3/12/08

Los deseos, el ego y el sufrimiento


“Gran parte de los problemas que sobre-llevamos tienen que ver con lo que dejamos de tener, pero su origen, su raíz profunda, está en lo que dejamos de percibir, de sentir."

"Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no todo me hace bien. Todo me está permitido pero no seré esclavo de nada". (Primera carta de Pablo a los Corintios, 6:12).

“Tu sufrimiento será tan duro como duro sea tu corazón, y tu dicha tan grande como el amor que reine en ti. Tu dolor durará solo hasta que te perdones, perdones a otros o dejes de hacer daño. Cuando decidas: basta de sufrimiento, comenzarás a crearte la felicidad, entonces bajarás de tu cruz".


La ignorancia y el sufrimiento:
"El sufrimiento es la consecuencia de la reducción de lo divino a nuestras categorías banales, a menudo en forma inconsciente."

“Si el sufrimiento fuera parte de la Naturaleza, no podría tener ningún éxito la empresa de derrotarlo. Pero la experiencia de los que lo lograron, como el Buda por ejemplo, indica que existe un medio cuyo resultado final no es necesariamente la frustración. Este medio es la vida espiritual”.

La ignorancia produce ilusiones y nos pasamos la vida persiguiéndolas. Sufrimos cuando no conseguimos lo que queremos y sufrimos cuando conseguimos lo que queremos, porque ya perdimos interés en esa carrera de posesión; porque el objeto de nuestro anhelo ya no es el mismo, al cambiar con el tiempo, o porque no posee las cualidades que nosotros le atribuíamos. El Conocimiento por el contrario permite ver la realidad tal cual es, distinguiendo lo ilusorio de lo verdadero, lo valioso de lo banal. Por eso la ignorancia en ningún momento evita el sufrimiento, sino que lo alimenta.

Los deseos y el sufrimiento:
Se dice que si hay algo peor que no conseguir lo que uno desea, es precisamente conseguirlo. En algunos casos porque el costo de la obtención es muchísimo mayor que el placer que ese logro pueda brindar. El otro caso es cuando conseguir las cosas nos resulta muy fácil y entonces nos cebamos con el mecanismo de acopio, y todos sabemos que en materia de deseos no existen límites; por lo tanto nunca seria posible conseguir todo lo que existe. Cualquiera de estos casos produce insatisfacción, aun cuando nos hallamos en posesión de lo que deseamos.

"Budismo", Samuel Wolpin


El deseo de ser: la búsqueda de la realización

“Qué extrañamente susceptible es uno a una atmósfera; necesitamos un ambiente amigable, un sentimiento de atención cálida en el cual poder florecer libre y naturalmente. Muy pocos tienen esa atmósfera, por eso casi todos están empequeñecidos, tanto en lo físico como en lo psicológico”.


El tratar de ser es el devenir, y el devenir es siempre el deseo con sus frustraciones. Pensar en el futuro es echar raíces en el suelo de la incertidumbre. El sufrimiento es lo que sigue al deseo. No es posible hallarse en paz si hay cualquier clase de deseo o esperanza de algún estado futuro.

Cuando el placer de la realización es un deseo constante, la terminación del placer provoca frustración y dolor, y entonces se busca otra vez la realización en otra dirección. El movimiento de la conciencia egocéntrica produce aislamiento, sentimiento de soledad y de separación. La lucha por la realización conlleva siempre un conflicto de dualidad.

Hay una perpetua lucha por ser otra cosa que lo que uno es. La comprensión de lo que uno es descubre la creatividad, en cambio la comparación genera crueldad, ambición y competencia. La consciencia de ser humilde, es a veces una forma de orgullo: la mente tiene que ser algo. La sencillez interna se produce cuando lo externo se corresponde con lo interno, es estar libre del apremio del "más", no pensar en términos de éxito, fracaso ni tiempo. Ser sencillo es librarse de todos los resultados.

La realización se desvanece pronto, y estamos a la caza de una nueva. En la comprensión del deseo llega a su fin el problema de la realización. El deseo implica esfuerzo por ser, por devenir, y con la terminación del devenir desaparece la lucha por la realización.

Cuanto más le pide uno a la vida, más temible y dolorosa se vuelve ésta, sin una vida profundamente quieta en lo interior, todas las cosas son vanas e inútiles. Lo importante es estar libre del éxito y del fracaso, no buscar un resultado, hacer lo que uno ama. El verdadero amor no tiene recompensas ni castigo.

Jiddú Krishnamurti


La barrera del ego:

El ego es una falsa idea acerca de nosotros mismos, un yo falso. Mientras mayor es el ego, más nos aísla e insensibiliza, y nos hace sentir más importantes que los demás. El ego nos hace creer que estamos autorizados para menospreciar, dañar, dominar y utilizar a los demás; para disponer de sus vidas inclusive. Como el ego es una barrera para el amor, nos impide sentir compasión, ternura, cariño, afecto, amor. El ego nos vuelve inconscientes ante la vida.

El ego fue concebido como una protección para las criaturas que tienen que vivir en ambientes de muy poca evolución, en mundos donde la ley es sálvese quien pueda. En esos lugares el ego ayuda a sobrevivir, pero cuando un planeta esta en condiciones de ingresar a otra etapa de evolución, entonces un ego excesivo ya no tiene justificación y se transforma en un obstáculo para la evolución de la persona y de todo su mundo.

Ego-ísta es alguien que se interesa por si mismo y no por los demás, el ególatra no adora a nadie más que a si mismo, el ego-tista habla solo de si mismo, el ego-céntrico piensa que el Universo gira alrededor de su persona. La evolución humana consiste en la disminución del ego, para que crezcan el amor y la sabiduría.

"Ami, el Niño de las Estrellas"; Enrique Barrios.


El ego y la enfermedad:

Un estudio a largo plazo realizado sobre una muestra de 600 hombres, dirigido por el profesor Larry Scherwitz, de la universidad de Chicago, indica que el riesgo a sufrir problemas cardíacos es mayor entre los hombres con estudios superiores que suelen utilizar más a menudo el pronombre personal de primera persona. Tras llevar durante varios años un control riguroso de los individuos estudiados, el profesor Scherwitz corroboró que cuanto más se habla de uno mismo, mayor es la posibilidad de sufrir una enfermedad coronaria.

Según el estudio, la obsesión por el ego es un catalizador tanto o más peligroso para el corazón que fumar, una dieta rica en grasas o la falta de ejercicio. Los descubrimientos del profesor Scherwitz confirman la tesis de que la salud del cuerpo depende de la salud del alma, es decir que el cultivo de las virtudes morales, en este caso la humildad, favorece el bienestar físico y la salud integral.

“¿Por qué ser bueno? El sentido de la ética en el mundo actual”, Byron L. Sherwin.

No hay comentarios: