“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”.
Goethe
Decía Einstein: “Hay dos cosas
infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”.
Si hay algo que iguala a hombres y mujeres en palabras de la escritora Mary
Anne Evans es que “Ambos comparten una misma naturaleza: la estupidez. Y ambos
tienen idéntico derecho a ser estúpidos”.
De la personalidad femenina es un mito aún hoy aceptado por hombres y mujeres que por su mismo género
las mujeres son, o deben ser de alguna manera tontas: “Una mujer amablemente estúpida es una bendición del cielo”
(Voltaire). De esta creencia se deduce fácilmente que el hombre debe ser entonces el gran responsable que debe cargar sobre
sus hombros de buena gana y sin quejarse el peso del mundo.
Re-conocer en uno mismo defectos y virtudes, saber y ser responsable, poder responder, de los propios actos y sus consecuencias es una conducta de integridad que está mas allá de la distinción de los sexos.
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Re-conocer en uno mismo defectos y virtudes, saber y ser responsable, poder responder, de los propios actos y sus consecuencias es una conducta de integridad que está mas allá de la distinción de los sexos.
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Sobre las relaciones mucho se habla de
machismo y feminismo, pero lo cierto es que los hombres son como son porque las
mujeres son como son, y viceversa, es decir requerimientos y expectativas de
unos y otras están basados en el grado de crecimiento y libertad interiores y en la medida
que han realizado y armonizado en sí mismos sus aspectos masculinos-femeninos.
Desde la perspectiva de las energías,
todo en el universo funciona en polaridad en equilibrio, como principio básico de la vida el
ser humano recibe energías del Cielo o masculinas y de la Tierra o femeninas. El planeta no es solamente el hogar que nos cobija, nuestro cuerpo es parte. Todos estamos constituidos por ambas energías, por lo común con
predominio de alguna de ellas lo que determina en principio una forma de ver y de ser.
Desde el punto de vista esotérico la
energía primordial de la mujer es de tipo mental, parte de su cerebro, mientras que la del hombre
surge en sentido inverso, del centro sexual. De ahí que en la relación
sexual la mujer debe poder bajar su
energía hacia los órganos sexuales.
Y así como el hombre fecunda
físicamente a la mujer en la procreación quien debe llevar adelante el embarazo, la mujer fecunda-inspira al hombre en cuanto al plano mental de las ideas-creaciones y es el
hombre quien las lleva adelante y las materializa en el mundo.
Las energías que recibimos y poseemos
determinan cualidades que nada tienen que ver con mandatos, costumbres o
condicionamientos sociales-culturales. El equilibrio y la armonía en todos los
aspectos de la vida surgen cuando aceptamos, asumimos y expresamos los dos
polos de energía y es entonces cuando somos Uno con el Cielo y la Tierra.
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