“Siempre que Buda Gautama pasaba por un sitio, los
arboles que no tenían hojas de repente se cubrían de ellas para darle sombra; y
cuando se sentaba a meditar bajo un árbol, brotaban espontáneamente cientos de flores y se
derramaban sobre él”. (La pasión por lo imposible, Osho)
La palabra redención es sinónimo de rescate,
liberación, y también significa medio, refugio; a Cristo se lo llama el
Salvador o Redentor. En las civilizaciones más antiguas el mago era el sacer-dote
(que extrae las dotes o virtudes), el conocedor de las Leyes Superiores, mediador
y armonizador entre las fuerzas de la Tierra, el hombre y el Cielo.
La Alta Magia es el proceso de activar, re-conocer y
hacer consciente el espíritu y las más elevadas posibilidades del hombre. Y en
este sentido Cristo fue seguramente el más grande de los Magos, en su misión,
que hubo sobre la Tierra.
Hay quienes confunden magia con ilusión (leger-de-main) y la rechazan de plano, otros la asocian
exclusivamente con poderes psíquicos y fuerzas astrales de orden inferior, los conjuros y la magia negra de
los hechiceros. Como en todos los aspectos de la vida, se pueden utilizar los
medios disponibles con fines muy disímiles, para beneficio del hombre o para su
esclavitud y/o destrucción.
Si des-conocemos o negamos el aspecto mágico de todo
sendero espiritual, terminamos por desvirtuar
el propio sendero: los llamados milagros;
la oración, la in-vocación o la súplica, ¿no se dirigen hacia entidades
supra-naturales, solicitando a veces la influencia divina en los asuntos humanos?
Por otra parte, los Grandes Maestros nunca dejaron de afirmar que todos
podíamos ser como ellos y realizar sus prodigios.
El profundo conocimiento y dominio de las funciones y
energías de cada chacra, mediante un in-decible trabajo de ejercitación,
armonización, concentración y meditación, otorgan al yogui en su camino a la
iluminación, ciertos poderes, que jamás deben ser un fin en si mismos:
librarlo de toda enfermedad, caminar
sobre el fuego, penetrar en la conciencia de otras mentes, etc. (chacra
Mannipura); oír y ver a grandes distancias, la precognición, hacerse
in-visible, etc. (chacra Anahata).
El científico cuántico, en tanto trabaja y hace
comprensibles energías in-visibles, es un mago. La increíble energía que libera
la fisión del átomo puede ser utilizada, como combustible para una usina
eléctrica, pero también para construir una bomba atómica, y eso es magia negra.
Los medios modernos, sutiles, ideológicos y/o psicológicos, utilizados para
inducir y manipular determinadas conductas en el hombre, que a veces terminan
en obsesión o enfermedad, son otra forma de hechicería.
No superamos la época de mayor actividad, la lucha
entre el bien y el mal de magos y hechiceros que nos presentan las historias y
mitos de la antigüedad, eso si, se han incorporado nuevas tecnologías. Una
señal clara de la presencia de la magia corrupta es la de invertir y confundir
el sentido de símbolos y principios sagrados, conductas sanas, éticas,
ordenadas y naturales.
La magia bien entendida, igual que la alquimia, es un
arte y una ciencia de orden superior, su sentido último no es producir
fenómenos sobre-naturales, que en verdad para el mago o el iniciado son hechos
naturales debidos al empleo idóneo de fuerzas conocidas, sino un camino para
realizar la redención del hombre. Y es en este último sentido que se puede
hablar de encantamiento: el
arrobamiento de experimentarse Uno con el Todo.