Quien haya viajado por lejanas tierras seguramente
apreciará los paisajes recorridos al igual que las diferentes culturas
encontradas, pero para el viajero-buscador sin dudas lo más enriquecedor será
la relación con la gente, poder comprobar que a pesar de todas las diferencias y
formas de vida posibles la condición de ser humanos nos une.
Sería inútil pretender que desaparezcan las diferencias, aun en el mejor de los mundos
siempre habrá distintas perspectivas.
El arte mayor del buscador consiste en ver lo esencial
del ser humano en el extraño o extranjero, es decir en aquel con el cual no hay
lazos de sangre ni sociales, filosóficos, políticos, religiosos, etc., para
finalmente des-cubrirse y re-encontrarse en él. Y solo es posible amar al extraño, y al enemigo, cuando se ha vencido el egoismo. Así es posible experimentar el no sentirse extranjero en
ningún lugar.
La más profunda vivencia consiste en sentir en el corazón que todo
aquello que tenga que ver con lo humano
es propio y forma parte del ser. En cada uno de nosotros, en el ser
interior, se encuentra el Hombre Universal.
El crecimiento de la humanidad siempre será el resultado final de muchos esfuerzos, a menudo aislados, de personas y grupos en todo tiempo y lugar. De alguna manera, por acción u omisión, todos somos responsables y llevamos en la mochila el destino de la humanidad.
El crecimiento de la humanidad siempre será el resultado final de muchos esfuerzos, a menudo aislados, de personas y grupos en todo tiempo y lugar. De alguna manera, por acción u omisión, todos somos responsables y llevamos en la mochila el destino de la humanidad.
El narcisismo y/o egoísmo es algo que todos tenemos al
nacer y se considera un instinto de supervivencia (en este sentido de auto-protección
en la persona adulta sería aconsejable una dosis mínima de egoísmo), para el
recién nacido no existe el mundo exterior, la única realidad para el niño es él
mismo y poder satisfacer sus necesidades básicas.
Cuando la persona queda anclada en esta etapa
instintiva, a pesar de crecer en otros
aspectos, no puede controlar su pulsión narcisista (la diferencia con el
egoísta es tan sutil que ni los psicólogos suelen detectarla) que se encarga de
sobre-valorar y querer imponer los dones, los intereses y la consiguiente visión
personal.
La persona alucinada con el brillo de sus propias
cualidades es in-capaz de re-conocer otras realidades diferentes a la suya, por
lo tanto no aceptará crítica alguna, racionalizando la invalidez de su
fundamento y viéndola como una amenaza a su integridad; sus palabras y sus decisiones
constituyen juicios in-apelables, absolutos, el mundo debe ser un reflejo de si mismo.
Cuando el narcisismo traspasa la frontera de lo individual se transfiere a un objeto externo como por
ejemplo la nación, la religión, la política, la pareja, los hijos o un grupo que pasan a ser suyos e in-superables como una extensión del sí mismo.
Está en la esencia del des-envolvimiento integral-espiritual del hombre trascender las ilusiones, la separación y el sufrimiento que surgen del narcisismo-egoísmo,
no podemos amar al prójimo si no re-conocemos y aceptamos tanto las diferencias
humanas como Aquello que como esencia espiritual íntimamente nos
une. No es fe ni creencia, es una vivencia.
Desde la visión espiritual, en este mundo todos somos extranjeros; como peregrinos que estamos de paso, éste no es nuestro verdadero hogar. Entonces, ¿Para qué aferrarse a él?
Cristo lo afirmó de varias maneras: “Vivimos en este mundo pero no somos de este mundo” y “Mi Reino no es de este mundo…”. En el budismo alcanzar el punto más alto del despertar, la Iluminación, significa terminar con la rueda in-cesante de muertes y re-nacimientos, es decir no tener la necesidad de volver a este mundo.
Cristo lo afirmó de varias maneras: “Vivimos en este mundo pero no somos de este mundo” y “Mi Reino no es de este mundo…”. En el budismo alcanzar el punto más alto del despertar, la Iluminación, significa terminar con la rueda in-cesante de muertes y re-nacimientos, es decir no tener la necesidad de volver a este mundo.