22/4/14

Naturaleza humana: hombre y mujer

“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”. Goethe

Decía Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Si hay algo que iguala a hombres y mujeres en palabras de la escritora Mary Anne Evans es que “Ambos comparten una misma naturaleza: la estupidez. Y ambos tienen idéntico derecho a ser estúpidos”.

De la personalidad femenina es un mito aún hoy aceptado por hombres y mujeres que por su mismo género las mujeres son, o deben ser de alguna manera tontas: “Una mujer amablemente estúpida es una bendición del cielo” (Voltaire). De esta creencia se deduce fácilmente que el hombre debe ser entonces el gran responsable que debe cargar sobre sus hombros de buena gana y sin quejarse el peso del mundo.

Re-conocer en uno mismo defectos y virtudes, saber y ser responsable, poder responder, de los propios actos y sus consecuencias es una conducta de integridad que está mas allá de la distinción de los sexos.
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Sobre las relaciones mucho se habla de machismo y feminismo, pero lo cierto es que los hombres son como son porque las mujeres son como son, y viceversa, es decir requerimientos y expectativas de unos y otras están basados en el grado de crecimiento y libertad interiores y en la medida que han realizado y armonizado en sí mismos sus aspectos masculinos-femeninos.

Desde la perspectiva de las energías, todo en el universo funciona en polaridad en equilibrio, como principio básico de la vida el ser humano recibe energías del Cielo o masculinas y de la Tierra o femeninas. El planeta no es solamente el hogar que nos cobija, nuestro cuerpo es parte. Todos estamos constituidos por ambas energías, por lo común con predominio de alguna de ellas lo que determina en principio una forma de ver y de ser.

Desde el punto de vista esotérico la energía primordial de la mujer es de tipo mental, parte de su cerebro, mientras que la del hombre surge en sentido inverso, del centro sexual. De ahí que en la relación sexual la mujer debe poder bajar su energía hacia los órganos sexuales.

Y así como el hombre fecunda físicamente a la mujer en la procreación quien debe llevar adelante el embarazo, la mujer fecunda-inspira al hombre en cuanto al plano mental de las ideas-creaciones y es el hombre quien las lleva adelante y las materializa en el mundo.

Las energías que recibimos y poseemos determinan cualidades que nada tienen que ver con mandatos, costumbres o condicionamientos sociales-culturales. El equilibrio y la armonía en todos los aspectos de la vida surgen cuando aceptamos, asumimos y expresamos los dos polos de energía y es entonces cuando somos Uno con el Cielo y la Tierra.

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