"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo". "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán". Jesús
Comunión con Cristo. El sentido de la Navidad:
Tras observar que las celebraciones del nacimiento de
Cristo en Occidente van acompañadas de un estado de conciencia extrovertido y
festivo, que a menudo carece de un verdadero sentimiento profundo de
espiritualidad, Paramahansa Yogananda inició en 1931, la costumbre de mantener
la observancia espiritual genuina de la Navidad, mediante un oficio de
meditación de todo el día, antes de las festividades sociales del 25 de
Diciembre. Dichos momentos son particularmente auspiciosos, ya que fluyen
bendiciones especiales del Maestro hacia los corazones receptivos.
Durante estas prolongadas meditaciones dirigidas por
Paramahansaji, él solía entrar en estado de samadhi, o comunicación extática
con Dios y los Grandes Maestros. A veces hablaba con Dios en voz alta,
ofreciendo a todos los presentes un atisbo del Amor Divino. Podemos compartir
con los asistentes a aquellas meditaciones la inspiración que se derrama de un
corazón inflamado de amor por Dios y por la humanidad. En los momentos íntimos
de su prolongada comunión con Dios, experimentó la Infinita Conciencia Crística
y contempló también al Cristo Infinito en la amada forma de Jesús:
“Haz hoy todo el esfuerzo posible con el fin de
persuadir a Dios y a Jesús para que entren en el oculto y silencioso templo de
tu corazón. Deja de lado toda inquietud y todo pensamiento ocioso, di adiós a
la impaciencia y sumérgete en el Infinito. El descanso que proviene de la
meditación profunda es mayor que el que proporciona el sueño. En nuestra
meditación de hoy, debemos aproximarnos conscientemente a Cristo, debemos
sentir su presencia, ¡debemos verle! No te satisfagas con nada menos.”
“Padre Celestial, oramos con todo nuestro corazón para
que nos concedas, en este día, la visión de Cristo en forma y en Espíritu.”
“Permite que la gloria del Cristo Universal descienda
sobre nosotros. Que sintamos esa presencia inundando nuestros corazones,
fluyendo por nuestras mentes, nuestras manos y pies. ¡Oh, Luz Eterna!, que
contemplemos al Cristo Infinito dentro y fuera. Celebramos la presencia de ese
Cristo en Espíritu, y oramos para que cada día sea una Navidad de regocijo
divino. Om, Paz, Amén.”
Fragmento del capítulo
Divina Comunión con Dios y Cristo, en “El Amante Cósmico”, Paramahansa
Yogananda.