“Cuánto darías por tener una mirada que se asome dentro de tu soledad. Cuánto
desearías que por las noches una estrella fuera tuya para poder conversar...
cuánto desearías escribir una poesía que explicara más tu forma de sentir.”
(Litto Nebbia)
Se puede vivir dormido o soñar despierto, soñar es
también re-cordar, meditar y buscar lo esencial en las verdades más profundas.
¿Crees que un mundo mejor es posible, empezando por
uno mismo y su morada? ¿Eres de los que siempre aspiran a vivir los sueños
íntimos más hermosos por sobre las conveniencias materiales o sociales?
¿Sientes que tu mundo interior es tu mayor riqueza y que nadie ni nada te lo
podrá arrebatar? ¿Crees que se puede vivir en resonancia armónica con todo lo
que hay? Entonces tal vez seas uno de los llamados pobres e ingenuos soñadores,
bienvenido al Club porque solo no estas.
Como soñador se suele experimentar soledad,
in-comprendida para los demás como una in-diferencia que lo va a perseguir,
pero es en esta misma soledad meditativa que se pueden encontrar momentos de
plenitud y creatividad para abrir la mente y el corazón a posibilidades
infinitas.
“Puede ser una filosofía de vida muy interesante pero
es im-practicable en este mundo, no es real, hay que adaptarse y bajar a la
realidad: el trabajo, la familia, la estabilidad, el progreso material, las
obligaciones sociales, los paradigmas, etc.” “En definitiva soñar es fácil, no
cuesta nada” Es el discurso que suelen invocar, a veces con cierta envidia
agazapada, los no-soñadores.
Y con algunas variantes y sutilezas es el mismo
discurso que han escuchado inventores, científicos, artistas, maestros,
deportistas, etc., todos aquellos que con amor, voluntad, perseverancia y arduo
trabajo para realizar sus sueños, han podido soltar la realidad, despegarse de
los condicionamientos propios y ajenos para poder volar en beneficio de toda la
humanidad.
¿Qué es un hombre sin sueños?” “La imaginación es tan
importante como el conocimiento”, (A. Einstein).
“Desarrolla sueños personales y encuentra una causa
más grande que ti mismo. Convierte una visión grande en una misión y terminara
siendo una bendición” (Anónimo).
El concepto realista en principio se opone al de
soñador, pero solo en apariencia. Por cierto que un sueño puede ser una ilusión
pero no es menos cierto que una realidad
también, de hecho la propia realidad, igual que los sueños, son una
construcción individual.
Por otra parte si bien el termino ilusión en su
acepción más usual y negativa alude a engaño, ficción o quimera, la verdad es
que también significa confianza y esperanza, como en todas las cosas todo
depende de la perspectiva.
La diferencia más notable entre un realista y un
soñador es que el primero solo puede ver su realidad como la única posible,
mediante la negación justifica, adapta y sostiene sus creencias, su fe y
confianza se basan en la dependencia exclusiva de lo ya establecido, de algo o
alguien exterior, mientras que el soñador puede trascender su propia realidad
y, con fe y confianza en si mismo, ser y hacer cosas imposibles para la
percepción del realista.
“La fe ha de ser la corroboradora de la imaginación,
pues por la fe se establece la voluntad… En todas las obras mágicas, es
requisito indispensable la firmeza de voluntad… Cuando las artes no tienen
reglas fijas y ciertas, es porque los hombres no saben imaginar ni creer en el
resultado eficaz de lo que imaginan”. Paracelso
Imaginar es idear, inventar, crear, forjar, concebir;
la imaginación, que trasciende la razón y la mente mecánica del realista, es
uno de los aspectos más elevados que puede desarrollar el hombre. Como atributo
divino solo basta con contemplar la belleza, el orden y la armonía en el
di-seño del universo.
“Si pudiera ver algo…
tu puedes ver todo lo que quieras.
Si pudiera ser alguien…
tu puedes ser cualquier persona, celébra.
Si pudiera hacer algo…
bien que puedes hacer algo.
Si pudiera hacer lo que sea…
bien que puedes hacer algo fuera de este mundo.”
(Dreamer, Supertramp)
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