Palabras y símbolos:
Son complementarios, el lenguaje es analítico,
discursivo como la razón, el simbolismo es sintético, es el punto de apoyo a la
intuición, esta por encima de la razón, abre posibilidades ilimitadas. El lenguaje tiene significaciones definidas y fijas,
pone límites al entendimiento, los símbolos comunican las verdades más altas,
de origen no-humano.
René Guenón.
La transmisión de las enseñanzas:
Hay tres modos de enseñanza en el Tíbet, estos son,
por órden de excelencia: 1) la enseñanza comunicada en silencio, en la que el
discípulo comprende, por telepatía, lo que el maestro le quiere enseñar. 2) La
enseñanza impartida por medio de signos, cuyo significado debe captar el
discípulo (muy usada en el budismo zen). 3) Finalmente, en el grado inferior,
la enseñanza impartida del modo corriente, por discursos que el discípulo
escucha.
Alexandra David-Neel
La Palabra Perdida:
Hubo un tiempo en que el hombre poseía una palabra
mágica que, al pronunciarla, adquiría el poder de realizar fenómenos
maravillosos, tales como hacerse invisible, obtener una alfombra mágica para
transportarse a lugares lejanos, otorgar la salud, multiplicar sus fuerzas,
conocer lo oculto y lo manifestado, y obtener todo lo que deseara su corazón.
Pero el hombre de hoy olvidó la manera de pronunciar esa palabra, desde el
momento en que su codicia le hizo olvidarse del buen uso que tal poder le
concedía. Esta palabra se llama hoy La Palabra Perdida. Pero cabe preguntarse
¿Qué hay en el interior del hombre que puede ser despertado por medio de la
palabra, y que una vez despertado le comunica un poder ingente del que no
dispone en su estado normal?
“La Magia del Verbo”, Dr.
Jorge Adoum.
El Árbol de la Vida o Libro de la Vida:
“El Universo es un inmenso libro, los caracteres de
este libro son todos escritos, en principio, con la misma tinta, y son
transcriptos en la Tabla Eterna por la pluma Divina. Todos son transcriptos
simultáneamente e indivisiblemente, por eso es por lo que los fenómenos
esenciales divinos, ocultos en el secreto de los secretos, tomaron el nombre de
letras trascendentes. Y estas mismas letras trascendentes, es decir, todas las
criaturas, después de haber sido condensadas virtualmente en la omnisciencia
divina, son descendidas por el soplo divino, a las líneas inferiores, y han
compuesto y formado el Universo manifestado”.
Mohyiddin ibn Arabi
Algunas definiciones:
PADRE Y MADRE: Sabiduría e inteligencia, cuarto día
del Génesis, el sol y la luna, oro y plata.
EL HIJO DEL HOMBRE: El hijo interior que todo hombre
debe parir.
LA PIEDRA ANGULAR: En hebreo “Eben,” viene de Padre:
“Ab” y de Hijo: “Ben”.
EL CAMINO DE LUZ: Aceptar no conocer ni comprender nada, no contar con ninguna seguridad, aceptar lo inaceptable.
LAS NUEVE BIENAVENTURANZAS: Inician la predicación de
Jesús, responden íntimamente a las primeras plagas. Jesús enseña el
camino hacia la realización, salvación = realización.
AMOR VERDADERO: “Que la energía divina creadora sea”.
En la unidad, el Uno, Dios, podemos leer Amor (“AHABAH”, en hebreo), en que el
Padre (“Ab”) se manifiesta y se da su creación en sus dos manos: el Hijo y el
Espíritu Santo.
LA CIRCUNCISIÓN: Representa cortar las tinieblas que
recubren la Luz. El sexo es símbolo de Luz, del Verbo. En una primera etapa, el
hombre es pro-creador por el sexo, en la segunda parte de su vida se vuelve
creador por el Verbo.
LA TÚNICA DE PIEL: Símbolo de la condición animal, la
servidumbre.
EL BAUTISMO: Sumergirse en las energías no realizadas
para re-vertirlas con un movimiento justo hacia su fuente divina y convertir
las tinieblas que ellas son, en Luz.
LA TIENDA: Símbolo del Santuario interior.
MACHO-HEMBRA: Consciente – inconsciente; realizado –
no realizado. El costado (no la costilla) representa la parte hembra, el
aspecto no realizado del sí mismo.
EVA: El nombre dado por Adán a su fuente de vida y que
le permite cumplir su vocación de maternidad en sí mismo después de atravesar
las barreras que lo separaban de ella, de sí mismo.
LAS LETRAS: Son herramientas de Dios, en la tradición
hebrea las 22 letras contienen todas las energías creadas, iconos de las
energías in-creadas.
HERMES (TOHT): El mensajero de los dioses, preside
nuestro destino.
EL SUFRIMIENTO: Consecuencia de la reducción de lo
divino a nuestras categorías banales, a menudo en forma in-consciente.
EL NOMBRE SECRETO: El nombre usual designa a la
persona social, el nombre secreto representa el núcleo del ser, la simiente.
Conquistar el re-nombre en el exterior, en lugar del nombre verdadero, solo
contiene la presencia del hijo. Pero estos hijos no están unidos por la
conciencia del Padre, la unidad que los recubría, entonces se vuelven extraños
unos con otros, se dispersan y comienzan las rivalidades, las relaciones de
fuerza y la competencia, la guerra.
El hombre que se vuelve consciente y construye su
nombre busca la calidad de Hijo en el núcleo de su ser, a imagen de Dios.
Piedra, “EBEN” en hebreo, deriva de “AB”, Padre y de “BEN”, Hijo. El ladrillo, “LABENAH” solo contiene al hijo, “BEN”.
EL CAMELLO: GIMEL en hebreo, es símbolo del movimiento
que lleva del 2 al 1. Simboliza al hombre en marcha hacia la Unidad final, es
el símbolo de la fecundidad. En cada etapa del camino, el hombre se trae a sí
mismo al mundo, a una nueva dimensión de sí mismo, fruto del matrimonio de lo
húmedo de sus profundidades (la no-realización, las aguas de abajo), que se
convierte en tierra interior (la realización, lo seco, la tierra), y de las
aguas de arriba que bendicen. En el 3° día de la Creación: la tierra, lo seco,
es el principio de la energía realizada, lo húmedo, el agua, es principio de
esa energía aun no-realizada.
La sed: el agua esta dentro de uno mismo. La
experiencia del desierto exige una más alta dimensión de uno mismo. El gimel
conduce al que asume la pobreza o el despojamiento, hacia la riqueza; gimel:
crecimiento, elevación, salvación. La pobreza y la salvación se reúnen en una
palabra en hebreo: GAD, que significa felicidad, invertida significa pez. La
felicidad como realización implica un punto de partida en el gérmen, el pez,
estado en el cual se vive el despojamiento, la pobreza.
Madurar es dejar los alimentos exteriores y empezar a
descubrir los interiores, es la necesidad interior de cambiar de tierra (campo
de consciencia), partir es entonces la búsqueda creadora como experiencia de
separación.
El fruto último es el niño divino, la unidad conquistada
más allá de toda dualidad.
“EL Egipto Interior”, “La
Letra, Camino de Vida”, Annick de Souzenelle.