10/7/14

Yo robot II (razón y consciencia)

La pretensión del hombre de un racionalismo absoluto lo lleva  al extremo de la irracionalidad, a la robotización de la vida donde no existen la integridad, el amor al prójimo y a la Tierra que nos sustenta, un estado-elección que finalmente solo puede producir  alienación. 

A  diferencia de los demás reinos el ser humano desarrolló una consciencia de sí mismo y como una bendición posee una ilimitada posibilidad de elevación interior, aunque este último don por lo común permanezca dormido.

Ser consciente de uno mismo implica en principio ser consciente de los demás y todo lo que hay que debiera promover un sentimiento y una actitud concreta de fraternidad y unidad, pero esto no funciona así cuando se quiere llevar al ego, por medio de la razón mecánica, al  pedestal de la omnisciencia y la omnipotencia.

Hay una diferencia sustancial entre ego e individuación. Habiendo internalizado nuestro origen y destino comúnes como humanidad podemos vivenciar amor y compasión por otro, sentirnos uno con él, ayudarlo y acompañarlo, pero no podemos vivir su vida decidiendo por él.  La paradoja es que cada ser es único, in-divisible, y tanto resolver el propio karma como la realización plena-espiritual, son trabajos in-dividuales. 

El ego divide, separa, piensa solo en sí mismo, en su propio bienestar y aun nadando en la abundancia busca cómo tener más de lo que sea, a pesar de las condiciones y carencias en que viven y sufren los demás.

Es un hecho que no somos conscientes de una gran parte de lo que pensamos, decimos y hacemos porque funcionamos con el piloto automático. Razonar sobre algo no significa ser plenamente consciente de eso, por otra parte somos conscientes, o padecemos, de una gran cantidad de contenidos-fijaciones que son  ficciones porque son tamizados y distorsionados por  ataduras-condicionamientos propios, familiares y sociales-culturales. El efecto más profundo y negativo de estas influencias es impedir el vuelo de la Consciencia de la Verdad.

Si bien el hecho de ser consciente es importante y a veces imprescindible para ciertas actividades, por sí mismo no significa una mayor apertura o perspectiva de la vida. Para que algo pueda ingresar a la consciencia debe ser aprobado por la estructura que rige el pensamiento consciente; de ahí surge que hay grados de consciencia-libertad o despertar como los hay en la  iniciación y el sentido profundo o esotérico de ciertos  conocimientos  espirituales que no significan secretos sino que no son comprensibles para todos.

Las ilusiones de la consciencia del ego (personal, social) tienden a racionalizar y/o negar la realidad y  la consciencia sobre el hombre verdadero-universal, es decir sobre el sentido de la vida que trasciende los fines egoicos y nos habla de Unidad. 

El vacío, el no-pensar y el no-hacer llevando una vida simple y natural de la tradición oriental  aluden a soltar, des-programar y des-contaminar la mente y el corazón para no generar más karma ni sufrimiento ni para uno mismo ni los demás y así vivenciarse siendo Uno con el Todo. Conceptos in-comprensibles, imposibles y/o irracionales para la mentalidad occidental y la filosofía racional-utilitaria.

Decía Erich Fromm sobre el bienestar que: “Es estar de acuerdo (en comunión) con la naturaleza del hombre”. Aquello en lo que el hombre enfoca su mayor atención y despliega su mayor energía, eso se constituye en  su naturaleza y su religión. De esta decisión-elección primaria depende todo lo demás, incluso la salud y la enfermedad, ya que responde a la pregunta esencial sobre el sentido de la vida.

Desde la psicología académica para Freud y los discípulos que siguen su línea de pensamiento hasta hoy el in-consciente contiene todo lo reprimido, malo, in-confesable por transgredir las pautas de conducta personales y/o sociales, sin embargo para otro gran investigador como Jung el in-consciente contiene la sabiduría y los arquetipos de la humanidad. ¿Quién tiene razón?

La respuesta  de la visión espiritual es que no se trata de reprimir o des-reprimir ni de una re-adaptación social sino de transformar, de elevar lo inferior a lo superior, llevar luz donde hay oscuridad-ignorancia.  Lo no-conocido, velado o no-recordado incluyendo la vivencia espiritual de completud, supera ampliamente lo conocido; en este sentido hacer consciente lo des-conocido o in-consciente no solo es una forma de empezar a sanar sino un nuevo nacimiento y el principio del Despertar.

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