No alcanza con conocer, también hay que sentir y de la vivencia del
conocimiento y el sentimiento surge la sabiduría. “Un gran amor es hijo de un
gran saber. Y el que no quiere saber, no aprenderá jamás a amar en el sentido
verdadero de la palabra”. Leonardo da Vinci.
Existe una teoría filosófica-materialista que desarrollaron algunos ilustrados en el siglo XIX y
aun hoy día muy arraigada según la cual “Puede que exista vida después de la
muerte, pero, ¿por qué inquietarse por eso ahora?”. "Si nos ocupamos aquí y
ahora de lo que el mundo nos ofrece, sin pre-ocuparnos por lo que vendrá
después de la muerte, nada podemos perder: si el Más Allá puede ofrecernos
algo, entonces ya lo veremos a su tiempo"
A partir de esta visión de la vida los hombres crearon razonamientos
del tipo: “Las Escrituras no son fuente de inspiración para que una persona
desperdicie su vida al servicio de un dios fabricado por una tribu de pastores”
o “Frente a la invención de Dios lo más beneficioso es abandonar la
superstición y vivir mejor la única vida que tenemos. No hay otra vida.”
Por otra parte ¿Es casualidad que haya tantos escépticos y que, al menos en nuestro país, cada año sea más notoria la ausencia de candidatos dispuestos a seguir el seminario que lleva al sacerdocio de la Iglesia Católica? No, no es casualidad, es causalidad, un tema que da para extenso desarrollo.
Por otra parte ¿Es casualidad que haya tantos escépticos y que, al menos en nuestro país, cada año sea más notoria la ausencia de candidatos dispuestos a seguir el seminario que lleva al sacerdocio de la Iglesia Católica? No, no es casualidad, es causalidad, un tema que da para extenso desarrollo.
El llamado progreso no nos
lleva en general a vivir una vida más simple sino que nos crea más necesidades,
así hay quienes no están dispuestos a hacer nada más que lo estrictamente
necesario para cumplir con sus deberes u obligaciones materiales: “Llevo una
vida muy complicada con muchas presiones y entonces prefiero dejar para otra
vida el desarrollo espiritual”.
Pensar que por el solo hecho de des-encarnar vamos a aprender y
vivenciar en el Cielo las más elevadas verdades espirituales es una falacia. Es
la Ley de la Vida y nuestro destino común: si no nos preparamos y nos abrimos
desde aquí al mundo espiritual, nuestro paso por el Mas Allá será muy pobre y
limitado. Nos encontraremos perdidos y nos sentiremos aislados, in-capaces de
comprender y recibir las enseñanzas que los grandes seres espirituales siempre están
dispuestos a dar.
Al no contar con una cierta base sólida espiritual ya adquirida en la
vida terrestre, en su ignorancia-debilidad el ser está siempre expuesto a recibir la luz
distorsionada por las Potencias del Señor Tenebroso y a sufrir las
consecuencias nefastas en su próxima vida.
De esta manera nos perdemos la maravillosa oportunidad de acceder a los
mundos superiores y así de enriquecer y fortalecer nuestra in-dividualidad
espiritual que llamamos alma, para luego re-nacer en la Tierra con nuevos aires. Entonces
volveremos con nuestro Karma, en el mejor de los casos igual, sin haber crecido
nada, y esta secuencia se repetirá una y otra vez, indefinidamente, hasta que
aprendamos la lección y nos decidamos a cambiar de elección.
Los planetas no están dibujados
para embellecer el cosmos a la mirada de los humanos, cada uno cumple una función, posee una Jerarquía en la Evolución y permanece bajo la influencia de una Entidad espiritual. Lo que se aprende en un mundo no puede aprenderse en otro y si
estamos en la Tierra es porque solo aquí podemos incorporar lo que necesitamos.
Y así cuando la humanidad después de eones haya completado en su mayoría su misión
en la Tierra, pasará a otra esfera necesaria para continuar su evolución.
Habiendo pasado por varios mundos
o etapas y ya soltados los condicionamientos, impresiones y la personalidad de la vida anterior, es decir que ya atravesó la esfera Solar logrando la comprensión de todos los caminos religiosos, el alma preparada puede acceder al llamado País
Espiritual. Una de las regiones más
elevadas a las que puede aspirar y en la
cual se impregna de sus cualidades. Aquí
el ser humano puede contemplar en vivo
los Arquetipos espirituales de todo lo que hay en la Tierra, experimentar la
unidad con Todo y re-conocer que su ser
verdadero pertenece al Mundo Espiritual.
Por medio de la sabiduría el ser humano puede incorporar desde su vida
en este mundo conocimientos superiores y vivenciar la Unidad con todas las
cosas, que muchos otros no podrán adquirir siquiera en el Mas Allá.
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