La Cosmovisión Andina no sólo implica una retrospección hacia el
pasado, sino también la recuperación de una forma de vida que nos legaron
nuestros ancestros para saber vivir y poder transmitir esa fuerza a las
generaciones venideras con la experiencia y sabiduría de quienes nos
antecedieron.
Re-establecer la
fuerza ancestral en nosotros no significa el retorno al pasado; es re-establecer
los principios y valores eternos del Multiverso. La historia de los
pueblos se va forjando según su cosmovisión, que es la forma de concebir el
mundo, la vida.
Muchas culturas
occidentales, concebían que la naturaleza era violenta y agresiva, y por lo
tanto, desarrollaban una cosmovisión de temor, donde el ser humano estaba
sumido en el miedo. Otras, en cambio, observan que la vida y la naturaleza se
desarrollan de manera armónica, como ocurre en los pueblos originarios de Abya
Yala, por lo tanto, generaron una cultura de respeto y armonía entre todas las
formas de existencia.
Entonces, los árboles, las montañas, los ríos, las plantas, los astros, los seres humanos, todos ellos tienen su rol. Bajo esta conclusión, también se desarrollan las formas de cohesión de las sociedades, en cuanto se refiere a política, economía, arte y espiritualidad.
En Los Andes se
concibe que las energías del cielo (Pachakama), las energías de la tierra
(Pachamama), dan origen a toda forma de existencia, que se inter-relacionan
mediante el Ayni.
El Ayni, mas que la
reciprocidad es la interdependencia e interconexión entre todas las formas de
existencia. Esto nos permite concebir el Ayllu, como la comunidad, no solamente
entre los seres humanos, sino entre plantas, animales, minerales, etc. Y todas
ellas son iguales, no existe ningún rey de la creación.
Es por eso que el ser humano andino, generó en todas sus actividades, el respeto a toda forma de existencia, a las montañas, al Padre Sol (willka tata), a la Madre Luna (phaxsi mama), a las estrellas (wara wara), a la Madre Tierra (pachamama), a la Madre Agua (cota mama), el Señor de los Vientos (wayra tata), el abuelo Fuego (nina tata), los insectos, las piedras, etc., porque se comprende que, el deterioro de una forma de existencia es el deterioro de todo, por lo tanto, el concepto de caminar juntos es muy importante.
El horizonte es vivir en armonía con todo lo que existe, SUMA WIÑAY QAMAÑA, es una premisa, un principio para nuestra cotidianeidad, comprendiendo que toda expresión, tiene su razón de ser e importancia en la vida.
Por lo tanto, la
cultura de Los Andes es una cultura de respeto, en esto es que basó toda su
arquitectura, realizando construcciones respetando el entorno y adecuándose a
la morfología de la tierra.
La espiritualidad en
Los Andes se la vive desde el momento en que uno se levanta. Toda la vida, cada
segundo es sagrado. El respeto se va generando a través de todas las
instituciones de la Cosmovisión Andina :
- Phuqhachaña,
completarse, se refiere a la oración que antecede a la actividad diaria, donde se
manifiesta el agradecimiento a los ancestros y a las fuerzas que coadyuvan en
la vida. Estamos “completos” cuando nos integramos a nuestros ancestros y les
agradecemos.
- La Ch 'alla, donde
se despliega el agradecimiento, donde se reconoce que toda forma de existencia
vive, por ejemplo: la casa, los cerros.
- La Luxta , que es
la ofrenda por el agradecimiento, también para pedir permiso.
- La rutucha es
cuando se da la iniciación con el corte de cabello a los niños y niñas. Quien
corta cabello, aporta con algo (dinero o regalo) para el niño o la niña,
permitiendo devolver el arquetipo principal de la cultura andina: la igualdad.
En nuestras oraciones diarias siempre conversamos con Willka Tata, Paxsi Mama, Pachamama, Qutamama, Wayra Tata.
Esa es la riqueza y
la sabiduría de los pueblos indígenas originarios, esa visión que plasma en una
forma de vida que se expresa en armonía los ciclos de la Madre Tierra y
equilibrio con todo lo que nos rodea.
Tenemos que aprender
el lenguaje de la naturaleza, del Multiverso (Universo); hay un lenguaje y este
lenguaje nos permite convivir no solamente entre humanos, sino percibir también
los sonidos y la magia de la Vida. El lenguaje que conocen las aves, los
árboles, los ríos, las montañas, los insectos.
Es urgente porque las
energías convergentes en el planeta Tierra tienen una nueva dinámica, un nuevo
ritmo, una nueva frecuencia. Es urgente para el ser humano que se olvidó de
seguir el ritmo de la Vida, debe ponerse a tono, debe seguir el ritmo de la
naturaleza. En este sentido, es urgente porque todo lo que existe, inclusive
los insectos, siguen este ritmo, solamente falta el ser humano.
Caminantes de los
Andes