6/3/16

Los amantes del País Espiritual



No alcanza con conocer, también hay que sentir y de la vivencia del conocimiento y el sentimiento surge la sabiduría. “Un gran amor es hijo de un gran saber. Y el que no quiere saber, no aprenderá jamás a amar en el sentido verdadero de la palabra”. Leonardo da Vinci.

Existe una teoría filosófica-materialista que desarrollaron algunos ilustrados en el siglo XIX y aun hoy día muy arraigada según la cual “Puede que exista vida después de la muerte, pero, ¿por qué inquietarse por eso ahora?”. "Si nos ocupamos aquí y ahora de lo que el mundo nos ofrece, sin pre-ocuparnos por lo que vendrá después de la muerte, nada podemos perder: si el Más Allá puede ofrecernos algo, entonces ya lo veremos a su tiempo"

A partir de esta visión de la vida los hombres crearon razonamientos del tipo: “Las Escrituras no son fuente de inspiración para que una persona desperdicie su vida al servicio de un dios fabricado por una tribu de pastores” o “Frente a la invención de Dios lo más beneficioso es abandonar la superstición y vivir mejor la única vida que tenemos. No hay otra vida.”

Por otra parte ¿Es casualidad que haya tantos escépticos y que, al menos en nuestro país, cada año sea más notoria la ausencia de candidatos dispuestos a seguir el seminario que lleva al sacerdocio de la Iglesia Católica? No, no es casualidad, es causalidad, un tema que da para extenso desarrollo.

El llamado progreso no nos lleva en general a vivir una vida más simple sino que nos crea más necesidades, así hay quienes no están dispuestos a hacer nada más que lo estrictamente necesario para cumplir con sus deberes u obligaciones materiales: “Llevo una vida muy complicada con muchas presiones y entonces prefiero dejar para otra vida el desarrollo espiritual”.

Pensar que por el solo hecho de des-encarnar vamos a aprender y vivenciar en el Cielo las más elevadas verdades espirituales es una falacia. Es la Ley de la Vida y nuestro destino común: si no nos preparamos y nos abrimos desde aquí al mundo espiritual, nuestro paso por el Mas Allá será muy pobre y limitado. Nos encontraremos perdidos y nos sentiremos aislados, in-capaces de comprender y recibir las enseñanzas que los grandes seres espirituales siempre están dispuestos a dar.

Al no contar con una cierta base sólida espiritual ya adquirida en la vida terrestre, en su ignorancia-debilidad el ser está siempre expuesto a recibir la luz distorsionada por las Potencias del Señor Tenebroso y a sufrir las consecuencias nefastas en su próxima vida.

De esta manera nos perdemos la maravillosa oportunidad de acceder a los mundos superiores y así de enriquecer y fortalecer nuestra in-dividualidad espiritual que llamamos alma, para luego re-nacer en la Tierra con nuevos aires. Entonces volveremos con nuestro Karma, en el mejor de los casos igual, sin haber crecido nada, y esta secuencia se repetirá una y otra vez, indefinidamente, hasta que aprendamos la lección y nos decidamos a cambiar de elección.

Los planetas no están dibujados para embellecer el cosmos a la mirada de los humanos, cada uno cumple una función, posee una Jerarquía en la Evolución y permanece bajo la influencia de una Entidad espiritual. Lo que se aprende en un mundo no puede aprenderse en otro y si estamos en la Tierra es porque solo aquí podemos incorporar lo que necesitamos. Y así cuando la humanidad después de eones haya completado en su mayoría su misión en la Tierra, pasará a otra esfera necesaria para continuar su evolución.

Habiendo pasado por varios mundos o etapas y ya soltados los condicionamientos, impresiones y la personalidad de la vida anterior, es decir que ya atravesó la esfera Solar logrando la comprensión de todos los caminos religiosos, el alma preparada puede acceder al llamado País Espiritual. Una de las regiones  más elevadas a las que  puede aspirar y en la cual  se impregna de sus cualidades. Aquí el ser humano puede contemplar en vivo los Arquetipos espirituales de todo lo que hay en la Tierra, experimentar la unidad con Todo y re-conocer  que su ser verdadero pertenece al Mundo Espiritual.

Por medio de la sabiduría el ser humano puede incorporar desde su vida en este mundo conocimientos superiores y vivenciar la Unidad con todas las cosas, que muchos otros no podrán adquirir siquiera en el Mas Allá.

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