26/5/15

¿Esperanza o ilusión?


Según el punto de vista bien pueden parecer  términos diferentes y hasta opuestos pero en un sentido son sinónimos, entre las definiciones de esperanza están la confianza, la creencia y también la ilusión y ésta última a su vez se define como ficción, quimera, engaño pero además como confianza y esperanza.

Es muy sutil la diferencia y muy fácil de confundir una con otra. Ambas aluden al hecho de esperar algo, transmitir esperanza o esperanzar es  dar ánimo, aliento, confortar y siempre se proyecta hacia el porvenir. La ilusión se puede dar en el presente, aunque al visionario suele tildárselo de iluso, en general éste es un tipo cautivado, embaucado y alucinado por las apariencias engañosas.. 

Lo ilusorio es lo que nosotros percibimos como real, pero es in-existente. Cuando la esperanza es abstracta o vaga, es decir no tiene un fundamento sólido o cierto que la sostenga es falsa, y fácilmente se convierte en ilusión-delirio. Tomar una decisión no implica necesariamente llevarla a la practica, puede permanecer indefinidamente como un deseo o una fantasía, es decir como esperanza o ilusión.

En el lenguaje diario usamos la palabra esperanza para expresar buenos deseos en el sentido de aguardar  que algo bueno o beneficioso, por lo común para uno y los más allegados, los hijos, los nietos, etc., ocurrirá en un futuro indeterminado y por medios exteriores.

En este sentido esperar indica a priori una actitud pasiva y preñada de expectativas, algo o alguien, un líder o un salvador nos va a proveer  lo que tanto anhelamos y  creemos merecer, ya sea la felicidad, la paz, la salud o una mejor situación económica, y en el aspecto religioso por qué no una revelación o la misma Iluminación. Así, algunos esperan vivos y otros de cualquier manera.

Así se haga con alegría y por el placer de hacerlo, trabajar en algo  implica obtener un resultado, es importante saber esperar y tolerar pero cuando la paciencia se convierte en resignación no se vive, ni se acepta, el presente y todo se proyecta y posterga hacia el futuro y las esperadas condiciones ideales. 

Si se trata de confianza y creencia primero hay que tener fe en uno mismo. No hay una sola manera de interpretar la fe y una de ellas es voluntad. Así  en lugar de esperar eternamente, conocerse a sí mismo y trabajar  con esfuerzo y entusiasmo para crecer  en sabiduría, es crear y hacerse dueño del propio destino, el mejor ejemplo y la actitud pro-activa que trasciende la esperanza y la ilusión.

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