“Gran parte de los problemas
que sobre-llevamos tienen que ver con lo que dejamos de tener, pero su origen,
su raíz profunda, está en lo que dejamos de percibir, de sentir."
"Todo me está
permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no todo me
hace bien. Todo me está permitido pero no seré esclavo de nada". (Primera
carta de Pablo a los Corintios, 6:12).
“Tu sufrimiento será tan
duro como duro sea tu corazón, y tu dicha tan grande como el amor que reine en
ti. Tu dolor durará solo hasta que te perdones, perdones a otros o dejes de
hacer daño. Cuando decidas: basta de sufrimiento, comenzarás a crearte la
felicidad, entonces bajarás de tu cruz".
La ignorancia y el
sufrimiento:
"El sufrimiento es la
consecuencia de la reducción de lo divino a nuestras categorías banales, a
menudo en forma inconsciente."
“Si el sufrimiento fuera
parte de la Naturaleza, no podría tener ningún éxito la empresa de derrotarlo.
Pero la experiencia de los que lo lograron, como el Buda por ejemplo, indica
que existe un medio cuyo resultado final no es necesariamente la frustración. Este
medio es la vida espiritual”.
La ignorancia produce
ilusiones y nos pasamos la vida persiguiéndolas. Sufrimos cuando no conseguimos
lo que queremos y sufrimos cuando conseguimos lo que queremos, porque ya
perdimos interés en esa carrera de posesión; porque el objeto de nuestro anhelo
ya no es el mismo, al cambiar con el tiempo, o porque no posee las cualidades
que nosotros le atribuíamos. El Conocimiento por el contrario permite ver la
realidad tal cual es, distinguiendo lo ilusorio de lo verdadero, lo valioso de
lo banal. Por eso la ignorancia en ningún momento evita el sufrimiento, sino
que lo alimenta.
Los deseos y el sufrimiento:
Se dice que si hay algo
peor que no conseguir lo que uno desea, es precisamente conseguirlo. En
algunos casos porque el costo de la obtención es muchísimo mayor que el placer
que ese logro pueda brindar. El otro caso es cuando conseguir las cosas nos resulta
muy fácil y entonces nos cebamos con el mecanismo de acopio, y todos sabemos
que en materia de deseos no existen límites; por lo tanto nunca seria posible
conseguir todo lo que existe. Cualquiera de estos casos produce insatisfacción,
aun cuando nos hallamos en posesión de lo que deseamos.
"Budismo", Samuel Wolpin
El deseo de ser: la búsqueda
de la realización
“Qué extrañamente
susceptible es uno a una atmósfera; necesitamos un ambiente amigable, un
sentimiento de atención cálida en el cual poder florecer libre y naturalmente. Muy
pocos tienen esa atmósfera, por eso casi todos están empequeñecidos, tanto en
lo físico como en lo psicológico”.
El tratar de ser es el
devenir, y el devenir es siempre el deseo con sus frustraciones. Pensar en el
futuro es echar raíces en el suelo de la incertidumbre. El sufrimiento es lo
que sigue al deseo. No es posible hallarse en paz si hay cualquier clase de
deseo o esperanza de algún estado futuro.
Cuando el placer de la realización
es un deseo constante, la terminación del placer provoca frustración y dolor, y
entonces se busca otra vez la realización en otra dirección. El movimiento de
la conciencia egocéntrica produce aislamiento, sentimiento de soledad y de
separación. La lucha por la realización conlleva siempre un conflicto de
dualidad.
Hay una perpetua lucha por
ser otra cosa que lo que uno es. La comprensión de lo que uno es descubre la
creatividad, en cambio la comparación genera crueldad, ambición y competencia.
La consciencia de ser humilde, es a veces una forma de orgullo: la mente tiene
que ser algo. La sencillez interna se produce cuando lo externo se
corresponde con lo interno, es estar libre del apremio del "más", no
pensar en términos de éxito, fracaso ni tiempo. Ser sencillo es librarse de
todos los resultados.
La realización se desvanece
pronto, y estamos a la caza de una nueva. En la comprensión del deseo llega a
su fin el problema de la realización. El deseo implica esfuerzo por ser, por
devenir, y con la terminación del devenir desaparece la lucha por la
realización.
Cuanto más le pide uno a la
vida, más temible y dolorosa se vuelve ésta, sin una vida profundamente quieta
en lo interior, todas las cosas son vanas e inútiles. Lo importante es estar
libre del éxito y del fracaso, no buscar un resultado, hacer lo que uno ama. El
verdadero amor no tiene recompensas ni castigo.
Jiddú Krishnamurti
La barrera del ego:
El ego es una falsa idea
acerca de nosotros mismos, un yo falso. Mientras mayor es el ego, más nos aísla
e insensibiliza, y nos hace sentir más importantes que los demás. El ego nos
hace creer que estamos autorizados para menospreciar, dañar, dominar y utilizar
a los demás; para disponer de sus vidas inclusive. Como el ego es una barrera
para el amor, nos impide sentir compasión, ternura, cariño, afecto, amor. El
ego nos vuelve inconscientes ante la vida.
El ego fue concebido como
una protección para las criaturas que tienen que vivir en ambientes de muy poca
evolución, en mundos donde la ley es sálvese quien pueda. En esos
lugares el ego ayuda a sobrevivir, pero cuando un planeta esta en condiciones
de ingresar a otra etapa de evolución, entonces un ego excesivo ya no tiene
justificación y se transforma en un obstáculo para la evolución de la persona y
de todo su mundo.
Ego-ísta es alguien que se
interesa por si mismo y no por los demás, el ególatra no adora a nadie más que
a si mismo, el ego-tista habla solo de si mismo, el ego-céntrico piensa que el
Universo gira alrededor de su persona. La evolución humana consiste en la
disminución del ego, para que crezcan el amor y la sabiduría.
"Ami, el Niño de las Estrellas"; Enrique Barrios.
El ego y la enfermedad:
Un estudio a largo plazo
realizado sobre una muestra de 600 hombres, dirigido por el profesor Larry
Scherwitz, de la universidad de Chicago, indica que el riesgo a sufrir
problemas cardíacos es mayor entre los hombres con estudios superiores que
suelen utilizar más a menudo el pronombre personal de primera persona. Tras
llevar durante varios años un control riguroso de los individuos estudiados, el
profesor Scherwitz corroboró que cuanto más se habla de uno mismo, mayor es la
posibilidad de sufrir una enfermedad coronaria.
Según el estudio, la
obsesión por el ego es un catalizador tanto o más peligroso para el corazón que
fumar, una dieta rica en grasas o la falta de ejercicio. Los descubrimientos
del profesor Scherwitz confirman la tesis de que la salud del cuerpo depende de
la salud del alma, es decir que el cultivo de las virtudes morales, en este
caso la humildad, favorece el bienestar físico y la salud integral.
“¿Por qué ser bueno? El sentido de la ética en el mundo actual”,
Byron L. Sherwin.
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