13/5/10

Conociéndonos II: sobre las tendencias que traemos al nacer

“Olvidé casi toda la enseñanza que mis maestros sacaron de sus libros, pero recuerdo muy bien todo lo que me enseñaron fuera de sus manuales.” Mahatma Gandhi

Nacemos con ciertas características individuales, que se manifiestan como tendencias a lo largo de la vida y que siempre de alguna manera intentarán realizarse en la medida que las re-conozcamos y/o les permitamos ser.

Seria muy favorable para nuestro crecimiento interior dejarlas fluir para perfeccionarlas y vivirlas positiva e intensamente, pues representan nuestras aptitudes y habilidades, la manera de relacionarnos con los demás y con la vida, aquellos aspectos que hemos desarrollado en otras vidas y lo que aún nos falta desenvolver en esta, nuestro grado de evolución y conexión con lo espiritual y en definitiva nuestra misión en esta vida.

Hay quienes pueden seguir y experimentar en forma espontánea y natural al menos algunas de estas tendencias, como por ejemplo la capacidad innata para enseñar y ser un maestro. Pero para una gran mayoría, las cosas no se presentan tan fáciles pues no se conocen, no afloran tan fácilmente a la conciencia; y entonces se transita por un proceso a veces interminable de búsqueda y de pruebas, de ensayo y error. Un ejemplo muy común se presenta a la hora de elegir la vocación.

Y entonces no hay otra salida más que comenzar un sincero y profundo trabajo de auto-conocimiento y meditación, buscar la orientación de un Maestro, o recurrir a una disciplina que nos ayude a encontrar nuestros propios recursos para esta vida.

Algunos aspectos que traemos, como la personalidad, a veces aluden a deficiencias que es preciso trabajar para mejorar, y otros indican un enorme potencial que como un Regalo Divino solo es necesario manifestar.
Si los conocemos y comprendemos podemos trabajar con ellos con un sentido de crecimiento interior, de otra manera quedarán como recursos propios no aprovechados ni realizados, con consecuencias nunca bien comprendidas.

Si podemos considerar como primera y última vocación de todos el despertar y desarrollo interior, hay muchas maneras de realizarlo según las propias aptitudes innatas: siguiendo una disciplina espiritual; sintiendo la presencia de Dios en el interior; a través del dar sin condicionamientos; mediante la plegaria y la intuición; mediante el ejercicio, el cuidado y la sanación del cuerpo; siguiendo un profundo proceso de interiorización para conectar con el propio ser; elevarse a sí mismo y a los demás mediante el fortalecimiento del aura; la apertura y armonización de los chacras; etc.; o más bien una integración o combinación de ellas.

El conocimiento y activación de los propios recursos como un medio para el desenvolvimiento interior y la realización plena de la vida representan mucho más que un simple ejercicio intelectual, pues originan profundas influencias en todos los planos del ser.

Ocurre que ciertas aptitudes o capacidades, consideradas como energía potencial, y que algunos poseen como un designio, por ejemplo la de poder elevarse a sí mismo y elevar a los demás, tienen una fuerza tan poderosa que si no se canalizan y llevan a la práctica, si se ignoran o rechazan, tarde o temprano se volverán en contra nuestra, siendo causa de graves conflictos interiores y/o enfermedad.

No hay comentarios: