2/12/08

Buscando un Refugio




“Algún día, en algún lugar, te vas a encontrar con vos mismo, y sólo de vos depende que ese sea tú día más feliz, o el peor momento de tú vida."

Después de cansarnos de buscar inútilmente amor, calidez, comprensión y generosidad en nuestro entorno, podemos llegar a ver y vivenciar, mediante el ejercicio del auto-conocimiento y la meditación, que esas cualidades que tanto anhelamos están envueltas en nuestro interior.


Luego de vadear ríos de montaña y/o cruzar delicadas pasarelas colgantes, de subir el des-nivel con una considerable carga durante todo el día, llegar a un Refugio en un bosque, cerca de un arroyo de aguas cristalinas, con la vista cercana de los picos nevados, produce una in-descriptible sensación de paz, alivio y bienestar: ya se pre-siente el calor espiritual del fuego compartido.

Si bien un camino espiritual puede y suele empezar buscando algo, alguien o un lugar dónde refugiarse frente a las contingencias de la vida, la soledad y el dolor que ya son in-soportables, también  a veces, y sin negar el sufrimiento, todo puede empezar  cuando surgen las preguntas esenciales que todo buscador de las verdades más profundas se hace: el por qué de la creación, el sentido último  de la vida, etc.

Y toda posible respuesta lleva implícita una nueva pregunta en un ciclo interminable: el Conocimiento igual que la Evolución  son infinitos. Y las enseñanzas espirituales también evolucionan de acuerdo a la época, las necesidades del hombre y según el Plan. La sabiduría consiste en llevar a la práctica en sentimiento, pensamiento, palabra y acción aquel Conocimiento en la medida de lo ya adquirido o re-conocido (vuelto a pasar por el corazón).

"Si llegar a conocer tu propia existencia te hace dichoso, es natural anhelar penetrar en los demás misterios de la vida: tanto humanos como de los animales, los árboles, las estrellas.......El temor a la muerte desaparece al entrar en contacto con uno mismo, con la existencia, nuestro hogar. Cuanto más conozcas la existencia, más protegido te sentirás, más dichoso, más serás.......Y entonces podrás dar y recibir amor, porque lo tendrás." Annick de Souzenelle

Encontrar respuestas afuera que no dejan de sorprendernos, enriquecer nuestras vidas, ampliar nuestra perspectiva  y renovar nuestro espíritu no implica dejar de observar  nuestro propio trabajo, disciplina y  crecimiento interior, las verdades que como tales resuenan en nuestro interior, si no son experimentadas se convierten en simple conocimiento teórico o erudición. Y negarlas sería como arrojar un boomerang que in-evitablemente se volverá en contra nuestra.

La sensación de no encontrarle un sentido profundo a la vida; no saber nuestra verdadera vocación o misión; no escuchar o ignorar la voz interior que nos habla de nuestros anhelos, pensamientos y sentimientos más íntimos:  nuestra mayor verdad; el dolor físico y mental a causa de una enfermedad; la aflicción por la muerte de familiares y amigos y con el paso de los años por la propia muerte; el ciclo interminable de los deseos, que satisfechos o no, siguen generando nuevos deseos y necesidades; el apego, que trae como consecuencia el egoísmo y el sufrimiento al comprobar la im-permanencia de todas las cosas. Buscar en definitiva un lugar en el mundo; son vivencias que, más o menos y en diferentes etapas, todos experimentamos.

Hay quiénes prefieren ni hablar de estos temas, por las apariencias, se podría pensar en conciencias dormidas. Hay quiénes sí tienen cierta conciencia, pero eligen no meditar ni profundizar en ellos, permaneciendo en un estado de tranquila desesperación. Estos dos estados del ser finalmente suelen producir más sufrimiento, como ansiedad y/o graves conflictos internos, cuando no, se manifiestan  como enfermedad: "La enfermedad como camino".

Y hay quiénes percibiendo las limitaciones, las ilusiones y los condicionamientos del ego y la personalidad, buscan respuestas profundas al sentido de la propia existencia en nuestra esencia y verdadero hogar (altar) en el mundo: nuestro ser interior, alma o conciencia trascendente.


No se trata de buscar sin pausa la santidad ni la iluminación, estas llegarán en esta vida o después de muchas otras, no lo sabemos. Pero una vez despertados y vivenciados el amor, la compasión y el sentimiento de Unidad que nacen del corazón, y no de la razón, todo conocimiento y crecimiento interior dejan de ser un asunto personal y se dedican al beneficio de todos.


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