2/2/10

La meditacion II


Cuando la percepción de lo material predomina sobre todos los aspectos de nuestra vida, estamos desequilibrados, la base de esta forma de ver es la ignorancia y la in-consciencia, y llegar a desarrollar estados de conciencia cada vez más estables y profundos y al mismo tiempo ir superando la ignorancia, es precisamente el objeto básico de la meditación. Despertar y elevar la conciencia es también ampliar la percepción y la comprensión de todas las cosas.


Por otro lado, si meditando nos enfocamos exclusivamente en desarrollar una conciencia muy espiritual, por ejemplo invocando una deidad, también estaríamos des-armonizados si esto sucede cuando empezamos a vislumbrar las bondades y la pureza del mundo espiritual y de alguna manera nos encandilamos con la idea de alcanzar cada vez niveles más elevados de espiritualidad, olvidando los aspectos materiales, mundanos. 

Es entonces cuando buscando la perfección, podemos llegar a creer y afirmar: No hay que preocuparse por las cosas materiales: “¡Dios proveerá!”.

Pero no es lo mismo comprender y tomar conciencia de la im-permanencia, el egoísmo, la ilusión y el sufrimiento de las cosas del mundo, y por lo tanto no apegarse a ellas, que pretender ignorarlas viviendo en una nube espiritual


Se puede llevar una vida muy espiritual, pero esto también incluye poder ser auto-suficiente, alimentarse y cuidarse mínimamente, desarrollar una buena formación moral, cultural y ecológica, de respeto por la vida, ser responsable y ordenado y saber responder a las obligaciones contraídas, entre muchas otras cosas mundanales.

Llegados a un cierto desarrollo integral, a un nivel de conciencia elevado y de coherencia entre lo que se cree, se dice y se hace, muchas cosas se nos darán por añadidura, como dicen los Evangelios, o simplemente porque con nuestra conducta expresamos claramente y con la más íntima convicción, cómo somos y lo que queremos en la vida. Y el Universo siempre responde, y entonces una puerta siempre se abrirá y nuevas oportunidades se presentarán.

"Enseñar sin hablar, conseguir sin querer: es algo muy raro en la sociedad", Lao Tsé.
En todo caso, meditar para abrirse y facilitar la penetración y manifestación de la influencia espiritual en uno es muy beneficioso y favorece mucho el equilibrio material-espiritual. De otra manera podríamos pasar mucho tiempo, toda la vida quizás, tratando de superar la ignorancia y la limitación de una forma de ver enfocada y apegada a lo material.

"Cuando se coloca un cristal sobre un chacra para activarlo, para la visión clarividente el chacra se agranda, gira con más rapidez y tiene más energía.El cristal no sólo activa el chacra en el que fue colocado, sino que también activa los otros chacras, especialmente los inferiores que se agrandan y activan más." (Curación Pránica con Cristales, Choa Kok Sui.)

La respiración y la meditación son dos métodos muy idóneos, enseñados y practicados desde la más remota antigüedad, para detener y controlar la mente y los pensamientos erráticos que producen un ruido de fondo incontrolable, trabajar con estas técnicas y llegar a integrarlas es algo muy beneficioso para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.

Es muy conocido el efecto tranquilizante de la respiración profunda, por ejemplo frente a una situación de stress o de pánico.

Al practicar la meditación, el problema más común que surge para todos es precisamente el de no poder controlar los pensamientos incesantes que nos perturban y nos sacan de nuestro estado meditativo. Sería un error intentar detenerlos a través de la mente, porque es precisamente la mente mecánica quien los origina, hay que simplemente dejarlos ir, algo que es fácil de comprender, pero no tan fácil de realizar. 

Otra forma, que dependiendo de las características de cada uno, puede ser más adecuada, o no, es dejar fluir los pensamientos que aparecen, pero de una manera controlada, y seguirlos hasta que se desvanezcan.

Dentro del mundo mágico de los cristales, la turmalina negra es indicada para aquellos que no pueden controlar sus pensamientos, protege de lo externo, pero también de uno mismo. La amatista es un tranquilizante natural, su serenidad potencia los estados elevados de conciencia y la meditación. Se puede meditar enfocándonos en una piedra, y mucho mejor si hay mutua simpatía, y entonces ella nos contará de su sabiduría.

Meditación en la respiración:
Buscar un lugar tranquilo y sentarse en posición cómoda manteniendo la espalda bien erguida, la cabeza inclinada hacia delante a no más de 45 grados del cuerpo, los ojos entre-abiertos mirando fijamente la punta de la naríz.
Las manos relajadas, la derecha abierta y apoyada sobre la palma de la izquierda, las yemas de los pulgares tocándose (Mudra), para las mujeres las manos van al revés.
Hacer una inspiración profunda pero relajada,  inspirar y espirar hasta llegar a contar veintiuno con cada respiración completa. Si se pierde la cuenta, hay que volver a empezar de uno, repetir las veces que se quiera.