22/2/11

Los emergentes y el reino del revés


“Cualquiera que sea la motivación principal de nuestra existencia, esa es nuestra religión. Si hacemos del dinero la sola y única cosa que merece nuestra atención en la vida, el dólar será nuestro Dios y el dinero nuestra religión”. (La ciencia de la religión, Paramahansa Yogananda)

Parece ya un hecho generalizado, se da en todos los ámbitos del quehacer cotidiano, medir el crecimiento humano en términos de índices de productividad y progreso  económico, de riqueza material, como los únicos indicadores  o referentes validos para evaluar a un individuo, una sociedad o una nación. 

Pero la grandeza humana, como los valores esenciales,  representan las virtudes individuales, y no se pueden medir en términos de porcentajes del PBI, lo que implica reducir todas las potencialidades del hombre a lo racional-económico, material-especulativo.

No solo de pan vive el hombre. Hay  necesidades básicas que deben ser satisfechas porque son indispensables para la vida física, y seria in-sensato negar las posibilidades que brinda un cierto bienestar económico, cuando vivimos en un mundo esencialmente materialista. Pero “cuando se busca la satisfacción en los bienes y estos no la traen, se acelera la necesidad de consumir más”. 

Y el alma también necesita alimento y oportunidad para desarrollar y manifestar las virtudes de las fuerzas anímicas, morales y espirituales que elevan al hombre  en  sus aspectos más profundos: ecuanimidad, sabiduría, solidaridad, compasión, amor.

No hay  soledad más cruel y lastimosa que la del espíritu que se siente solo y separado del mundo. En ese estado muchas veces se sale a mendigar amor, buscando al menos una mirada cómplice de ocasión. Y ante el sentimiento de in-comprensión, de vulnerabilidad y falta de amor se experimenta miedo. Y el miedo instintivo, como en los animales, origina agresión como mecanismo de defensa, cuando no pánico y/o depresión.

Comprobar con tristeza y dolor que el otro es siempre un “extraño”, frente a la máscara del ego y la personalidad: “En los vínculos zapping, el otro no es alguien por descubrir y con quien construir una relación, sino alguien que debe satisfacernos o alguien para dejar de lado”; (Vivir mejor con menos, Patrick Rivers).

Crecer y vivir con una mirada interior, espiritual, orientada al des-aliento  y cuando todo es nada, siempre aparece la tentación de querer escapar…

Desde una limitada percepción, con la sola visión de ejemplos para no seguir: “es mejor pasar por des-honesto que por tonto” (Borges); es muy difícil visualizar una salida. Semejante estado del ser ¿es una situación excepcional, que afecta a unos pocos? Para nada, solo que muchos pueden y cuidan muy bien de en-volver estos sentimientos mediante diversos artificios usados como mecanismos de evasión: el éxito, la distracción, el placer y los deseos o la sumisión a algo o alguien exterior.

No es muy difícil poder advertir la intima  in-satisfacción: el modo y el tipo de consumir, las formas de trabajar, la forma de conducir, el respeto por las leyes y los demás,  en las relaciones amorosas, el cuidado del medio ambiente, la ingesta de ansiolíticos, etc.

“Solo el 10 % de las neurosis en nuestros tiempos tiene un origen patógeno, y  el 90 % restante deviene de la in-satisfacción ante una vida en la que falta la sensación de sentido y trascendencia”. Víctor Frankl

Precisamente son los etiquetados como neuróticos quienes más sufren y padecen estos sentimientos de aislamiento individual e in-trascendencia, mientras que los demás no son conscientes, seria demasiado aterrador enfrentarlos y en consecuencia: “todo esta bien”.

Sin embargo: “la persona considerada normal en razón de su buena adaptación, de su eficiencia social, es a menudo menos sana que la neurótica, cuando se juzga según una escala de valores humanos” (El miedo a la libertad, Erich Fromm)

Se  llama emergente a aquello que sobre-sale, y que pone en evidencia, refleja, de una manera in-negable estados o aspectos muchas veces ocultos. Según el diccionario RAE, emergente “es algo que nace y asciende de otra cosa”, no de aquello que se supone y etiqueta como “normal” o habitual, sino de algo que permanece  implícito, in-visible, y que de una manera u otra encuentra un canal para salir y expresarse. Y como irresistible fuerza anímica se puede manifestar en forma creativa, positiva, o des-tructiva.

Un artista, por ejemplo, es un emergente al canalizar y plasmar en su obra aquellos aspectos del pensar y del sentir de la época y el medio en que vive y que en el mejor de los casos  representan los verdaderos anhelos del alma, a menudo in-concientes o expresados como ideales de vida no-realizados: “La velocidad es la forma de éxito que la revolución técnica ha brindado al hombre”. (Milán Kundera).  “Calma, todo esta en calma / deja que el beso dure/ deja que el tiempo cure / deja que el alma…tenga la misma edad que la edad del cielo”. (La edad del cielo, Jorge Drexler.)

Pero también lo es, como canal de aspectos negativos no resueltos o ignorados, aquel ser marginado por su conducta  anti-social, adictiva y/o  delictiva en el peor de los casos. La falta de armonía y los desequilibrios internos, la destructividad y las enfermedades  originadas por la manera de vivir, son también emergentes.

En la práctica cotidiana y según la situación, aplaudimos, criticamos o condenamos a nuestros emergentes como si fueran “ajenos”, pero la ignorancia se transforma en gran hipocresía al negar que ellos re-presentan y asumen los valores reales que sostenemos, es decir aquellos que en verdad ejercitamos y no  los que se enuncian como discurso moral cuando conviene la ocasión.

“La peor de todas las faltas es no re-conocer ninguna”. Albert Einstein

Todo grupo o sociedad esta conformada por individuos, de manera que la conducta social esta in-negablemente unida a la conducta y el estado anímico, moral y espiritual de los individuos que la componen.

12/2/11

Los sueños de libertad


Creatividad, pureza y simplicidad no significan in-genuidad, los más elevados seres espirituales son espontáneos, transparentes, sencillos y acompañados de una gran fuerza de voluntad, al igual que suelen serlo quienes realizan sus sueños más hermosos, pero además aquellos están plenos de sabiduría y verdad. Hay sueños que son alimento para el alma, que nos evocan un estado primordial, no-contaminado, donde es posible ser, sentir y hacer lo que uno es y no lo que se espera que debamos ser, sentir y hacer, son los sueños de libertad.

Hubo un tiempo que fue hermoso
y fuí libre de verdad,
guardaba todos mis sueños
en castillos de cristal.

Poco a poco fui creciendo,
y mis fábulas de amor
se fueron desvaneciendo
como pompas de jabón.

Primeras estrofas de “Canción para mi muerte”, Charly Garcia.


Tiene su ventana abierta hacia la noche,
tiende  una red en la orilla del cielo,
y suelta amarras para derramarse
y navegar hasta el mas profundo vuelo.

Descubre los habitantes
de la ciudad sumergida,
son casi sobrevivientes
de una oscura pesadilla.

Y saltar sobre las sombras…
la vía láctea es el mar,
y las estrellas…son peces de cristal.

Vengan aquí…
hay que trepar al cielo,
dejen volar al hacedor de sueños.

Y va saltando por las nubes altas,
y la ciudad se quita sus sombreros,
…y chimeneas,
techos que se abren,
para dejar volar todos los sueños.

Recoge el agua del alma,
la lumbre de los amantes,
y al amanecer derrama
una lluvia de diamantes...

Que nos moja y nos enciende
a la hora de saltar
hacia la luz…
mansa del despertar.

“El hacedor”, de Cristina Banegas & Marilina Ross.

6/2/11

Normósis y ego-esclerosis

  
La normósis es la dolencia que torna mediocres a los seres humanos, conduciéndolos a una vida sin meta, sin fulgor, sin paz, sin significado, sin vigor, sin creatividad, sin felicidad, sin aquello que en verdad podríamos  llamar euforia (alegría auto-generada e imperturbable), sin eutonía (el punto exacto entre la hipertonía y la hipo-tonía), sin eutensión (ni hipertensión ni hipo-tensión), sin eutimia o condición de serenidad imperturbable, sin eu-ritmia o condición de armónico e integrado funcionamiento fisiológico.........

Un normótico es el tipo engendrado por la colectividad, por ella condicionado y dependiente de ella. Es el tipo tenido por normal en la sociedad en que vivimos.

Normótico es el mismificado, quién siempre buscando ajustarse a lo colectivo, pierde su identidad y hace todas las concesiones posibles, y sin la mínima posibilidad de optar ni disentir, adopta las mismas ideas, entroniza los mismos valores, sigue a los mismos líderes, consume los mismos productos.........

Es un robot accionado por la batuta del marketing. Inconsciente de la importancia de una vida libre y auténtica, está perdido de si mismo, dejándose arrastrar por la presión de la cultura de su época.

Y la egoesclerosis, ¿qué es?
El mismo nombre lo dice. ¿Qué es arteriosclerosis? Aún quién no es médico lo sabe. Es la obstrucción y el endurecimiento de las arterias. Pues bien, en casi todo ser humano el ego obstruyó y endureció.

Esto es egoesclerosis. Son pocos los seres humanos no egoístas, o sea, hombres y mujeres que antes de pensar en si mismos (en su interés, su bienestar, su lucro, su alegría, sus valores) por obra del amor y la sabiduría, cuidan de los demás; si los otros sufren, ellos se compadecen y sensibilizados, se dedican a ayudar, asistir, socorrer.

Lo que el egoísta piensa, dice, aspira, evita, programa, hace, tiene por objetivo aquello que él piensa que es: un ego distante, distinto, indiferente a todos.

La egoesclerosis es la más dominante enfermedad pandémica (en todos, en todo tiempo y en cualquier lugar), y es la causa sutil y principal de todo sufrimiento humano.

El ego personal, esto es, el sentirnos diferentes y distantes de los otros, es lo que impide el amor y, por lo tanto, todo lo bueno y feliz que el amor produce. Es el virus más destructivo de la felicidad humana.

El viaje de regreso a la casa del Padre, comienza, por lo tanto, con la renuncia al mundo normótico. Esta renuncia para ser válida y definitiva, no puede dejar de ser el resultado de un discernimiento muy agudizado y lúcido.

Cuando el alma ya no está más ilusionada con lo efímero, lo falso, lo ilusorio, sólo entonces brota de su interior una fuerte decisión por la media vuelta, por la metanoia. Los hindúes llaman a esto vairagya, que consiste en un profundo des-apasionamiento por lo que tanto antes la atraía, distraía y retenía.

A partir de ahí, comienza la segunda fase del viaje, la del retorno, la retracción y el verdadero des-apego.

La motivación imperiosa ahora, es la conquista de la liberación , el alma ansía vencer el cautiverio de las tinieblas exteriores. Los falsos placeres normóticos ya no la atraen, los del espíritu sí. Los falsos poderes perdieron el atractivo. El deber ahora se transformó en una ética superior guiada por el amor, por la renuncia, por la pureza, por la honestidad, por la compasión Universal.


YOGATERAPIA, Hermógenes.

2/2/11

La meditación III

Saber por qué sufrimos, no tener que depender de la voluntad de otros para alegrarnos, no permitir que las palabras llenas de odio nos hieran, dejar que los hechos del mundo exterior nos afecten solo en la medida que nosotros lo permitimos, desarrollar nuevas energías y perspectivas para enfrentar el trabajo y la vida cotidiana, calma y serenidad para aceptar lo in-aceptable, en fin, ser dueño de uno mismo y no esclavo de algo o alguien exterior, son algunos beneficios de la meditación o reflexión contemplativa. ¿No son ya éstas muy buenas razones para ejercitarla?

Hay elementos, como el sonido y los cristales, que favorecen el aquietamiento y la concentración  y nos ayudan para  armonizarnos y conectar con nuestros aspectos internos superiores. Así por ejemplo podemos meditar escuchando el sonido sagrado de un cuenco tibetano. 


La programación neuro-linguística utiliza una herramienta básica de la meditación: consiste en visualizar una situación o actitud personal del pasado pero viéndola en perspectiva, como un espectador desde afuera, viéndose a si mismo como un “extraño”, para así poder comprender y sanar hechos de un pasado que hoy nos sigue afectando.

Sin duda hay métodos que pueden ser muy útiles usados en la forma correcta y de acuerdo a las disposiciones y aspiraciones individuales, pero nada reemplaza el discernimiento y el profundo conocimiento de si mismo como la base o cimiento de todo crecimiento interior y desarrollo espiritual ulterior.

La práctica de la meditación lleva a una auto-disciplina que se resuelve en la intimidad de cada uno y luego, paulatinamente, se manifiesta en todos los aspectos de la vida: la “recta visión, el recto pensar, la recta conducta”, etc., tal como enseñó el Buda en el sendero de ocho pasos. Pero, y además, la auto-reflexión va creando cierta in-dependencia, conocimiento y confianza en uno mismo que ya no hace imprescindible el contacto  permanente con un maestro y con unas enseñanzas.

Hay muchos cristianos que parecen ignorar los beneficios de la meditación, y otros directamente la rechazan de plano porque no está  en los Evangelios, y entonces no es de Dios, y aunque para algunos pueda parecer increíble, no falta la visión fanática del seudo-profeta que describe al Buda meditando en el infierno.

Por cierto que en los Evangelios no se la menciona explícitamente, igual que muchas  cosas que dijo e hizo Cristo: “Para lo cual no alcanzarían todos los libros del mundo”. Sin embargo, mirando con los ojos abiertos podemos encontrar  mensajes implícitos. 


Cuando El nos dice que busquemos “El Reino de Dios en nuestro interior”, ¿No está aludiendo precisa y directamente a la introspección o mirada interior? ¿Y no  era ya  la meditación una buena disciplina para des-envolver nuestro ser divino interior? En otro pasaje El nos cuestiona: ¿”Por qué miras la paja en el ojo ajeno y no ves la viga en el tuyo”? ¿No es acaso una clara invitación  para, en lugar de criticar y juzgar al prójimo, profundizar en el conocimiento de uno mismo?

Solo saliendo de nuestros respectivos compartimientos estancos podremos comprender que las distintas entidades espirituales que encarnaron en la Tierra como Maestros para transmitirnos su amor, su compasión y sabiduría, pertenecen a una sola Gran Fraternidad Espiritual que vela por nuestra evolución. 


Y entonces, más que buscar contradicciones o diferencias, deberíamos tratar de encontrar cómo se complementan, se unen y se potencian las diferentes doctrinas o verdades, la investigación espiritual y la meditación unidas son excelentes herramientas para lograrlo.