2/7/12

A través del universo (bitácora de vuelo)

“No mueres por estar enfermo, mueres por estar vivo”. (Montaigne)


“El más ponzoñoso dardo con que el escepticismo puede atravesar el corazón del hombre es decirle que no hay otra vida más allá de la presente, ni otro estado, con posibilidades de ulterior progreso, que perfeccione su actual naturaleza.”  (Thomas Browne)


Estamos viviendo y viajando por el espacio sobre una enorme roca-nave, la Tierra, que gira sobre su eje  a más de 1600 kms/h. en el Ecuador, produciendo el día, la noche y los bio-ritmos, y que a su vez se desplaza en órbita elíptica alrededor del sol, originando el año y las cuatro estaciones, a una velocidad media de 29,8 kms/s. recorriendo en una hora unos 106.000 kms., es decir unos 2.544.000 kms. por día.

En nuestra trayectoria elíptica recorremos en total 930 millones de kms. y como en la más sofisticada nave espacial no percibimos ningún movimiento, ni siquiera somos conscientes de él. En relación a este alucinante viaje, si eso no es magia, me sugería una amiga, entonces ¿qué es la magia?

Y si además consideramos la multitud de galaxias, de planetas con sus lunas y soles y sus respectivas órbitas, podemos observar al menos dos cosas: el equilibrio dinámico del universo donde todo esta en permanente movimiento y transformación  en perfecta armonía, y por otra parte frente a semejante magnificencia el hombre tratando de vivir entre alegrías y miserias con algo de melancolía... si no se puede hacer más. Y “¿No sabéis que sois dioses?,” decía Cristo a sus discípulos.

De acuerdo al órden más riguroso, la vida del espíritu interno sería la muerte de la naturaleza externa, y la noche del mundo físico  el día del espiritual. Por eso en los Misterios de la antigüedad se valoraba más el Sol de noche, que como en vuelo nocturno iluminaba a los adeptos, que el sol diurno.

La solución que nos mostró el Buda histórico fue la salida de la rueda de sucesivas encarnaciones mediante la Iluminación. Pero el Despertar Absoluto en una sola vida es más una expresión, como una bendición, de los mejores deseos para todos los hombres que una posibilidad cierta, no hay una sola vida ni la hubo para el Buda, por medio de la clarividencia espiritual se pueden ver las vidas pasadas de los grandes maestros.

Hubo una época en que las religiones se basaban, además de las verdades espirituales, en el conocimiento de las fuerzas sutiles de la naturaleza y el cosmos y su aplicación en beneficio del hombre, y la magia, como la caldea-egipcia que practicaba Moisés, era un arte y una ciencia que permitía develar esas energías ocultas a la percepción común y participar así en los atributos de la divinidad.


“Llámese fuerza, energía, electricidad, magnetismo, voluntad o potencia espiritual, siempre será la parcial manifestación del alma, de una partícula de la inteligente, omnipotente é individual Voluntad que llena la naturaleza toda y  que, por insuficiencia de lenguaje humano para expresar los conceptos psicológicos, llamamos Dios”. H.P.Blavatsky


En este tiempo no tan bueno, como cosmonautas en  viaje a través del universo el único evangelio infalible que tenemos como carta de navegación, es junto con la intuición que da la conexión con el alma para no perderse, conocer y copiar la sabiduría, la armonía y el equilibrio que vemos en la Naturaleza, que está en nosotros, y el Universo que todo lo contiene. 

Como todo lo cíclico, la Rosa Espiritual que una vez hubo en el jardín del Señor volverá a florecer, tal vez la próxima vez sea con nuevas fragancias y colores.

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