“Ser talentoso con respecto a los preceptos e ignorante de
las experiencias espirituales que derivan de su aplicación, es parecerse al
rico que perdió la llave de su tesoro” (Budismo tibetano).
¿Cuántas veces nos
preguntamos cúal es la realidad o verdad de una determinada situación? o ¿Quién
miente o está equivocado y quién está en lo cierto?
En nuestro plano humano, es decir en el terreno de la relatividad y la dualidad, sumados al orgullo y la necesidad narcisista de estar siempre en lo cierto (ser dueño de la verdad), prácticamente cualquier cosa puede ser argumentada y razonada para ser levantada como realidad-verdad.
En nuestro plano humano, es decir en el terreno de la relatividad y la dualidad, sumados al orgullo y la necesidad narcisista de estar siempre en lo cierto (ser dueño de la verdad), prácticamente cualquier cosa puede ser argumentada y razonada para ser levantada como realidad-verdad.
Así sucede que la existencia de distintos
puntos de vista sobre un tema no
significa necesariamente que unos sean falsos y otros verdaderos, las diferencias suelen deberse a la perspectiva
o ángulo de visión. Cuanto más elevada sea la perspectiva mayor será el campo de visión.
Si podemos admitir en principio que nuestra vida es
condicionada-contaminada por un conjunto de ingredientes que ya traemos y otros muchos que incorporamos como los familiares, sociales,
culturales,etc., que forman nuestra capacidad de comprensión y/o
grado de consciencia, entonces también debemos re-conocer que no puede existir
una sola realidad. Es la lógica de la ilusión.
Lo que llamamos realidad y los fenómenos son productos-proyecciones-apariencias (el Sueño de la Ignorancia) de nuestra mente mutable e in-estable que desde la
ciencia espiritual es a su vez una emanación o reflejo muy distorsionado de la
Mente Unica, dónde todo es Unidad, en otras palabras la única
Realidad o Verdad es la Mente.
Aún el hombre más ignorante como micro-cosmos no puede
separar su mente del macro-cosmos, la
Gran Mente Universal ya que como esencia o partícula divina subyace en su
interior y en definitiva lo sustenta. Si podemos visualizar, como lo viene
haciendo cada vez más la ciencia de las partículas y como lo afirman las
enseñanzas espirituales desde los tiempos más remotos, que todo es Mente (o
todo es energía-espiritual), podemos llegar a comprender que todo lo que hay no tiene
existencia inherente, es un producto o efecto de Aquella.
Viéndolo como dos aspectos complementarios dentro de la
Creación, es decir de una misma Realidad, finalmente no hay distinción entre materia y
espíritu o entre Cielo y Tierra (la Dualidad Ultima). A diferencia del científico que registra sus descubrimientos y luego
regresa a su vida diaria sin más o el erudito que solo ostenta su caudal de
conocimientos, el yogui la utiliza en su vida práctica todos los días, es
decir vive en armonía sintiéndose unido con el Todo.
Siendo seres portadores de la chispa divina no re-conocer o rechazar la Sabiduría Espiritual y su
Realidad para seguir en la ignorancia
sería como morir de sed a la orilla de un gran lago o volver con las manos
vacías de una tierra rica en piedras preciosas.
El problema entonces no está en lo material (después de todo y por algo
vivimos en este plano) sino en la ignorancia
de la mente humana, creyendo que es la única realidad y considerando así el
efecto como causa. El apego produce que
la prosperidad mundana no sea
amiga del desarrollo espiritual-integral. Por otro lado dejarse encantar y ser
arrastrado por las pasiones terrenales para llegar a la des-ilusión y el
sufrimiento sirve a veces como el único medio para luego volcarse a la
Sabiduría, ver el sin-sentido, la no-realidad y terminar con ellas.
Ya sea que se utilice
la palabra des-apego o renuncia, lo cierto es que todos los caminos de
crecimiento interior coinciden en la necesidad e importancia de soltar
ataduras y no desperdiciar la preciosa vida humana.
Para vencer la ignorancia se requiere sabiduría que trascienda y libere
las limitadas percepciones de la mente ordinaria que producen la orientación y
principal motivación prácticamente exclusiva hacia el poder y los logros
materiales, la gran alucinación humana.
Sabiduría que no se alcanza solo con la creencia o las buenas intenciones, es imprescindible el esfuerzo y la disciplina
constantes además de una buena dosis de entusiasmo o espíritu de aventura. Además no se puede entrar en la Corriente sin la humildad necesaria
para re-conocer las propias faltas y/o limitaciones.
¡Y el más humilde de todos los seres es aquel que alcanzó la Sabiduría! Sobre
el hecho que los Sabios no se demoran en los placeres de los sentidos ni
prestan atención al encanto de las ilusiones nos dice un precepto
budista-tibetano: “Renuncia a tu cuerpo si quieres vivir”.
Cuando las artes marciales están imbuidas del concepto primordial de espíritu-energía (Tao, Zen) la práctica de sutemi o abandonar el cuerpo, renunciar al ego, es una disciplina esencial y el regreso al estado natural del hombre. El combate es siempre contra uno mismo.
Cuando las artes marciales están imbuidas del concepto primordial de espíritu-energía (Tao, Zen) la práctica de sutemi o abandonar el cuerpo, renunciar al ego, es una disciplina esencial y el regreso al estado natural del hombre. El combate es siempre contra uno mismo.
Según las creencias, podemos seguir esperanzados en tal vez ir al Cielo después
de esta vida mundana para vivenciar
así las bienaventuranzas del Paraíso, pero también podemos elegir Despertar en
este mundo como muchos grandes seres lo hicieron en beneficio de toda la
humanidad, nada ni nadie lo puede decidir por nosotros.
Quien puede ver la realidad de lo que es, las cosas tal como son sin distorsión
ni agregado alguno, sin juzgar ni interpretar, es el ser despierto que purificó
y disciplinó su mente y por extensión sus pensamientos-emociones, su cuerpo y
sus sentidos, librándolos de todo condicionamiento. Es el Hombre Libre que
vivencia, haciendo carne, las palabras de Jesús: “Vivimos en este mundo pero no
somos de este mundo”.
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