8/7/13

En armonía con el Cielo y la Tierra


Si tuviéramos presente la situación en general adversa, la in-comprensión, la indiferencia y a veces la hostilidad que debieron afrontar  los grandes maestros de la humanidad, podríamos entonces re-conocer nuestra propia ignorancia y rigidez física y mental (lo contrario de la flexibilidad que propone el Tao) como el rechazo a toda forma de vivir que no encaje en nuestra estructura de hábitos de pensamientos (lo peor de todo es cuando es así aún sabiendo que se trata de algo bueno, superior y verdadero).

Un primer interrogante, que por presentarse amenazante para la cordura o normalidad de entrada ya produce rechazo para la mente del hombre occidental, racional y lineal que intenta abordar la sabiduría del Tao, es la idea del no-pensar, y si le agregamos la posibilidad del no-hacer, opuesto al modelo consumista de producir cada vez más cosas artificiales y de manera más eficiente, entramos en la categoría de las cosas o principios que suelen etiquetarse como impracticables.

Solo se puede ir contra las pautas establecidas como modelos o reglas, o el mismo sentido común, desde una posición de sabiduría fundamentada en la sencillez transparente y creativa, la inteligencia, el amor a la verdad y a la humanidad y la propia experimentación como ejemplo de vida. Y la  verdad del Tao, como la de todos los caminos verdaderos, solo se puede comprender completamente cuando es vivenciada y no cuando es argumentada, pensada o intelectualizada.

Los sabios taoístas no hablaban de  des-apego como sí lo hicieron otras tradiciones como el cristianismo con otras palabras, y especialmente el budismo, pero está implícito: no se puede concebir un fluir espontáneo y libre como el agua, y al mismo tiempo estar atado a infinidad de cosas,  pensamientos y personas.

¿Qué es el Tao, qué etiqueta otorgarle: Dios, una filosofía, una religión o una forma de ser y experimentarse unido a todo lo que hay? En este camino no se habla de Dios y cuando se menciona la palabra es en el sentido de Vida o Esencia de Vida, se puede integrar todo eso en una síntesis Superior.

En el fondo de todas las tradiciones espirituales subyace el misterio: ¿Qué es lo Absoluto, lo Incognoscible? ¿Quién puede hablar de Dios? Cualquier cosa que se pueda decir sobre El, eso no es Dios. De aquí que toda abstracción, concepto o elaboración mental sobre el Tao nunca será el verdadero Tao. Una aseveración con énfasis que es característica de este camino y que por otro lado podría ser extensiva a todos los demás.


En el desarrollo budista sobre la Perfección de la Sabiduría en Una Sola Letra, sería igual a NO. Para cualquier cosa que se piense o crea para intentar  describir el mundo, hay que ante-poner la palabra No. Por mucho que se explique el Universo, la Realidad no es eso. La Perfección de la Sabiduría trata de romper  pre-conceptos sobre todas las cosas, nos dice que son sólo engaños o ilusiones, descripciones convencionales, no la Verdad de la Realidad. 

Desde un punto de vista filosófico-racional-discursivo resulta muy extraño, por no decir incomprensible, la idea de no- pensar; en principio sería como ir a contra-mano de los grandes filósofos y pensadores griegos considerados los padres de nuestra cultura y quienes llevaron la lógica, la dialéctica y el pensamiento hasta el más elevado pedestal.

Y si bien es una actitud que no conviene promover ante el miedo generalizado de abandonar la razón y las pautas establecidas y no saber a qué aferrarnos, por otra parte no es algo tan exageradamente inusual como podría parecer a primera vista, hablamos de otra lógica, no lineal, otra manera de ser y de ver.

Hay actividades o trabajos, y no necesariamente se trata de ser místico, poeta, músico o pintor, donde por momentos se puede vivenciar este no-pensar, desde una adecuada disposición anímica y concentración y con un profundo sentimiento de unión con lo que se está haciendo es cuando se puede llegar a percibir que el ego no controla, uno es y está en plena sintonía con aquello que hace (y también se puede dar en momentos de no hacer nada).

El Tai-chi que practicaban los monjes taoístas, además de un arte marcial concebido como auto-defensa y para proteger el templo en la época de las  grandes guerras internas, y de un ejercicio interno y externo, es también  una meditación en movimiento para soltar amarras y derramarse en el más profundo vuelo.

Ante el natural y espontáneo fluir, el pensamiento surge como una anomalía, algo que in-terrumpe el libre flujo de la corriente; es como si la corriente de un río en algún punto se detuviera para pensar: ¿Por dónde me convendría seguir? 

No se trata de pensar en no-pensar sino en ver y vivenciar lo que es y no lo que uno piensa (quiere, desea o espera) que es. Como en el budismo, el dragón de la impermanencia que recuerda lo cíclico y transitorio de la naturaleza y la vida humana cabalgando sobre el viento sobre-vuela el camino del Tao.

El vacío del que hablan taoístas, budistas e hinduístas, no es una suerte de agujero negro como la nada ni algo parecido a sostener una mente en blanco, sino que es un vacío vivo, pleno de contenidos que nada tienen que ver con la ignorancia, las actitudes y pensamientos limitados del ego: el no-ser es el Ser verdadero.

Los maestros taoístas asociaban el pensar con el hacer, desde que surge el pensamiento aparece la necesidad de hacer algo y también la ansiedad, la ambición, el miedo, la frustración, la enfermedad y el sufrimiento. En el no- hacer radica el no forzar nada, el no resistirse a lo que fluye y es, el ser Uno con el Todo, y entonces por el no-hacer todas las cosas se hacen naturalmente.

Ejercitar el no-pensamiento
y seguir el no-camino de la meditación,
es el primer paso para empezar a comprender
el Tao.

No vivir en ninguna parte
y no apoyarse en nada
es el primer paso para descansar en el Tao.

Empezar desde ninguna parte
y no seguir camino alguno
es el primer paso para alcanzar el Tao.

...No estamos ni siquiera cerca de la verdad,
dado que tenemos las respuestas.

(Fragmento de "Cuando el Conocimiento se fue al norte", Chuang Tzu).


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