De acuerdo a los Yoga-Sutras de Patanjali, quien se
mantiene completamente establecido en la inteligencia discernitiva adquiere un
Samadhi cualitativamente elevado y diferente, éste recibe el nombre de
Dharma-megha Samadhi (Sutra 29). La palabra Dharma en su antiguo sentido védico
significa orden cósmico y megha
significa nube. Esto quiere decir que
quien vive en este Samadhi vive en total armonía con el orden cósmico.
Megha sugiere que este estado extra-ordinario semeja una
nube llena con las aguas eternas de la Vida (las aguas de arriba en el Cristianismo), que es capaz de derramar
sobre la humanidad la Sabiduría Divina y sus dones como impulsos de vida.
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ese elevado estado es vivenciar la bienaventuranza infinita de la unidad cósmica
y la finalidad última del Yoga y de todo camino de des-envolvimiento
espiritual: la creación de una mente nueva y del ser humano Verdadero.
Este Dharma-megha Samadhi produce la supresión de las tensiones y de
toda actividad nacida en la tensión, y cuando se eliminan todas las tensiones
se eliminan las impurezas que nublan la mente. Puesto que la mente es el medio
a través del cual se obtiene el conocimiento, una mente totalmente purificada
se vuelve accesible a la omnisciencia. Luego poco queda que sea cognoscible fuera del
alcance de una mente así.
Se describe al ser con tal mente y bendecido con tal omnisciencia como totalmente auto-satisfecho-realizado, para él las
acciones causativas del mundo objetivo llegan a su fin. Se libera así de la prisión
de la causalidad (Karma) cuya rueda inexorable es mantenida en movimiento por las tres energías
cósmicas (gunas).
El Karma (Sutra 31) es el resultado de las secuencias de causalidad, y la
causalidad es temporal. El tiempo es una secuencia continua de momentos, es tan
sutil que nadie puede observarlo, pero su efecto acumulado se torna visible y
por lo tanto cognoscible. De esta cognición se infiere que es el
resultado de la secuencia de muchos momentos que desaparecieron. El efecto es
entonces el producto de una serie de momentos que llamamos tiempo.
El tiempo y el espacio medibles son las ilusiones de una mente atrapada
en impresiones-experiencias pasadas que la memoria re-vive y mantiene activas. Estas medidas del tiempo y del espacio nunca podrán
ofrecer una comprensión verdadera al misterio del Universo y la Vida, ni
siquiera en el nivel puramente físico. El tiempo mismo es el enigma, y el
tiempo es totalmente interno, invisible e incognoscible sin prestarse jamás a medición
alguna.
Una mente orientada hacia la medida es incapaz de comprender lo
in-mensurable que es el tiempo en tanto sutiles secuencias de movimientos in-observables.
Por lo tanto es primero la mente la que ha de aquietarse, observarse, investigarse, comprenderse y purificarse antes de pretender entender cualquier otra cosa.