25/8/16
17/8/16
El sendero perdido II (los fundamentos)
¡Si deseas que crea en
lo que conoces, enséñame lo que haces! Eliphas Levi
Hay quienes confundidos, o perdidos, y alucinando con el discurso de algún líder, creen que la única salida para terminar con todos sus males y encontrar así el equilibrio, la salud física- mental y la felicidad en sus vidas consiste en seguir in-condicionalmente al gurú y su doctrina.
Pero
así como para construir una casa hay que empezar por los cimientos, en nuestra
vida para edificar el templo que albergue y permita manifestar al espíritu hay
que empezar por consolidar los fundamentos que le otorguen los adecuados y eficaces medios de acción.
La normalidad es una convención aceptada
por la mayoría en un determinado espacio-tiempo, la historia de la humanidad está
plagada de paradigmas en su momento irrefutables, que luego fueron cayendo uno
a uno. En el terreno terapéutico y de acuerdo a una máxima expresada por los psicólogos
“no hay nadie normal”, todos tenemos algún tipo de des-ajuste o neurosis.
De ahí y aunque nos consideremos normales (o que venimos de otro planeta) que sea tan importante la introspección y a veces la ayuda psicológica-humanitaria es más urgente que la espiritual-religiosa. Sin la función equilibrante de la consciencia se pueden producir los trastornos más graves.
De ahí y aunque nos consideremos normales (o que venimos de otro planeta) que sea tan importante la introspección y a veces la ayuda psicológica-humanitaria es más urgente que la espiritual-religiosa. Sin la función equilibrante de la consciencia se pueden producir los trastornos más graves.
Existen los
milagros por la fe como la curación por
ejemplo, hay muchos testimonios como para negarlo, pero si un milagro consiste
en corregir un error, no necesariamente ni siempre lo que padecemos es un error, puede ser un remedio. Y así a
veces debemos transitar por determinadas experiencias que consideramos desagradables
o in-merecidas como un designio para esta vida (una oportunidad para aprender,
crecer o simplemente para quemar Karma). En general no está dentro de nuestras humanas
posibilidades el saber el por qué y menos aún evitarlas, pero si podemos
aceptarlas para luego transformarlas.
Se puede no tener gran conocimiento libresco o erudición pero eso no impide poder vivir
en plena armonía con el Cielo y la Tierra, se es más sabio cuando se está más
cerca, y más consciente, de la Verdad (del Todo que está en todo), hay muchos
ejemplos no solo de santos y maestros. Por otra parte hay quienes supuestamente
fieles a un camino espiritual saben de memoria la doctrina pero ni se conocen
a sí mismos, sus debilidades y sus errores, cómo afectan sus acciones a los demás,
cómo se relacionan con la vida.
No son libres
ni espontáneos porque se limitan a
repetir como una grabación la doctrina
aprendida, en cualquier contexto y con todas las personas sin conocer sus necesidades reales; en definitiva en sus vidas prácticas suelen
ser inestables e inflexibles. Saben
mucho de teoría y de rituales pero no
poseen sabiduría, al no conocerse a sí mismos no pueden conocer a los demás.
Creer, o hacer
creer, que uno lo sabe todo es una forma de cerrarse y negar otras realidades.
Es imposible acceder a los planos
superiores o espirituales sin haber primero integrado y equilibrado los planos
inferiores que son tan necesarios como los primeros, y si se los llama así
(inferiores o bajos) es por una cuestión de orden ascendente-evolutivo (por ejemplo los chacras) y su grado de vibración. Como todo lo que
existe en el Universo los diferentes niveles son inter-dependientes.
Si bien el
mundo físico, los deseos de los sentidos y el apego a ellos, no es nuestra meta última, la estabilidad de los cimientos, la piedra angular, es una condición
necesaria para toda posterior construcción-evolución.
No podemos ni soñar con obtener y desplegar aptitudes espirituales si primero no consolidamos nuestra propia supervivencia y nos enraizamos a la tierra (nuestro
hogar en esta vida), viviendo en armonía con la naturaleza; si no aceptamos, purificamos
y respetamos nuestro cuerpo; si no valoramos el trabajo (el servicio); si no
podemos equilibrar pensamientos, emociones
y deseos y a la vez desarrollar nuestra auto-estima, auto-nomía y el poder de
la voluntad. Es decir los temas básicos de la existencia que se corresponden, como centros de energía, con los tres primeros
chacras.
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