4/1/10

La meditación


A pesar que hasta la ciencia actual reconoce sus beneficios terapéuticos físicos, mentales y emocionales, como por ejemplo un gran poder de relajación y concentración, de atención y lucidez, para muchos occidentales, sino para la mayoría, el arte milenario de la meditación sigue siendo algo extraño, esotérico, y por lo menos difícil de realizar, y esto genera muchas trabas y prejuicios para su practica.

Hay muchos tratados sobre meditación, algunos de ellos la estimulan y facilitan, y hay otros que proponen un ritual realmente complicado para el neófito buscador, al punto de hacer perder el entusiasmo y creer que es una practica solo accesible para entendidos.

Si bien la meditación suele estar integrada a una determinada creencia o camino espiritual con sus propias pautas y características que determinan un sistema, en verdad no es necesario seguir una religión o credo, aunque si es conveniente aprender con un maestro o facilitador. 

Hay también quienes, por ejemplo, siguiendo el cristianismo practican la meditación budista. En todo caso, más que aprender una técnica determinada, y muchas son realmente muy sencillas, el problema de fondo es tomar la decisión y desarrollar una firme voluntad y auto-disciplina para practicarla. Al igual que para otros temas de la vida, hay que tener la convicción de que es algo beneficioso para uno.

En Occidente, si bien hay quienes por propia disposición interior tienen más facilidad para la contemplación y la concentración, para la gran mayoría agobiada por problemas, reales o no, y por pensamientos y deseos generados sin pausa por una mente mecánica que se torna incontrolable, la meditación aparece como algo casi utópico y, sin embargo es una de las herramientas más eficientes para frenar la mente y los pensamientos.

Aun conociendo sus beneficios, detenerse, encontrar un espacio y dedicarse algunos minutos diariamente a meditar, para muchos resulta algo increíblemente difícil y complicado de hacer. Quienes sean sensibles, intuitivos, podrán percibir también, además de todas las razones invocadas para no meditar, el temor, nunca expresado, de conocerse a uno mismo, de des-velar la propia verdad, porque entonces algunas cosas podrían cambiar.

Hay quienes desarrollan ciertas actividades, artísticas por ejemplo, que les permiten abstraerse y detener los pensamientos perturbadores y al mismo tiempo ser creativos y estar plenamente conscientes de lo que están haciendo.

Ya asumiendo la decisión de meditar, solo la práctica concreta, la paciencia y la perseverancia desarrollarán el hábito y la auto-disciplina en el tiempo, hasta llegar al punto de sentir la necesidad y el placer de meditar diariamente como se necesita el alimento para vivir.

¿Y entonces, qué es en definitiva la meditación, y para qué sirve?

Meditar es acceder a un estado de conciencia, no se trata de poner la mente en blanco como a veces se cree, como técnica es la actitud de enfocarse en algo, la respiración por ejemplo, y al mismo tiempo estar bien consciente de lo que se esta haciendo.

Si en algún momento de reflexión podemos ver y tomar conciencia de la actividad incesante de la mente y de la multitud de pensamientos propios y ajenos que percibimos y nos afectan permanentemente, podemos llegar a preguntarnos: ¿Quién maneja mi vida en definitiva, la mente y los pensamientos o mi conciencia interior?

La meditación es un método para detener la mente mecánica y los pensamientos que nos aturden y confunden, para afirmar: “Yo Soy quien controla mi vida, mi cuerpo, mi mente y mis pensamientos”.

Por medio de la meditación conectamos con nuestro ser interior, con el si mismo, y desde ahí podemos conectar con la tierra y con el cielo, con nuestro aspecto material y con el espiritual, y armonizarlos.

Empezando por meditar durante unos 15 o 20 minutos diariamente, con el tiempo y la práctica podemos llegar a experimentar un estado meditativo, un estado de conciencia permanente, en cualquier momento y lugar; y para llegar a sentirnos dueños de nuestra propia vida bien vale la pena el esfuerzo y la auto-disciplina para la práctica.