20/10/09

Construyendo los cimientos: la formación temprana


“Si hoy te encontraras con el niño que una vez fuiste, y él te preguntara qué es lo más importante que aprendiste a lo largo de tu vida, ¿qué le responderías?“ Richard Bach


“Hay mucho más en la Tierra y en el Cielo de lo que nuestros padres pudieron enseñarnos, pero ellos no recordaban”.



Los niños aprenden lo que viven:


Si viven criticados, aprenden a condenar.


Si viven con agresividad, aprenden a pelear.


Si viven avergonzados, aprenden a sentirse culpables.


Si viven apreciados, aprender a apreciar a los demás.


Si viven con estímulos, aprenden a confiar.


Si viven con seguridad, aprenden a tener fe.


Si viven con aprobación, aprenden a quererse.


Si viven con aceptación y amistad, aprender a hallar amor en el mundo.


Si viven con equidad, aprenden a ser justos.


Si viven con tolerancia, aprenden a ser tolerantes.



"Cada momento y en todo lugar, hay alguien que sufre y gime por querer sentir sobre su piel lo que nunca ha tenido, lo que siempre ha esperado...y eso es amor. No hay peor infierno que el de perder la libertad de crecer". Lalo de los Santos.

“Hay padres que enseñan a sus hijos que le deben todo a ellos, y hay quienes piensan que le deben todo a sus hijos, sus sufrimientos y alegrías son los suyos. Pero hay que ser digno de ser amado, ser padres no es suficiente”. Annick de Souzenelle

1/10/09

El sentido de la vida o una vida con sentido


“Hay quién obedece a sus propias reglas

porque se sabe en lo cierto;
quien cosecha un especial placer
en hacer algo bien; quien adivina
algo más que lo que sus ojos ven;
quien prefiere volar a comprar y comer.
Hay también quienes prefieren viajar
por lugares de encanto y aventura,
y de luminosa libertad.
Con todos ellos podré hacer
una sincera y duradera amistad”.

“Juan Salvador Gaviota”, Richard Bach


La vida puede tener tantos sentidos como las personas quieran darle, inclusive hay quienes afirman que la vida no tiene otro sentido que ella misma, o, simplemente, que es un misterio que no nos es dado comprender. Así, no hay una única respuesta, y todo depende de la perspectiva desde la cual se mira.

La conocida frase: “todo depende del cristal con que se mire”, encierra una increíble y profunda sabiduría, pues quienes trabajan con la magia de los cristales saben muy bien que a través de estos minerales se puede conectar con la sabiduría ancestral de la tierra y con conciencias muy elevadas, pudiendo equilibrar los aspectos materiales, mentales y espirituales de la vida, a través de los chacras, por ejemplo.

En todo caso, el sentido que le demos a nuestra vida siempre dependerá de nuestra perspectiva, de nuestra conciencia y sabiduría actual. En la medida en que consideremos nuestras experiencias personales, así hayan sido positivas o muy negativas, como oportunidades para aprender y crecer, vamos hacia un sentido espiritual.

No se puede ignorar la influencia del contexto familiar y del ambiente en que vivimos, en el mejor de los casos positivos y beneficiosos, y en otros casos muy negativas, con prejuicios, conceptos y presiones que determinan una herencia, que como una marca algunas personas llevan por el resto de sus días.

En una etapa introspectiva, y si sentimos la caída de nuestra forma de ver adquirida, si vemos la estrechez y limitación de los patrones y valores aprendidos, podemos experimentar la necesidad urgente, y a veces obsesiva, de encontrarle otro sentido a nuestra vida. Es aquí cuando sentimos que perdemos el rumbo y viajamos a la deriva.

Una vez escuché a una psicóloga decir: "cuando no le encuentres sentido a tu vida, busca en ocuparte de ayudar a otros", no sé si será una herramienta usual como terapia, pero me parece una muy buena idea.

Otro aspecto que contemplar es la carga kármica, el resultado de nuestras propias acciones del pasado y del presente. Creyendo o no en el funcionamiento del proceso de causa y efecto, según el principio oriental del karma, todo lo que pensamos, decimos y hacemos vuelve en algún momento y como forma de energía a nosotros, es una ley universal que rige el orden cósmico y moral.

Nos gusta pensar que, en cualquier momento podemos elegir libremente qué sentido queremos darle a nuestra vida, pero no vemos muy fácilmente que nuestra elección esta orientada por nuestros condicionamientos, el tan proclamado libre albedrío así no es más que una libertad condicionada.

A pesar de todo, lo bueno es que, si sabemos mirar un poco más lejos de nuestro ego, podemos ver innumerables ejemplos y comprobar que es posible incluso partiendo del peor  entorno familiar y/o personal, lograr sobreponerse y abrir y expandir la percepción y la conciencia, elevando la mirada por sobre hábitos y conceptos adquiridos.

Todos tenemos la capacidad individual de poder liberarnos de ataduras y condicionamientos, el grado en que lo logremos depende del compromiso que asumamos con nosotros mismos. Hasta el  karma se puede liquidar en esta vida, no será una tarea fácil, pero sabemos que se puede; después de todo en esta vida no hay nada que valga la pena y  sea fácil.

Así, el sentido de la vida no es siempre algo único y fijo a lo largo de nuestra existencia, va cambiando a medida que cambia nuestra perspectiva, nuestra percepción y nuestra comprensión, y este crecimiento, este cambio, va construyendo una vida con sentido.

Es un paso trascendente, que llega a movilizar nuestras estructuras y esquemas más rígidos y profundos, el dejar de ver todas las cosas en función de yo y mi o mio, el dejar de sentirnos víctimas de las circunstancias, de los demás, de nuestros padres, etc. De esta manera podemos comprender que la paz y el bienestar interior, que toda apertura de conciencia y crecimiento interior, no es algo beneficioso solamente para nosotros, sino que también afecta y beneficia a los demás, a nuestro entorno.

Llegando a este punto, podemos virar, como con un golpe de timón, el rumbo de nuestros intereses personales enfocados en el ego, dándole así un sentido más altruista, y compasivo a nuestra vida. En lugar de pensar solamente en qué puede darnos la vida, qué podemos obtener de ella, podemos considerar también qué podemos  ofrecerle nosotros a la vida.