28/12/10

El Zen del Buda



Considero el estado de reyes y soberanos como el de motas de polvo.

Observo los tesoros de oro y gemas como ladrillos y guijarros.

Miro las vestiduras de más fina seda como andrajos.

Veo las miríadas de mundos del universo como pepitas desgranadas,

y el mayor lago de la India como una gota de aceite sobre el pie.

Percibo las doctrinas del mundo como ilusión de magos.

Discierno las más altas concepciones de liberación como un áureo

brocado en un sueño, y diviso el sacro camino de los iluminados

como flores que aparecen al ojo.

Veo la meditación como el pilar de una montaña, el nirvana como

una pesadilla en pleno día.

Miro los juicios sobre el bien y el mal como la danza serpentina de

un dragón,

y el surgir y caer de las creencias como no más que vestigios de las

cuatro estaciones.


Buda Sakhyamuni

18/12/10

La ciencia espiritual, el eslabón perdido


Hubo una antigüedad donde los sacerdotes, también llamados magos, se interesaban y ocupaban de las ciencias, y los ahora llamados científicos estaban imbuidos de lo espiritual. La ciencia y la espiritualidad estaban unidas en una misma cosmovisión.

Luego comenzó una época que se caracterizó, en un principio en Occidente, por el dominio de la razón y de la búsqueda incesante de objetividad y certeza, y que junto con la especialización a ultranza y el progreso material, se convirtieron en nuevo objeto de poder y adoración. 


Fue entonces cuando la ciencia y lo espiritual se separaron como opuestos, la ciencia se estableció en el paradigma racional-materialista, y la espiritualidad, como religión, pasó a ser  una cuestión de fe emocional y creencia en el dogma.



Ya superando la primera década del siglo XXI, luego de tanta historia transcurrida y de tanta sabiduría  legada a la humanidad desde hace milenios, nos encontramos lejos aún de una conciencia de lo espiritual, de una vida en armonía con el Cielo y la Tierra, más o menos común a todos. Y así, a la hora de tratar sobre temas espirituales surge por lo general y aún en círculos académicos como una cuestión central y determinante y en definitiva como todo fundamento la fe y el hecho de creer o no creer.

Nuestras creencias se originan en la formación del ego y la personalidad, en los conceptos y valores absorbidos en la memoria in-conciente en las primeras etapas de la vida, y hay creencias que son globales y determinan un gran  apego que hunde sus raíces muy profundas en el hombre,  por eso es tan difícil ver el proceso y revertirlo en uno mísmo. Muchas guerras se hicieron para reivindicar o imponer las propias creencias.

Así como hay un número  de seres que anclan para siempre su madurez en una etapa de la vida, por lo común en la adolescencia, en gran medida todo lo que pensamos, decimos, juzgamos, creemos y hacemos no es nuestro, no fue elaborado conscientemente y a partir del libre discernimiento, sino que esta basado más bien en contenidos antes adquiridos. Y esta in-formación  condiciona y determina nuestra propia realidad.

“Aunque la experiencia puede variar con el individuo, las estimaciones dicen que hasta el 90% de nuestras experiencias cotidianas están dirigidas desde el nivel sub-conciente” (“La curación espontánea de las creencias”, Gregg Braden).

Creer en nada es también una creencia, aquellos que ostentan su adhesión al escepticismo como una actitud y una filosofía de vida, si fueran fieles con su doctrina y sinceros con ellos mismos, debieran empezar por ser escépticos y cuestionarse sus propias creencias.

Sin el despertar de la conciencia, la mente mecánica no puede transformar nuestras percepciones en realidades cada vez mayores, no alcanza  con el discurrir de la razón. Las cosas tal como la más elevada razón del hombre puede comprender, son verdades relativas, o verdades a medias. Y ya se comprobó que la tan pretendida objetividad no existe.


Tradiciones espirituales como el budismo, por ejemplo, ponen  su mayor énfasis en el sin-sentido de aferrarse a las ilusiones que percibimos en el mundo, en tanto que son construcciones y proyecciones de nuestro ego que originan más sufrimiento.

En cuanto a la fe, esta es una cualidad  interior indispensable para adentrarse en lo espiritual y en cualquier disciplina, ningún emprendimiento es posible sin la confianza en uno mismo. Y depositar ciegamente la fe y la confianza en algo o en alguien exterior es una buena manera de no hacerse cargo de uno mismo, ningún maestro ni enseñanza nos puede hacer crecer interiormente si no desarrollamos un esfuerzo individual.

A diferencia de otras disciplinas más duras pareciera que en el ámbito de lo espiritual todo se presenta como opinable y discutible. Pero así como seria absurdo e imposible comprender las formulas matemáticas de una ciencia exacta desde un parecer individual, sin el conocimiento y las herramientas apropiadas, para poder percibir y comprender el mundo espiritual es necesario ubicarse en una perspectiva afín,  utilizando los principios y los métodos de una disciplina y una inteligencia espiritual.

Estamos acostumbrados a des-creer y negar  todo aquello que no vemos, experimentamos ni podemos comprobar con la razón y los sentidos ordinarios y lo etiquetamos como irracional y no-científico, y, finalmente, reducimos y rebajamos todo el mundo espiritual a una cuestión de creencias y apreciaciones personales. Y esto sería lo mismo que negar la existencia de los fenómenos cuánticos simplemente porque no los conocemos ni podemos verlos a simple vista.

Si ocurriera delante de nosotros una experiencia meta-física, espiritual, seguramente seriamos incapaces de re-conocerla como tal, o, en todo caso, trataríamos de encasillarla dentro de algún esquema racional o paradigma reinante.

Así como tenemos y desarrollamos los sentidos físicos para poder experimentar las cosas del mundo, para poder percibir lo espiritual debemos desarrollar otro tipo de percepción, la meta-física, aquello que esta mas allá de lo físico y material. Sin una conciencia y métodos idóneos para su desarrollo, no es posible abordar y comprender una disciplina espiritual partiendo desde un enfoque de escepticismo racional-mecanicista.

“Dado que la causa del sufrimiento reside únicamente en la Ignorancia metafísica, solo se puede resolver a través del Conocimiento, es decir a través de la toma de conciencia de lo que realmente somos” ("La esencia del Vedanta", Sri Samkararcaya.)

Muy a pesar de todas las creencias y para quien quiera ver e investigar existen muchos ejemplos en la historia de la humanidad de aplicaciones prácticas basadas en principios y métodos de una ciencia espiritual: en la alquimia, el arte, la arquitectura, la astrología, la astronomía,  la medicina,  la geometría y la matemática, etc.

Un buena demostración del conocimiento espiritual llevado a la ciencia, es el trabajo de Rudolf Steiner en el siglo pasado, recordando con un nuevo impulso e iluminando las enseñanzas cristianas esotéricas a través de su disciplina antroposófica. 


Además de sus profundas y metódicas enseñanzas, entre otras cosas, creó y desarrolló la medicina antroposófica que considera al hombre y la enfermedad en todos sus aspectos: físico, mental y espiritual; un método de educación holístico y su aplicación en las escuelas Waldorf diseminadas por el mundo; un sistema de cultivos orgánicos en plena armonía con la naturaleza y el hombre. También trabajó en la realización de  un común saber, una sabiduría espiritual que trascienda las interpretaciones, opiniones y creencias personales.

Un capítulo merece el florecimiento, o re-nacimiento, últimamente de disciplinas y/o terapias holísticas, llamadas alternativas porque no encajan en el paradigma de la ciencia actual y que vienen a llenar amplios espacios vacíos dejados tanto por la ciencia como por la religión.

"Como una semilla que no puede ver la luz, hunde sus raíces más profundo aún..."; el motor que impulsa el despertar de la conciencia de unidad  con el Todo, no se puede parar...y por cierto que ya se lo ha intentado.

1/12/10

Aunque no lo veamos, el sol siempre está


Jesús, querido Hermano
te venden en medallitas
en nuevos circos romanos,
o detrás de presidentes,
o te visten de jeans con fusil,
o usan tu nombre para matar gente.

Jesús, querido Hermano mío,
qué te ha pasado,
te sujetaron fuerte en la cruz
y después te olvidaron...

Y como vos eras tan bueno te dijeron
seguí en el cielo,
inmortal es tu vida,
te adoramos Señor,
cuánto habrás llorado solo, solo...

Pero te hemos esperado,
y te hemos buscado,
y te hemos seguido,
y te hemos creído,
y te encontramos...

Te encontramos,
en los ojos del que espera,
en las manitas de quién nace,
en la sonrisa del loco,
en el dolor del que está sólo,
en las rodillas de quién reza,
en las arrugas de un anciano,
en los tumbos de un borracho,
en dos cuerpos que se juntan...

En las canciones populares,
y hasta en el hambre de quién
tiene hambre y puede.

Como si hubiera vuelto a ver,
luego de dos mil años;
fue como descubrir en este
espeso bosque el Sendero perdido...

Fue como cuando la lluvia
de repente en verano
retorna a la tierra,
fue como un día de paz,
primer día de paz terminada la guerra,
fue como cuando esta oscuro
y se encuentra la Luz.

Jesús, querido Hermano re-encontrado,
quédate aquí para siempre,
que cantamos juntos
la gloria de estar vivos,
que cantamos tus inmensas palabras:
AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.


“Gesú, caro fratello” de Claudio Baglioni, interpretado por Marilina Ross en "A mis queridos seres".