.

Ejercitar el no-pensamiento
y seguir el no-camino de la meditación,
es el primer paso para empezar a comprender
el Tao.

No vivir en ninguna parte
y no apoyarse en nada
es el primer paso para descansar en el Tao.

Empezar desde ninguna parte
y no seguir camino alguno
es el primer paso para alcanzar el Tao.

...No estamos ni siquiera cerca de la verdad,
dado que tenemos las respuestas.

(Fragmento de "Cuando el Conocimiento se fue al norte", Chuang Tzu).


5/6/13

Recibir y transformar

Cuando los modelos que tuvimos y/o tenemos ya no nos sirven como ejemplos para imitar, cuando la realidad parece haber  perdido su alma, tenemos que ser buscadores creativos y estar abiertos y sin pre-juicios para encontrar.

A falta de apertura y des-envolvimiento interior se manifiesta una fuerte tendencia, a menudo in-consciente, a repetir de adultos aquellas conductas que vivenciamos y que más nos marcaron de chicos, en esa etapa donde tanto necesitamos sentirnos amados, comprendidos y contenidos. Es así que muchos adultos no saben cómo o no pueden dar y además sufren y re-claman, como niños abandonados, el amor que entonces no recibieron. En esto esta  la raíz de la actitud de dar para conseguir afecto y de la agresividad ante el pánico de ser siempre rechazado y nunca amado ni comprendido.

En nuestro transitar por este mundo recibimos de todo, experimentamos situaciones agradables y otras injustas, a veces nos llegan palabras benevolentes, de re-conocimiento, y otras veces recibimos frases y actitudes groseras llenas de in-comprensión, odio y re-sentimiento; es la vida, ¿qué podemos hacer si ella es así? A pesar de las mejores intenciones no podemos controlar todo lo malo que nos viene de afuera, pero si podemos aprender a manejar y elevar todo aquello que sale de nosotros. Es lo que decía Cristo al afirmar: “Lo importante no es lo que entra por tu boca, sino lo que sale de ella”.

Hay quienes dirigen lo que consideran lo mejor de ellos mismos hacia un ser en especial, a veces puede ser una mascota o una flor, es una forma de sentirse vivos. Pero a veces sentimos una dicha o plenitud interior y no tenemos a alguien  hacia quien dirigirla, entonces lo mejor que podemos hacer es dedicarla a todos los seres sin distinción o a la Tierra y por qué no a las estrellas. 

Algo del centro del corazón  podemos darlo al viento que lo llevará, y no importa  de quien es si une lo lejano, a través del campo, las montañas y el mar y por sobre las tinieblas y todas las des-venturas.

Una sonrisa fresca junto a una mirada cómplice que dan un toque de atención, pueden hacer que se esfumen todos los miedos y las tensiones. En el Tao se habla de la importancia de dirigir una sonrisa a los órganos del cuerpo como herramienta para mantener el equilibrio, la armonía y la salud. En el Tai-chi se considera algo  esencial y primario que el propio organismo pueda confiar en nosotros.

Una vez afirmados el bienestar interior, el amor y la compasión, son  estados del ser y como tales en principio no dependen de factores exteriores. Amar a los demás es anhelar por sobre todas las cosas el bienestar y la realización plena del prójimo, trabajando en lo interior y lo exterior  para ello, y en verdad, ¿hasta dónde se puede ser feliz o exitoso sabiendo de tanto sufrimiento por doquier? La clásica frase "si no te amas a ti mismo no podrás amar a los demás" por cierto que conlleva una verdad, aunque  mal entendida da lugar a una trampa del ego: primero yo. Pero nunca consideramos la otra cara de la moneda como una gran verdad: si no podemos amar a los demás en verdad no nos amamos a nosotros mismos.

“Todos los sufrimientos, sin excepción, vienen del deseo de gozo para uno mismo, mientras que la budeidad perfecta nace del deseo de hacer felices a los demás; esta es la razón por la que cambiar por completo la felicidad propia por la de los demás es una práctica propia de bodhisattvas.” Dalai Lama

Por otro lado, de qué serviría  sumar más sufrimiento, el propio,  sentirse apenado o agobiado por el dolor y la ignorancia de los demás, si uno no está bien, centrado en el ser, es muy difícil poder ver una luz, una salida, ni para uno mismo ni para ayudar al prójimo. Pero hay un camino que consiste en  re-conocer e in-corporar el sufrimiento ajeno pero sin retenerlo, es decir pasarlo a través del corazón transformándolo, purificándolo, para luego de-volverlo como bienestar para todos los seres incluyendo, y en particular, a aquellos que más nos cuesta amar.

Además de las enseñanzas directas de los grandes maestros existen in-numerables desarrollos que amplían y se enfocan en determinados aspectos a veces muy abstractos, algo característico de nuestra época  Es tanto el conocimiento al cual se puede acceder que si se quisiera profundizar en cada aspecto no alcanzaría una vida para lograrlo. Sin embargo la gran paradoja es la ignorancia y la forma de vida limitada que subsisten.

Todo conocimiento para poder ayudarnos a comprender la vida, a elevarnos y abrir nuestra perspectiva es bueno si nos es útil, si lo llevamos a la práctica, no se trata de creer o no creer, la sabiduría consiste en vivenciar ese conocimiento, de poder ver lo que es. El Buda les decía a los monjes que no creyeran en sus enseñanzas simplemente porque era él quien las daba, sino que primero las experimentaran y comprobaran en sus propias vidas.

De todas las enseñanzas espirituales una de las más significativas y trascendentes, como la más elevada y concreta expresión de amor y compasión de Aquellos que la realizaron para ser derramada sobre toda la humanidad, es la de absorber, asumir, el sufrimiento humano para transformarlo y re-dirigirlo como energía de bienestar y liberación hacia todos los seres. Es una práctica tan sencilla y transparente como increíblemente profunda, aquí no hay misterios ni se requiere de una religión determinada, que puede cambiar el mundo.

Todos podemos hacer esta práctica sin miedos, pero no desde el ego  incapaz de ocuparse de otra cosa que no sea él mismo, sino desde lo más profundo del ser, en los momentos de introspección o durante la meditación y/o la oración. Con diferentes palabras Buda y el Cristo, como grandes ejemplos a seguir, lo enseñaron y lo realizaron en sí mismos, en el budismo tibetano se denomina Tonglen, inter-cambiar, y una forma de hacerlo es  mediante la respiración, al inhalar se recibe y al exhalar se da lo ya transformado.

Es probable que nunca sepamos el alcance  de nuestro dar que también depende de nuestra fortaleza y pureza de mente-corazón, pero en todo caso y sin esperar nada a cambio podemos percibir, en forma instantánea a veces, una plenitud y una cualidad o dimensión espiritual nunca experimentadas que pueden elevar nuestra vida hasta alturas jamás imaginadas, y que además nos dan la certeza que nuestra intención y entrega jamás se perderán, ni en esta vida ni después de la muerte.


Mientras no podamos ver que la ignorancia y el sufrimiento de los demás son también los nuestros, tampoco podremos comprender, valorar y menos incorporar el sentido del mensaje de Cristo “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.