30/12/11

Magia & redención




“Siempre que Buda Gautama pasaba por un sitio, los arboles que no tenían hojas de repente se cubrían de ellas para darle sombra; y cuando se sentaba a meditar bajo un árbol, brotaban  espontáneamente cientos de flores y se derramaban sobre él”. (La pasión por lo imposible, Osho)    
                         

La palabra redención es sinónimo de rescate, liberación, y también significa medio, refugio; a Cristo se lo llama el Salvador o Redentor. En las civilizaciones más antiguas el mago era el sacer-dote (que extrae las dotes o virtudes), el conocedor de las Leyes Superiores, mediador y armonizador entre las fuerzas de la Tierra, el hombre y el Cielo.

La Alta Magia es el proceso de activar, re-conocer y hacer consciente el espíritu y las más elevadas posibilidades del hombre. Y en este sentido Cristo fue seguramente el más grande de los Magos, en su misión, que hubo sobre la Tierra.

Hay quienes confunden magia con ilusión (leger-de-main) y la rechazan de plano, otros  la asocian exclusivamente con poderes psíquicos y fuerzas astrales de orden  inferior, los conjuros y la magia negra de los hechiceros. Como en todos los aspectos de la vida, se pueden utilizar los medios disponibles con fines muy disímiles, para beneficio del hombre o para su esclavitud y/o destrucción.

Si des-conocemos o negamos el aspecto mágico de todo sendero espiritual, terminamos por desvirtuar  el propio sendero: los llamados milagros; la oración, la in-vocación o la súplica, ¿no se dirigen hacia entidades supra-naturales, solicitando a veces la influencia divina en los asuntos humanos? Por otra parte, los Grandes Maestros nunca dejaron de afirmar que todos podíamos ser como ellos y realizar sus prodigios.

El profundo conocimiento y dominio de las funciones y energías de cada chacra, mediante un in-decible trabajo de ejercitación, armonización, concentración y meditación, otorgan al yogui en su camino a la iluminación, ciertos poderes, que jamás deben ser un fin en si mismos: librarlo  de toda enfermedad, caminar sobre el fuego, penetrar en la conciencia de otras mentes, etc. (chacra Mannipura); oír y ver a grandes distancias, la precognición, hacerse in-visible, etc. (chacra Anahata).

El científico cuántico, en tanto trabaja y hace comprensibles energías in-visibles, es un mago. La increíble energía que libera la fisión del átomo puede ser utilizada, como combustible para una usina eléctrica, pero también para construir una bomba atómica, y eso es magia negra. Los medios modernos, sutiles, ideológicos y/o psicológicos, utilizados para inducir y manipular determinadas conductas en el hombre, que a veces terminan en obsesión o enfermedad, son otra forma de hechicería.

No superamos la época de mayor actividad, la lucha entre el bien y el mal de magos y hechiceros que nos presentan las historias y mitos de la antigüedad, eso si, se han incorporado nuevas tecnologías. Una señal clara de la presencia de la magia corrupta es la de invertir y confundir el sentido de símbolos y principios sagrados, conductas sanas, éticas, ordenadas y naturales.

La magia bien entendida, igual que la alquimia, es un arte y una ciencia de orden superior, su sentido último no es producir fenómenos sobre-naturales, que en verdad para el mago o el iniciado son hechos naturales debidos al empleo idóneo de fuerzas conocidas, sino un camino para realizar la redención del hombre. Y es en este último sentido que se puede hablar de encantamiento: el arrobamiento de experimentarse Uno con el Todo.


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