La practica de virtudes como el amor y la compasión no
obedecen a la razón y la lógica usuales, no son respuestas adquiridas ni
condicionadas a conductas, situaciones o devoluciones
exteriores; surgen espontáneamente desde el centro de amor en el corazón y
la mente del hombre despierto.
Pero hay que cultivarlas, estamos tan obnubilados con nuestro
ego y con encontrar una razón para justificar todo lo relacionado con aquello
que lo re-afirma en la vida, que terminamos por buscar una explicación racional
para permitirnos sentir y poder manifestar las virtudes, realizar el bien y
pensar en los demás.
Dentro del budismo Mahayana, en relación con el
desarrollo de la bodichita relativa o
cultivo del amor y la compasión, existe una práctica basada en la meditación y
la re-flexión: “el método para cambiarse a uno mismo por los demás”, que puede
considerarse el sentido o la disposición interior para ejercitar el amor y la
compasión hacia todos los seres.
Este procedimiento, transmitido por el bodhisattva Manjushri,
constituye el centro de las enseñanzas conocidas en la tradición budista tibetana
como “el adiestramiento de la mente” y constituye el otro aspecto de la
sabiduría de la vacuidad o bodichita absoluta.
El primer paso en las enseñanzas consiste en
reflexionar sobre las desventajas de pensar únicamente en uno mismo, se trata
de analizar y meditar sobre el hecho que toda negatividad como el sufrimiento, la conflictividad y separatividad que existen en
el mundo provienen del egocentrismo, tanto propio como ajeno.
Negar, rechazar o ignorar las necesidades, puntos de
vista, pensamientos y sentimientos de los demás nos lleva in-evitablemente a
sostener una vida auto-limitada y auto-condicionada: la existencia auto-centrada en uno mismo
y/o en el entorno más cercano.
Toda la amplia gama de situaciones conflictivas, y el
enorme derroche de energías, que implica defender y alimentar sin pausa, permanentemente, el propio ego, no van solo dirigidas hacia los demás, en algún momento, como una
ley natural vuelven, a veces multiplicadas, y terminan por acosar y/o enfermar al propio
ser.
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